Plagios: cómo patentar una idea
En el mundo del emprendedorismo, más de una vez pasa que la idea "brillante" que se le ocurrió a alguien en un momento de creatividad máxima se ve reproducida en otro lado. ¿Es mala fe, pura coincidencia, plagio? Te contamos cómo patentar las ideas.
17 de octubre de 2022 • 00:20
Las ideas siempre surgen en base a conocimientos previos y su "originalidad" es un asunto a discutir.
En el mundo del emprendedorismo, más de una vez pasa que la idea "brillante" que se le ocurrió a alguien en un momento de creatividad máxima se ve reproducida en otro lado. En estos casos vale preguntarse ¿es mala fe o pura coincidencia? ¿En qué medida las ideas le pertencen a alguien? Nos hicimos estas preguntas y tratamos de contestarlas para ayudarte a explorar ese aspecto del mundo emprendedor.
Charlando con una amiga, viendo una serie o navegando en las redes, se te ocurre una idea espectacular y te emocionás. Corte A, entras a Internet y eso tan brillante ya está implementado no solo de mil maneras diferentes, sino también en 100 países. Desilusión total. Hoy en día, pareciera que ya todo está creado. Estamos inmersos en un mundo globalizado en el que parece imposible diferenciar qué ideas son propias y cuáles sin querer copiamos de los miles de contenidos a los que estamos expuestos. Pero ¿cómo encuadrar qué es inspiración, qué es plagio y qué es simplemente coincidencia?
El proceso de generación de una idea tiene un poquito de todo porque realmente nada "sale de un repollo". Quienes dedican su vida a la creatividad dicen que lo que más ayuda a pensar es, justamente, vivir, salir a la calle, viajar, convivir, nutrirse de experiencias y contenido. Son estos miles de estímulos los ladrillos de las ideas.
Genealogía de una idea
Las acciones que hacemos todos los días, desde un chiste o un jueguito que le inventamos a un niño hasta la rutina que armamos para la semana, están mediadas por la creatividad, la cual no solo está presente en el arte, sino en prácticamente todos los ámbitos y contextos de nuestra sociedad. Sin embargo, no todos nos embarcamos en el proceso de volcar nuestra capacidad para crear en productos, servicios, invenciones sea cual sea su rubro. Y he aquí la cuestión, ¿por dónde arrancar? Allá por 1926, Graham Wallas, uno de los fundadores de la London School of Economics, redujo en The Art of Thought el cómo surgen las ideas a estas cuatro fases:
1. Preparación: identificamos un problema o necesidad y comenzamos a buscar y seleccionar información relevante para solucionarlo.
2. Incubación: es el proceso que demora –¡lo que sea!– la generación de soluciones para esa necesidad y en el que, si realmente estamos sumergidos, nos conectamos con esto consciente e inconscientemente.
3. Iluminación: ¡Eureka! Las ideas toman forma de manera racional para solucionar el problema.
4. Verificación: evaluamos si esa solución efectivamente sirve y ajustamos lo necesario o la desechamos y comenzamos de nuevo.
Mitos inventados
El proceso de creación cada vez se fue sistematizando más con los avances del marketing, aunque todos sabemos que al final se nos pude prender la lamparita hasta en el momento más insólito. Pero hay muchos mitos que desterrar en estos procesos creativos.
1. "Los grandes inventos de la humanidad son producto de la mente de grandes genios"
FALSO. Rara vez los grandes descubrimientos se producen por logros aislados de un solo genio o genia, sino que se construyen sobre múltiples progresos previos. Y pasó con uno de los inventos más importantes: el teléfono. Parece ser que al mismo tiempo que Graham Bell hacía la primera transmisión telefónica, estaba el alemán Johann Philipp Reis haciendo lo mismo. Es más, cuando Bell fue a patentar el descubrimiento, el ingeniero Elisha Gray también lo patentaba e incluía un transmisor líquido de resistencia variable, un avance hacia lo que hoy conocemos como smartphone. Y no se queda ahí, la idea de plagio también aparece: la historia dice que el italiano Antonio Meucci no disponía de dinero para pagar la protección del teléfono y fue Bell quien pudo tomarla y llevarse la gloria. Complicado, el copyright de esa idea.
