Viajar con mascotas es posible y placentero, si se tienen en cuenta algunas cuestiones.
Mi nombre es Mariana Mónaco, soy diseñadora gráfica?y?adiestradora canina. Hace 7 años, la llegada de mi perrita Frida me cambió la vida, y desde entonces llevo esta bandera de “viajar con perros y gatos”. A través de mi cuenta en Instagram @fridathetravelingdog busco alentar a más personas a viajar –ya sea por un fin de semana, unas vacaciones o una mudanza– con sus amigos de cuatro patas, e incluirlos en la vida diaria ayudando a que cambie, y crezca, el concepto pet-friendly. Hoy vivimos en Luxemburgo y en cada viaje que hacemos juntas –ahora se sumaron mi perra Juana y mi gata Mecha– reafirmo que hice lo correcto, porque para mí viajar con ellas es una aventura extra. Es cierto, no te voy a mentir, que hay situaciones que se complican, como buscar hoteles o visitar determinados lugares. Pero en la balanza definitivamente pesa muchísimo más todo lo que gano viajando con ellas.
Soltar los miedos y prejuicios
¿Voy a conseguir un hotel pet-friendly? ¿Y si voy a un lugar y no me dejan entrar con mi mascota? ¿Se quedará un rato sola si la dejo? ¿No le hace mal viajar en la bodega de un avión? A veces son tantas las dudas y miedos que ni siquiera nos animamos a cuestionarlas. Pero la clave está en informarse mucho antes de viajar, no solo acerca del destino, sino también acerca de cómo son el comportamiento y la personalidad de nuestras mascotas. En lo posible, lo ideal es ponerse en contacto con un especialista en comportamiento para enseñarles a quedarse solos, adaptarse a lugares nuevos, habituarse a su transportadora o a diversos ruidos, porque son cosas que se pueden trabajar y solucionar de forma positiva. Porque, sobre todo si el viaje es parte de las vacaciones, hay que buscar que sea placentero para todos.
Otra clave es informarse de antemano sobre el destino y su grado de amabilidad hacia los perros, los medios de transporte y sus riesgos, las actividades para hacer, etc. Por ejemplo, si vos querés viajar con tu mascota a visitar museos, es probable que no sea el mejor plan. Pero visitar una ciudad con playa puede ser una excelente elección, en cambio.
¿Qué cosas hay que tener en cuenta?
- Formas de viajar: los gatos y perros (dependiendo del tamaño/peso y la raza) pueden viajar como pet in cabin (con nosotros en un bolso transportador, si no superan los 8 kg y respetando determinadas medidas, estos dos últimos ítems varían según cada aerolínea) o en bodega (como parte de nuestro equipaje, también en un canil especial y con medidas predeterminadas por cada aerolínea) . Es posible que necesitemos un adiestrador canino para que nos ayude con la habituación a la transportadora para que ellos viajen lo más cómodos posible.
- Vuelo: es importante que cuando reservamos el pasaje, reservemos el de nuestro perro/gato también. Hay tarifas especiales, dependiendo de cada aerolínea. En lo posible, y para evitarle el estrés al animal, es mejor buscar vuelos directos, sin escalas. Y si hay escalas, tené presente que seguramente tengas que buscar al animal y volver a despacharlo.
- ¡No sedarlos! Esta pregunta es muy recurrente, pero se desaconseja rotundamente sedarlos antes de viajar por cuestiones de salud, ya que no sabemos cuál será la reacción posterior del animal. Los sedantes reducen la habilidad del animal para responder al estrés que puede generarle el transporte aéreo y, junto con la presurización del avión –tanto en la cabina como en la bodega–, puede tener efectos indeseables.
Si tu mascota es muy sensible a los cambios y sentís que un viaje puede estresarla, otra opción es tratarla un tiempo antes con flores de Bach para reducir el estrés. Hay terapeutas florales especializados en mascotas (por ejemplo, @flores4patas) que pueden guiarte con un tratamiento personalizado para ellos.
¿Cómo armar un itinerario de viaje pet-friendly?
Mariana y su mejor amiga felina, Mecha.
