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La vida en verde se termina, la energía se transforma




Hasta hace dos semanas nunca había escuchado a Sergio Fernández, tampoco sabía quién era, ni a qué se dedicaba, pero me enviaron una charla estilo autoayuda, y aunque tuve un principio de resistencia terminó por ganarme la curiosidad. Su título “Quince hábitos para vivir en abundancia” me pareció tentador.
Lo primero que se me viene a la mente cuando pienso en abundancia es en dinero. Pero enseguida recuerdo una anécdota sobre el narcotraficante Pablo Escobar, que escondido con su familia en una finca, y con hambre, tuvo que quemar millones de dólares para no pasar frío ya que no podían arriesgarse a salir al exterior: sus vidas eran más importantes que cualquier billete. El dinero no un fin en sí mismo, sino un medio para acceder a otras cosas, viene bien recordarlo. Y existen muchas, tal vez las esenciales, que no depende de él.
Volvamos a Sergio Fernández. Su biografía dice que es un emprendedor, escritor y conferencista. Que fundó un Máster de Emprendedores del Instituto Pensamiento Positivo y escribió libros como “Vivir sin jefe” y “Vivir sin miedos”. Se lo ve seguro, sonriente. Los más de ocho millones de visualizaciones de su canal de Youtube demuestran que lo que dice, llama la atención, como por ejemplo: “Un pensamiento genera una emoción, una emoción genera una acción, una acción repetida varias veces, genera un hábito”.
Entonces, él propone que si queremos modificar hábitos, no queda otra opción que trabajar en su origen: cambiar los pensamientos para cambiar las acciones y adquirir nuevos hábitos, es probable que al principio cueste un poco, se necesita constancia. Les recomiendo que vean la charla, mucho de lo que expresa tiene que ver con la La Vida en Verde.
“Lo natural es que tu cuerpo esté saludable”, una verdad que por obvia no deja de ser importante. Nos acostumbramos a tapar síntomas con pastillas pero si le prestamos atención, el cuerpo habla. Y si algo falla, dice Fernández, significa que no hay coherencia entre lo que se se piensa, se dice y se hace.
  • Mantené la limpieza y el orden, eliminá los objetos que no uses porque restan energía. Sacá de tu casa todo lo que no hayas usado a lo largo de un año, en el cambio de temporada, en otoño o primavera.
  • Dormí bien, profundamente, eso predispone para tomar buenas decisiones. Invertí en un buen colchón y buenas sábanas que no sean sintéticas, mejor de algodón.
  • Empezá el día en silencio, sin conectarte a internet, con un tiempo para vos, que no dependa de los demás. Los pensamientos más lúcidos aparecen a la primera hora de la mañana, es mejor acostarse temprano pero al menos un día no poner despertador, que el cuerpo descanse lo que necesite.
  • Practica hábitos de higiene, limpiá la lengua por la mañana. Hay un estado directo entre el estado de tu cuerpo y de tu lengua.
  • Preguntate antes de comer si en realidad tenés hambre. A veces comemos por sed, ansiedad o aburrimiento. Cargar menos el sistema digestivo, al 70% de su capacidad te dejará el cuerpo más liviano.
  • Tu cuerpo se mantendrá saludable con productos vegetales frescos bien combinados, legumbres, semillas, algún cereal. Intentá mantener el 80% de tu alimentación poco procesada, y más cerca de la naturaleza, y si querés, un 20% con alimentos procesados. Usá el sentido común (y no el microondas).
  • Que el 70% de tu dieta sea vegetariana. Probálo durante un mes, y fijate los cambios. Reducí los lácteos. No mezcles hidratos con proteínas, o dos hidratos, o dos proteínas.
  • Lee la etiqueta de los productos que uses, preferible sin parabenos o elementos tóxicos.
  • Determiná los objetivos personales, profesionales y sociales. Tené claro cada día esos pequeños objetivos desde tu propósito de vida, “la manera que tenemos de aportar a los demás aquello que en esencia somos. Cuando estás donde tienes que estar, el dinero es una consecuencia inevitable”.
  • “Un día es una fotocopia en miniatura de toda tu vida”. Establecé lo que es importante cada día y revisálo por la noche. Antes de irte a dormir, agradecé el aprendizaje de las lecciones para estar en paz con el mundo, y en actitud abierta con la vida.
  • Eliminá la televisión, elegí los contenidos que quieras ver, sin bombardeo de publicidad. Probá un mes. Lee un libro a la semana, o dos por mes, sobre temas importantes que te permita mejorar.
  • No te quejes nunca. Elimina el hábito. Si algo no te gusta, cambialo. Probá una semana, primero. Extendelo como un desafío hasta que se vuelva costumbre.
  • Aprovechá el tiempo para aprender cosas nuevas en los viajes o mientras hacés tarea del hogar. Una charla, un taller. En lugar de escuchar la radio, nutrí tu mente con asuntos de salud, dinero, espiritualidad. Aprendé algo nuevo una vez al año. Obligate a ser el que menos sabe de algo.
  • Comprá lo menos posible, alquilá más, lo que puedas, genera menos cargas y te da libertad.
  • Hacé listas de canciones que te pongan feliz. Escuchá música con volumen alto.
  • Hacé algo que te gusta al menos una vez por semana. Agendalo para repetirlo.
  • Celebrá cada buena noticia, que la vida sepa lo que te hace feliz.
Un atardecer de Cuba, instante mágico para agradecer y celebrar.