2. "Existen ideas 100% originales"
FALSO. Vivimos inmersos en la cultura y construimos a partir del lenguaje, por lo que una idea proviene de muchos estímulos y aprendizajes a lo largo de la vida. Entonces, 100% originales no son, pero propias sí, al ser una idea inspirada en muchas otras que adquiere una forma única por el tipo de uso, resolución o forma que toma.
Y aquí entramos a otra patita de los inventos: la diferencia entre plagio, coincidencia, "inspirado en" o idea disruptiva. Salvo el plagio, todas son invenciones y oportunidades de negocio con mayor o menor novedad. Por eso, no vamos a poder descubrir la pólvora, pero lograr cubrir una necesidad que sentimos que con lo ya desarrollado no se cubre, eso sí podemos.
¿Plagio o coincidencia?
Hoy en día, no solo cada vez es más fácil encontrar un plagio, sino que hay tanta competencia que a las marcas les cuesta mantener la unicidad en el diseño de sus productos, sea por plagio, coincidencia o similitud de productos.
Algunos casos de plagio ultraconocidos:
Botón de bloqueo de Apple: si hablamos de copias, quizás el caso más conocido sea el del botoncito del celular de Apple que Samsung incorporó a su diseño al ser considerado muy valioso entre los usuarios. Finalmente, Samsung tuvo que pagarle más de 500 millones a Apple por el plagio.
Stories de Instagram: Facebook quiso comprar Snapchat y, frente a la negativa, copió el formato de esta app y la armó como funcionalidad de IG, además de los filtros y stickers. Resultado: IG Stories arrasó y Snapchat sigue vigente, pero sobre todo en el segmento -25.
También puede haber casos de "pura coincidencia":
Contenido que se duplica: puede pasar desde que dos revistas saquen la misma nota de tapa al mismo tiempo (nos pasó y es como ¡no te lo puedo creer!) hasta que todas las plataformas de streaming saquen series sobre el Chapo Guzmán porque el narco está en agenda.
Formatos de negocio: acá se mezclan la "inspiración" y el sentido de oportunidad: si un formato "pega", todos se van a querer subir a ese tren. Por ejemplo, si ahora todas las influencers sacan un libro o dan un workshop, es porque alguna se dio cuenta de que ahí había un negocio y no hay nada malo en que otras lo tomen y hagan el propio con su contenido. El mismo caso se da con las apps: hay muchas análogas pero con un girito propio: en alquiler de música, Spotify, Deezer, Trebel, iTunes; en dating, Happn, Tinder, Bumble; en movilidad, Uber, Cabify, Beat... y siguen apareciendo.
No es qué, es cómo
Aunque ahora muchas aplicaciones son similares, las que marcaron rumbo son aquellas que lograron dar el salto y crear necesidades. Como ejemplo, Uber encontró una oportunidad en el sistema de transporte y hoy no concebimos la vida sin estos sistemas de taxi; BlackBerry encontró en el chat una solución fácil y rápida a la comunicación y WhatsApp supo potenciarla. De lo que se trata es de tener un enfoque único al conectar nuestra visión con un problema y con su solución.
"La lección más importante que aprendí de Steve Jobs es el enfoque. El enfoque es la clave", dijo Tim Cook, CEO de Apple, y con esta claridad es que entendemos que "vale copiar" siempre y cuando le pongas un switch que, en síntesis, le haga al consumidor o al usuario la vida más fácil.
Hoy en día, cuando todos estamos varias horas por día en las redes compartiendo información y contenido constantemente, es casi imposible no ser fuente de inspiración para otros si estamos generando algo novedoso como contenido. Ojo, la solución para que "no nos copien" no es dejar de exponerlo, sino patentar aquello que es idea propia y aceptar las reglas del juego del "estar online", donde, de alguna manera, si nos copian, es signo de que estamos haciendo algo bien.