A la hora de armar un viaje pet-friendly, ayuda seguir ciertos pasos:
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Elección de destino. De esto se irán desprendiendo el resto de las decisiones. También define si necesitamos documentación o algún tipo de desparasitación especial según la zona a la que viajemos.2
Definición de medio de transporte. Siempre es preferible el auto porque nos da muchísima libertad para frenar todas las veces que necesitemos y estar atentos a ellos durante todo el trayecto. El tren también es una buena opción, mientras que los aviones tienen más restricciones en cuanto al tamaño del animal, pero es ideal para viajes más largos. A su vez, definir el medio de transporte trae consigo pensar si vamos a necesitar algún bolso de viaje, transportadora o cinturón de seguridad especial, y ayudar a nuestro perro a sentirse cómodo usándolo.3
Búsqueda de alojamiento. Hay muchas cadenas de hoteles que son pet-friendly. Por ejemplo, Ibis, Hilton y NH siempre aceptan perros y gatos. Y si usás alguna plataforma de alojamientos tipo Airbnb, solo tenés que activar el filtro “aceptan mascotas” ¡y listo! Siempre por una cuestión de cortesía, está bueno avisar tanto al hotel como al host que vamos a alojarnos con animales.4
Plan de actividades. Hay un par de “NO” en muchos lugares, incluso en los más amigables: NO iglesias y NO museos. Así que recomiendo armar el itinerario tomando eso como base y priorizo conocer la ciudad caminando o usando el transporte público. También es buena idea buscar parques alrededor de donde se alojen para visitarlos. Es una forma de conocer el lado B de una ciudad.5
Armado de equipaje. Algunas ideas para armar el equipaje de ellos: que no te falten collar ni correa, chapita con teléfono que esté funcionando en el destino (o con el prefijo correspondiente), platos de comida, alimento para la cantidad de días del viaje, alguna mantita para que duerma y se sienta más en casa, algún juguete (en lo posible interactivo) o algún huesito masticable (por si necesitamos dejarlo solo), abrigo o salvavidas (si el destino lo requiere), medicación (si toma) y botiquín. Si viajamos con gatitos, lo ideal es una litera plegable y piedritas sanitarias. Tampoco olvides la documentación que te pida el destino, cinturón de seguridad, transportadora y cobertor para el asiento del auto. Y también es clave tener identificadas veterinarias de urgencia en la zona, por cualquier emergencia.
Antes de viajar
- Actividad física: es ideal que nuestro perro o gato llegue cansado al auto o al avión. Que pueda dormir y relajarse durante el viaje es muy importante y ayudará a pasar mejor el viaje (¡en este aspecto, es igual que los humanos!).
- Agua y comida: consultalo con tu veterinario de confianza, pero, en general, se recomienda no darles comida aprox. 6 horas antes del viaje, pero pueden llegar a requerir un abordaje particular determinados tipos de perros o patologías.
- Baño: es importante tener esto en el cronograma antes de pasar el sector del aeropuerto que no tenga más “baños” para perritos.
- Documentación del animal: tratá de tenerlos bien organizados y siempre en tu bolso de mano.
Mis destinos ideales en Argentina:
Les dejo mis ciudades favoritas para visitar con perros (y, por qué no, ¡con gatos!).
- Pinamar: voy a este balneario desde chica, así que recomiendo ir fuera de temporada, para poder disfrutar la playa tranquilos y caminar y disfrutar su naturaleza.
- Ciudad de Buenos Aires: cada vez hay más opciones –sobre todo para comer– dog friendly. En general, siguen siendo opciones “en la vereda”, pero son un excelente primer paso hacia una ciudad más amigable. El mayor problema, creo yo, es el transporte: moverte en la ciudad con perro es sumamente complicado. El transporte público con perros es muy restringido: en colectivo no está permitido, mientras que en el tren solo permiten animales pequeños en transportadora; y el subte tiene días y horarios determinados y solamente perros/gatos pequeños en transportadora. Y el transporte privado –taxis, Uber, Cabify– es una lotería porque, al no estar obligados ni ser algo tan común, todo depende del conductor y que lo consultes antes de viajar.
- Patagonia: recomiendo seguir a Floxie en Instagram (@floxie10), que hace poco hizo un viaje por el sur de Argentina junto con su perra Catita y registró cada paso del viaje: hoteles, restaurantes, parques nacionales (que, en general, no permiten el ingreso de perros), paseos para hacer con ellos y mucha data más.
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