GPS: tres imperdibles en Berlín

Ubicado en el moderno barrio de Mitte, además de ser una estación del S-Bahn (transporte público), es una plaza donde los jueves y los sábados se monta un pequeño mercado de artesanos, en el que se combina perfectamente la oferta gastronómica, y es ahí donde se encuentra el “mejor” currywurst de la ciudad (plato típico berlinés que consiste en salchichas trozadas, bañadas en salsa casera tipo ketchup y curry, acompañadas con papas fritas). A solo unos metros, se encuentra el Hackesche Hofe, una sucesión de ocho patios interiores conectados por pasajes, donde se puede ir de compras, al cine o simplemente dar un paseo, ya que la arquitectura de este lugar escondido es digna de admirar. Mitte es uno de los barrios con más atracciones para el turista y, por ello, vivir en el kiez (“barrio”, en alemán berlinés) no resulta fácil: los precios son elevados.

Como el nombre lo dice, es un conjunto de cinco museos que están distribuidos a lo largo del río Spree. Para los aficionados (y no tanto) del arte, es un plan perfecto para pasar de un edificio al otro, sin moverse demasiado. Si la temperatura y el sol acompañan (particularmente en primavera y verano), turistas y berlineses se recuestan sobre el jardín frente al Neues Museum y el Alte Nationalgalerie, y de esa manera, se puede contemplar el río, la Fernsehturm (Torre de TV, que se asoma al otro lado del Spree) y la Berliner Dom (Catedral de Berlín). Bordeándolo, hay opciones de restaurantes y cafés. Si no, con botella de cerveza en mano, se puede ir caminando hacia Monbijoupark, y en ese trayecto, aparecen reposeras desplegadas sobre un espacio de arena, donde en verano se montan shows de tango y salsa y la gente baila frente al Bode-Museum.

Durante la Guerra Fría, este parque estuvo atravesado por la denominada “Franja de la Muerte”, el muro que dividía el este del oeste. Hoy es un parque de 15 hectáreas donde los domingos hay un Mercado de Pulgas, y se pueden degustar comidas de todo el mundo, ofrecidas en pequeños stands. Música, parrillas portátiles para el llamado grill y un famosísimo karaoke, que desde 2009 es montado por un irlandés en el anfiteatro del parque, atraen a todos los visitantes. La escenografía consiste en una sombrilla, un equipo de música y una computadora para buscar las bases de los temas que los espectadores se animan a cantar. No importa qué tan bien te salga, el público te arenga cual rockstar, siempre y cuando brindes un show entretenido.

Llegué a Berlín en junio de 2016, para empezar una vida junto a mi novio alemán. Desde entonces, estudio el idioma, al cual hay que tenerle mucha paciencia. Berlín es una ciudad para todos los gustos, pero no es la verdadera Alemania. Para eso, hay que recorrer el país y entender por qué es una potencia mundial.