Técnicas para innovar
Los marketineros e investigadores de mercado usan muchos métodos y técnicas, pero hay varias que no fallan y que podés aplicar sin contratar a un experto:
Benchmarking: es el proceso mediante el cual se recopila información de la industria/servicio/producto que querés lanzar para entender competidores, productos en el mercado, alcance, target y encontrar cómo podés diferenciarte. No necesitás ser Sherlock Holmes, solo sentar "la cola en la silla" y ponerte a navegar en Internet.
Completar un Canvas: el Bussiness Model Canvas es un cuadro para completar con 9 casilleros. Cada uno nos ayuda a ordenar todos los factores y actores clave de nuestro modelo tomando 4 grandes áreas: clientes, oferta, infraestructura y viabilidad económica. Es súper bueno para entender dónde estamos mejor paradas y dónde tenemos que seguir ajustando clavijas para que resulte un negocio redondo. Podés bajarlo de Internet y hacerlo "a la antigüa", con lápiz en mano, u online en varias páginas, como miro.com.
Método Shiritori: es una alternativa al famoso brainstorming. Se basa en el juego en el que los participantes tienen que decir palabras, por turno, que comiencen con la letra final de la última palabra que se dijo. El grupo debe hacer el esfuerzo de conectar esas palabras que se obtienen casi al azar con el tema particular para el están buscando ideas. De esta manera, se fuerza el cerebro a relacionar esas cosas que, a primera vista, no tienen ninguna relación. Aunque la mayoría de estas "conexiones" no dicen nada, alguna puede ser reveladora.
Ante la duda, patentalo
Si tenés una idea y creés que es viable implementarla, uno de los pasos fundamentales para poder convertirla en negocio es patentarla para que nadie pueda hacer lo mismo que vos. Las patentes son títulos que reconocen el derecho exclusivo de explotar una invención e impiden que otros la fabriquen, la usen o la vendan sin tu consentimiento. En Argentina, protegen una invención por 20 años. Pasado ese tiempo, si no la renovás, tu patente pasa a ser de dominio público, o sea que cualquier persona podrá hacer uso de ella sin tener que pagarte. Otra cosa importante a tener en cuenta es que la patente solo otorga protección en Argentina. Así que si querés difundir tu invento en otros países, vas a tener que presentar la solicitud de patente en cada país donde te interese protegerla.
Cómo hacerlo
Según el tipo de idea que quieras patentar, tenés que recurrir a distintos institutos:
Las marcas, patentes, modelos y diseños se registran en el INPI, Instituto Nacional de Propiedad Industrial.
Más info: inpi.gov.ar.
Las obras literarias, software, música y contratos se registran en la Dirección Nacional de Derechos de Autor (y es lo que vemos comúnmente que tiene "copyright").
Además, es muy importante registrar el dominio de Internet con el nombre de tu idea y, si no está disponible, averiguar si lo podés comprar.
Expertos consultados:
Ariel Glaz, Profesor de Diseño de Experiencia de Usuario en Digital House, www.digitalhouse.com.
Gabriel M Lopatín, Coordinador académico de Diseño en Digital House, @lopatao.
Fabiana Renault, Consultora en innovación y profesora experta de la Universidad Siglo 21. creativos,extramuros.com.ar.
Las ideas habitan en un lugar del "inconsciente colectivo" y cada tanto se materializan en distintos lugares y a través de distintas personas, a veces al mismo tiempo. Lo importante es entender que todo conocimiento se construye en base a conocimientos anteriores, y que es imposible pensar en el progreso sin "apoyarse" en las ideas brillantes que alguna vez tuvieron otros. ¿Querés saber qué tan buena es tu última idea? No te pierdas este video de nuestra profesora del primer módulo de OHLALÁ Makers, Fabiana Renault.