¿Sabías que reciclando tus residuos ayudás a combatir el cambio climático? Podés hacerlo en un jardín, en un balcón o incluso en tu cocina; subite a nuestra ola eco-friendly y seguí celebrando con nosotras el Día del Planeta
Hacer compost en casa es una de las formas más efectivas de combatir el cambio climático - Créditos: Macarena Otero; producción de Camila Padilla
Por Carolina Palacio
Para entrar en el universo de la basura sustentable, alcanza con repetir el famoso mantra de las 3R: reducir, reutilizar y reciclar. Hacer compost en casa es una de las formas más efectivas de combatir el cambio climático, porque reciclando tus residuos disminuís a la mitad tu huella de carbono y alivianás los gases del efecto invernadero. Aunque en países como Alemania o los Estados Unidos los residuos domésticos se clasifican en varias categorías, todas podrían reducirse a las que manejamos en la Argentina, que son las básicas: secos y húmedos. Los secos son los inorgánicos, o sea, los que reciclan los recuperadores urbanos, como papeles, cartones, plásticos, metales, vidrio... Los húmedos son los que nos interesan, y dentro de los húmedos, los orgánicos, que son los desechos de la cocina y del jardín. Están compuestos por elementos vivos que pueden transformarse biológicamente en otra cosa viva: compost, humus, abono o tierra negra bien fértil.
¿Cómo se disponen los "ingredientes" del compost?
Compostar es algo que muchas de nuestras abuelas hicieron tradicionalmente en sus casas y es tan fácil como seguir los pasos de una receta. De hecho, muchos especialistas lo comparan con hacer una lasaña porque sólo requiere apilar y disponer los distintos deshechos orgánicos que se generan en tu casa, algo así como "los ingredientes", que, a su vez, se dividen por color.
Compost tradicional y lombricultura: ¿cuál elegir?
Hay dos técnicas de compostaje doméstico: el compost a secas y la lombricultura o vermicompost. El primero es la acumulación de tus deshechos orgánicos dispuestos directamente en el jardín (o en la compostera). Los acomodás para que la naturaleza los procese por sí misma. Tu función va a ser revisar la humedad y la aireación. Esto es lo que más se usa en jardines, especialmente porque el mix de tu compost va a contar con pasto cortado. Si vivís en departamento, en cambio, es probable que el cóctel de ingredientes tenga menos desechos de jardinería. Si además le restás espacio, la lombricultura parece ser una mejor opción. ¿De qué se trata? Es un método de compostaje en el que los orgánicos son procesados por lombrices rojas o californianas. Ponés las lombrices en un recipiente a la sombra (por ejemplo, debajo de la bacha de la cocina) y les das de comer a diario con tus desechos orgánicos. No te preocupes: mientras les des de comer, se quedan en su lugar.
Compostar es tan fácil como seguir los pasos de una receta - Créditos: Macarena Otero; producción de Camila Padilla
Pasos básicos para el compost tradicional
Lo podés realizar de distintas maneras: en una pila sobre el pasto o en un pozo cavado en la tierra. También hay composteras, que se airean más fácilmente. ¿Qué hacer?
- Disponé y compactá tus orgánicos en una pila de un 1 m2. Esto es importante porque el proceso de descomposición requiere que el mix llegue a la temperatura adecuada (un promedio de 45°).
- No olvides el control de la humedad y el aireado del compost.
- Superponé en una proporción de 2 a 1 los ingredientes "marrones" y los "verdes".
- Evitá los malos olores y los bichos. Un forma de hacerlo es tratando de que no haya elementos verdes a la vista, tapándolos siempre con los marrones.
- Para compostar en pozo, tenés que hacer lo mismo, pero con agujeros de 50 cm de profundidad para la aireación del cóctel. Para preservar mejor el oxígeno, además, este compost tiene que ser menos compacto que el que se hace en pilas. Como la humedad se conserva más tiempo, tendrás que regarlo menos.
Llená tres cuartos del pote y agregá las lombrices. Rápidamente ellas se dispersan - Créditos: Macarena Otero; producción de Camila Padilla
Pasos básicos para la lombricultura
Para preparar el recipiente donde vivirán las lombrices, tené en cuenta que les gusta vivir bajo mucho papel mojado porque las ayuda a mantenerse frescas. Al mismo tiempo, el papel les da fibra para comer. El de diario funciona perfectamente. ¿Qué hacer?
- Triturá el papel en tiras de 2,5 cm.
- Mojalo, pero que no chorree: ésa es la humedad ideal.
- Llená tres cuartos del pote y agregá las lombrices. Rápidamente ellas se dispersan.
- Sumá los orgánicos que tengas, pero siempre agregá una capa de 10 cm de papel húmedo arriba de los restos de la cocina. Podés ponerle una tapa entreabierta al recipiente.
- Para retirar el humus hecho por las lombrices, dejá de alimentarlas por dos semanas. Después, te conviene poner por un lado todo el abono y por otro los desechos nuevos a compostar. De a poco, las lombrices migrarán al lado donde hay comida fresca y dejarán el abono listo para aplicar a tus macetas.
No olvides el control de la humedad y el aireado del compost - Créditos: Macarena Otero; producción de Camila Padilla
Tené en cuenta
Las dos técnicas son adaptables a tu gusto: quizá convivir con lombrices no sea lo que más te atraiga y, a pesar del poco espacio, prefieras el compost tradicional. Así y todo, un dato a favor de la lombricultura es que los resultados son el doble de rápidos. El fin del proceso termina (o empieza, según cómo lo mires) cuando se procesa el humus, abono o tierra negra. El compost es marrón oscuro, está fresco y tiene el perfume de los bosques. Cuando veas los resultados, te vas a dar cuenta de que tus desechos no son basura y que está en nosotras la responsabilidad de crear una cultura distinta en la que el ciclo no tiene por qué ser aquel círculo vicioso de comprar-tirar sino el círculo virtuoso de comprar-reciclar.
El proceso de descomposición dura unos 4 meses, un poco menos si es verano y más si es invierno - Créditos: Macarena Otero; producción de Camila Padilla
Separá por color
Verdes
- Restos de comida cocida, en cantidades moderadas. - Restos de frutas y verduras, con piel incluida. - Cáscara de nueces, maní y huevo. - Pan duro. - Yerba, saquitos de té y filtros de café. - Pelos del gato o del perro. - Servilletas de papel. - Especias viejas. - Hojas verdes, pasto y flores.
Marrones
- Fósforos usados. - Restos del sacapuntas. - Cartón y papel de diario triturado. - Restos de poda. - Hojas secas.
Evitá: carnes, lácteos, grasas, plantas infectadas, excrementos de perros y gatos. Y, por supuesto, inorgánicos como vidrio, plástico, metales, etc.
Acordate: el compost es un organismo vivo y necesita cuidados esenciales.