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Rueda de plantas: ¿cómo usar las plantas medicinales para limpiar nuestro organismo y emociones?

¿Alguna vez escuchaste acerca de la rueda de plantas? Se trata de un ritual de varios meses con hierbas medicinales para sentir el poder de sanación de la naturaleza desde adentro.


rueda-de-plantas-principal.png - Créditos: Getty



¿Alguna vez escuchaste sobre la “rueda de plantas”? Es un proceso que incorpora distintas hierbas mes a mes, en el que se busca conocerlas, escuchar a nuestro cuerpo, ver cómo reacciona a ellas y sus propiedades. Desde un plano más introspectivo, sirve para ampliar la visión y hacer una revisión de nosotras mismas, de cómo nos relacionamos con el mundo. La idea no es “usar” las plantas, sino vincularnos y abrirnos a su mundo mágico.

 

La rueda con plantas guía es un proceso de autoconocimiento, que suma conceptos filosóficos, análisis del lenguaje, y propone cuestionar aquellas cosas que te hacen ruido. El recorrido dura nueve meses, el tiempo justo para autogestarse y volver a nacer, ver las cosas de otra manera, con mayor capacidad de asombro. Las distintas plantas invitan a analizar varias áreas de la vida, partiendo de preguntas disparadoras y observación. La idea es poder empoderarnos y transformarnos.

¿Cómo funciona este ritual con plantas?

El recorrido suele ser grupal. Mes a mes se presenta una planta diferente, que se toma con un ritual, una intención, una pregunta. Al mes siguiente, se pone en común lo experimentado para conocer qué le pasó a cada una, cómo impactó y qué descubrimientos pudieron reconocer. Generalmente, como son hojas, se consumen en una infusión, aunque hay otras más duras que se cocinan. En algunos ciclos, además, se suma una planta como compañera (para hacer sahúmos, por ejemplo), que trae tranquilidad y claridad mental. 

Si bien no es obligatorio modificar la alimentación, siempre está bueno acompañar el proceso con comidas más sanas. Pero ¡ojo!, siempre y cuando no se transforme en un deber más. Cuanto más peso le pongamos, más trabas vamos a encontrar. De todos modos, es un cambio que suele aparecer solo, porque el cuerpo lo pide o mismo por el sabor de las plantas. ¿Qué sería lo ideal? Sacar harinas, dulces y, dentro de lo posible, no tomar mate (¡el punto más difícil!).

El mate también es una planta y no solemos ponernos a pensar en qué ingerimos cuando lo tomamos. Es parte de nuestra cultura, un hábito diario al que nos entregamos sin ponerle mucha consciencia. Pero, como ya sabemos, nada en exceso es bueno. El mate tiene muchos principios activos que metemos en nuestro cuerpo constantemente. Quizá podamos aprovechar para frenar y preguntarnos: ¿qué estoy haciendo con el acto de tomar mate? ¿Es una compulsión oral? ¿Necesito estar ejerciendo esa actividad? ¿Qué intención tiene tomar eso? Y con esas respuestas, entender para qué estamos usando esa planta.

¿Cómo son las etapas del proceso?

rueda-de-plantas-interior.png - Créditos: Getty

Durante estos nueve meses van a existir tres etapas, divididas en ciclos de tres meses. El recorrido es como una narrativa, cada hierba le da pie a la siguiente, como si fuera un tren, una cadena enganchada que te lleva por un camino.

  • ETAPA 1. La relación con el afuera

    Para arrancar, los primeros tres meses se ponen bajo la lupa los mandatos. Se trabaja el eje intestino-cerebro con la yerba de pollo, una planta que parece una plumita, como un colchoncito para dormir la siesta, suave y cómoda, pero que pincha y te impulsa a saltar de esa zona de confort, a generar un acto de confianza para correr velos y limpiar la mente.

    En el segundo paso se puede usar la ortiga. Es una planta que nace al final del invierno y marca un cierre y un inicio. Crece en suelos con mucho nitrógeno, con mucha materia orgánica, casi desde la podredumbre. Ordena el suelo y se utiliza para preparar la tierra antes de plantar. Al tocarla, genera como una reacción alérgica, calienta el cuerpo, porque mueve la circulación. Trabaja en la sangre y hace zoom en los tiempos y en los rituales. Es perfecta para el momento que estamos viviendo actualmente como sociedad, en el que sentimos que el reloj está súper acelerado y pasamos de una cosa a la otra como si nada.

    Para cerrar este ciclo, aparecen plantas antiparasitarias como el suico, que buscan sacar aquellos que parecieran que manejan desde adentro la propia voluntad, pidiendo azúcar, harina. Sin darnos cuenta, muchas veces estamos en piloto automático y actuamos sin ponerle consciencia a lo que hacemos o consumimos. Estas hierbas te llevan a prestar atención a eso.

