Créditos: Corbis
Por Juan Yesnik
Especial para RevistaOHLALA.com
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Solemos tomar masajes para quitarnos el estrés y la tensión muscular. Somos muchos los que, cada quien con su rutina, necesitamos desconectarnos de todo, para que manos expertas nos devuelvan la armonía.
Los buenos masajes suelen restablecer el bienestar físico y emocional. Imaginemos cuánto más profundo podemos llegar a la hora de descubrir los poderes de los masajes eróticos. Mientras que los primeros suelen actuar sobre las zonas musculares, las caricias y técnicas más sensuales tienen la posibilidad de garantizar resultados más profundos y placenteros.
Los expertos suelen decir que en el ejercicio sensual o erótico del masaje se juegan tres ejes esenciales: por un lado, suelen ser la puerta de entrada de un orgasmo seguro para el coito que viene después; por otro, el masaje es una relación sexual en sí misma, en la que se goza de una manera original y desconocida (muchos saben llegar al clímax con el sólo juego sensual de manos y caricias); y, por último, el masaje erótico es la terapia sexual con la que también se pueden combatir trastornos tales como la eyaculación precoz y la pérdida de deseo, entre otros.
No todos gozan de la misma manera en un masaje. Hay quienes no disfrutan siquiera de una sesión de masaje convencional, porque no les gusta que los toquen, no logran relajarse o entregarse a las manos de otro (así sea su pareja). Eso no quita que, aunque ellos no disfruten, podamos pedirles y enseñarles cómo nos gustaría que acaricien y masajeen ciertas zonas de nuestro cuerpo.
El masaje sensual o erótico es un proceso de exploración y descubrimiento creativo. Es una gran oportunidad para conocer las distintas zonas y causas de placer de nuestras parejas. Habrá que estar atento a los pedidos así como a las reacciones silenciosas. Hasta los más ariscos al roce, si se permitiesen jugar, hallarán seguramente las llaves que abren las puertas de otras habitaciones donde el cuerpo sabe gozar.
El masaje promueve y renueva el deseo sexual, estimula, incrementa el trabajo de las hormonas sexuales responsables de la excitación y el orgasmo. Ayuda en la relajación física y emocional. Perfuma la espiritualidad y armonía personal y la del vínculo.
Habrá que hacerse un tiempo para una escena de intimidad de sumo placer. Dar rienda suelta a los dedos, las manos y también la boca. Aprender a acariciar y modelar, a enlentecer y acelerar el ritmo, a moderar la dirección y fuerza... En definitiva, a sentir y escuchar cómo hablan y vibran los cuerpos.
¿Tenés algún tip para disfrutar mejor de los masajes? ¡Compartí tu experiencia!
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