Un atardecer de Cuba, instante mágico para agradecer y celebrar.

Los consejos, basados en su propia experiencia, son mucho más de quince. Se pueden tomar o dejar. Si algunos te resultan aplicables, ya es un buen comienzo, yo estoy practicando cinco de ellos, paso a paso. Como podrán ver, se dirigen a un mismo objetivo: sentirnos saludables y plenos.

Aprender la lección

Cuando empecé este blog, en 2014, con la historia del cabrito, lo pensé como el diario de una vegetariana, creía que hablaría sobre recetas, lugares y experiencias pero nunca imaginé que se convertiría en una gran muestra de mis búsquedas y de otras inquietudes más urgentes. A lo largo de este tiempo, conocí sobre sustentabilidad y soberanía alimentaria y me sentí llamada a la acción. Al mismo, indagué en terapias complementarias y entendí que estar bien era una cuestión holística, que además de comer alimentos saludables, tenía que nutrirme de otra manera.
En febrero de este año, recién llegada a Puerto Madryn, tuve un accidente con la bici que me dejó una semana sin poder caminar y con consecuencias en la rodilla que me obligaron a recalcular lo que estaba haciendo. Algunas personas piensan que las cosas pasan y ya, que no tienen demasiada explicación, pero otros creen que todo tiene que ver con nuestra historia, nuestros pensamientos y emociones, con la realidad que creamos y sobre la que tenemos que aprender, porque si no lo hacemos, las señales volverán a aparecer y los problemas se repetirán y serán más graves. Así conocí a Horacio Desimone, un terapeuta que aplica diferentes técnicas para aliviar el dolor pero también para que el paciente comprenda que sanar es una tarea en la que hay que comprometerse y trabajar en todos los niveles.
Horacio Desimone cuenta que descubrió su propósito desde chico, cuando a los doce años, por una conjuntivitis, un médico le aplicó un corticoides y en pocos meses aumentó diez kilos. En parte por intuición y en parte porque lo había impactado ver morir a sus abuelos de cáncer, empezó a buscar otro camino de sanación fuera de la alopatía, a través de una alimentación más equilibrada, medicina tradicional china, y artes marciales. En el año 2000 eligió la práctica de kung fu y Chi Kung y al año siguiente inició estudios de masajes Tuina, shiatzu y quiropraxia que ofrecía a la gente que se acercaba con distintas dolencias en el cuerpo, y en su Espíritu.
Los viajes lo ayudaron a conectarse con la Tierra, vivió en comunidades de distintas partes de país, en Uruguay, y aprendió a ser un observador de la sabiduría de la naturaleza, a entender sus procesos a través de la no acción: el Wu Wei del que hablaba Masanobu Fukuoka en su libro sobre Agricultura Natural. Durante una etapa de su vida, pasaba cuatro días en las comunas y tres en Buenos Aires, estudiaba y trabajaba con pacientes. Seguía su proceso de formación al mismo tiempo que el de sanación, tomaba plantas nativas y estudiaba medicina kallawaya, que es la medicina ancestral de los comechingones.
Hoy su vocación lo lleva a compartir sus saberes a través de un curso de masaje oriental y medicina tradicional china.
-Mi intención es ayudar a que cada individuo sienta la posibilidad de realizar todo aquello que se sentía impedido o bien por un dolor o bien por trabas emocionales. Enseñar toda mi experiencia práctica, simple y aplicable al día a día. Siempre me interesé en la energía y la vitalidad, por lo cual, sé que para todo aquello que quieras desarrollar en tu vida necesitas energía, salud. Orientar en alimentación equilibrada e impulsar aquello que deba ser impulsado.
En la búsqueda del autoconocimiento, siempre aparece gente que actúa como guía o espejo, agradezco la posibilidad de encontrarlos.
Una tarde de primavera cruzaba el parque y me encontré con este camino, todo florecido.