  • ETAPA 2. Trabajar tu vínculo con vos

    En la segunda etapa, se utilizan plantas para el vínculo con una misma, como la carqueja, una maestra que fue contemporánea de los dinosaurios y que nos puede traer mucha información planetaria. El foco va a estar puesto sobre el hígado y puede traernos algunos enojos. Es posible que aparezcan sombras y el desafío va a ser comprender que no siempre son negativas, que quizás en esas sombras puede estar la llave de una puerta que necesitamos destrabar. La propuesta es usarlas como un puente.

    La siguiente planta es la cola de caballo, que mueve la ancestralidad, los miedos. Esta hierba trabaja las aguas y los riñones. En general, el miedo lo vemos como algo malo, y no como protector. Por un lado, nos ayuda a huir de una amenaza, pero también nos paraliza o nos impulsa a atacar. A veces, estas amenazas son creadas por nosotras mismas. Hoy, por ejemplo, puede ser no llegar a fin de mes, la idea sobre lo que tenemos que tener en este momento de la vida (ser madre, tener pareja, una casa) u otros miedos.

    Después de estas dos plantas que sacuden un montón, llega una muy compañera: el palo amarillo. Su flor era usada para hacer coronas que ponían en los moisés de los niños para calmarlos con su aroma. La búsqueda es sacarnos de encima las capas de esa personalidad que nos creamos, tratar de soltar y dejar de aferrarnos al “yo soy así”.

  • ETAPA 3. Cerrar e integrar las energías

    En la última etapa del recorrido, se presentan dos plantas que van a analizar el femenino-masculino. Acá los ejercicios de observación, experimentos y dibujos son clave. Se puede usar la artemisa, una planta muy lunar que trabaja el útero, y la altamisa, que representa una energía más masculina.

    Nos ayudan a entender que en el movimiento hay equilibrio, a vivir con las contradicciones y escuchar el deseo.

    Para finalizar, aparecen dos plantas que trabajan sobre el sistema respiratorio, como una inhalación y una exhalación. En la inhalación se usa el chañar, un árbol que trata la presencia, enraíza, es el aquí y ahora. Nos permite frenar, tomarnos una pausa. La exhalación es con la malva, para poder comunicar y, a la vez, comprender el silencio. Pausa y silencio también son maneras de participar.

    Este cierre permite transmitir claramente todo lo que se recogió en estos meses. Una vez finalizado el ciclo, vas a sentirte diferente, transformada, y vas a tener 12 plantas que quizá ni siquiera conocías. Ahora ya sabés cómo funcionan en tu cuerpo, para qué estado anímico o físico te sirven y cuáles pueden ser tus aliadas, según tu bioindividualidad.

¿Cada cuánto lo podemos hacer?

Después de la primera rueda, es aconsejable tener un periodo de descanso. No por las plantas en sí, sino porque hubo mucho movimiento y hay que procesarlo. Si te dan ganas de hacer una segunda rueda, lo aconsejable es esperar al año siguiente. Esta se da con otras plantas, para personas que ya trabajaron con las anteriores y tienen su organismo depurado de tal manera que pueden ir a otra profundidad.

Es importante resaltar que este proceso hay que hacerlo con un terapeuta que tenga conocimiento y pueda hacer un seguimiento personalizado, porque depende de cada persona y de cada cuerpo cómo van a repercutir las plantas elegidas. Las plantas son muy poderosas y nuestra relación con ellas pareciera ser cada vez más distante. Volver a las bases y sentir la naturaleza en nuestro interior es una experiencia que el cuerpo y la memoria van a agradecer. 

¿Dónde hacerlo?

Rueda grupal

Podés unirte a los procesos grupales de nueve meses que coordina Aliana Luz. Se dictan anualmente en Martínez. Las reuniones son una vez por mes y se pone en común el proceso de cada participante.

Si querés generar un espacio más personal, también está la opción de consultar por un formato más corto e individual.

¿Dónde? En @culturadelanaturaleza.

¿Cuánto? $3500 por cada encuentro.

Más info: 6461-1874.

Limpieza uterina con plantas

Flor Fasanella, farmacéutica experta en plantas medicinales, y Anabel Menéndez, fitoterapeuta, guían una depuración uterina con plantas que dura 4 meses y que apunta a limpiar el cuerpo físico y emocional.

¿Cuándo? Inicia el 11/3, vía Zoom.

Más info: @florecerfitomedicina.

 

Experta consultada: Aliana Luz, Ilustradora y yuyera. IG: @aliana.luz.

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