Johanna Laudani (izq.), creadora de Wokka, junto a dos modelos. - Créditos: Prensa Wokka
Hay que cumplir la Ley de talles. No dar más vueltas con esto. Y quieren se dedican al diseño y confección de ropa deben vender prendas para personas de todos los talles. “El error está en la industria y no en nuestros cuerpos”. Este es el pensamiento de la emprendedora Johanna Laudani, creadora de Wokka, con quien coincidimos.
Johanna cuenta que la empresa nació en 2016, pero fue durante la pandemia que sus ventas online crecieron exponencialmente, al punto de triplicarse gracias al delivery y a los envíos a todo el país. La necesidad de que cada vez se sumen más opciones inclusivas, que respeten la diversidad corporal de todas, era y es evidente.
Wokka ofrece talles que abarcan desde el S hasta el 5XL. ¿Su producto estrella? Los jeans, que van de la talla 32 al 70. Además, de sus clásicos jeans, diseñan blazers, corpiños y remeras básicas. El desafío es tener todos los talles y abarcar distintos estilos. “No hicimos todos los talles porque vimos un nicho, lo hicimos porque se nos estruja el corazón si tenemos que decirte: ‘no hay para vos’. Simplemente, no podíamos permitirlo, nos angustiábamos y entendimos que no podía pasar”, cuenta.
Nos dice que la empresa busca ser referente en la concientización de que es importante contar con talles que se adapten a todo tipo de cuerpos. Y que las prendas estén bien etiquetadas, es decir que, tal como señala la ley de talles, estos se fijen de acuerdo a la morfología real de las personas argentinas.
“Los trastornos alimenticios se intensifican cuando las clientas se miden una prenda y no les anda y ven el talle y era el que ellas usaban”, señala Johanna. “Si una persona cree ser talle 26, se prueba, y necesita un talle 40, no importa si en realidad ese jean es más chico que el que tiene puesto, sólo le prestará atención al número. Cuando en realidad normalmente están mal etiquetados”.
Según dice, muchas tiendas están llenas de ropa que dicen que las prendas son XXL, pero, en realidad son para una persona talla L. “No saben el daño que hacen”, dice la emprendedora.
Johanna Laudani, fundadora de Wokka. - Créditos: Prensa Wokka
Johanna, tal como nos muestra, es una activista por el respeto a la diversidad corporal. Wokka no sólo se abrió camino por vender ropa para todas las corporalidades y gustos, sino que intenta conectar, a través de las prendas, con toda una comunidad con la que comparte valores: impulsan las ganas, la motivación y la libertad de que todos tienen el derecho de vestir como deseen, porque consideran que las personas podemos expresarnos y conectar con nosotros mismos y con otros a través de lo que elegimos ponernos.
“En este tiempo de feminismo, nuestro aporte es sumar revolución: todas las personas deberíamos tener el poder de ponernos lo que tengamos ganas; es libertad con rebeldía”, dice la empresaria. “La ropa es nuestro envase para mostrarnos al mundo. Debemos destruir los estereotipos que toda la vida vimos en pasarelas y pantallas para que lo que importe sea lo que hay en la calle, personas de todo tipo de cuerpos y etnias”.
Y agrega lo que cree que es su granito de arena: “Desde la marca aportamos la realidad que necesitamos ver, sin filtros, sin retoques de Photoshop ni maquillajes”. De tanto mostrarlo –cree- iremos tomando conciencia de que no estamos solas.
ropa-mujer-inclusiva-abre.jpg - Créditos: Prensa Wokka
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