Una tarde de primavera cruzaba el parque y me encontré con este camino, todo florecido.

Para terminar

Elegí hacerle a personas que son significativas para mí, amigos, compañeros y maestros, tres preguntas sobre las que pienso mucho en estos días y que recomiendo que las hagan en sus casas.
  • ¿Qué es la felicidad para vos?
  • ¿Dónde encontrás la felicidad?
  • ¿Te considerás una persona feliz o plena?
Horacio Desimone: La felicidad es ser dueño y fiel a uno mismo. Antes, conocerse y probarse, así encuentro quién soy, y no lo que la sociedad, la familia y la cultura dicen que soy. La felicidad está en aquello que me da dicha, el placer y la bienaventuranza, en el misterio de la integración (y no rechazo) de mis propias sombras. En todo aquello que sirva para aprender de sí mismo.
Vivi Hernández: Creo que la felicidad no es un todo, son momentos y trato de vivirlos a pleno porque aprendí con el paso del tiempo que un día que pasa es un día perdido, entonces trato de buscar la felicidad en las cosas cotidianas y cuando no me siento plena pienso y busco entre todas las cosas que tengo y todo lo que he logrado y eso me hace bien. Me considero una persona feliz, por lo menos intento buscar la felicidad en las pequeñas cosas.
Sergio Elguezabal: Encuentro felicidades en las relaciones humanas y también en todo el universo natural que nos rodea. Puedo encontrarla en un mate compartido o un chocolate caliente así como en un bello paisaje en medio del campo. Recordar los buñuelos tibios con dulce de membrillo que hacía mi abuela me produce felicidad. La búsqueda de libertad también suele llevarme a momentos felices. Romper la rutina, salirme de lo establecido y producir transformaciones dentro mío y en los entornos cercanos me produce esa dicha de la cual te hablo. Son estados que vienen y van, aún no cuento con suficiente sabiduría como para decirte soy completamente feliz. Sobre el tema me gusta una frase del pensador brasileño Pedro Demo que suelo citar: "La felicidad participa de la lógica de la flor: no hay como separar su belleza de su fragilidad y de su ajamiento". Por lo tanto para mí la felicidad, si bien es efímera, cada mañana se asoma frente a nosotros. Hay que salir a olerla, a mirarla y reconocerle. Cuando nos sentimos bienhadados y dispuestos, seguro que se aparece.
Julia Camilleti: Me considero una persona agradecida, paso por muchos estados emocionales, la felicidad para mi es uno de ellos. Y a veces no me siento feliz, pero trato de sentirme agradecida porque sé que estoy aprendiendo. Cuando encuentro la felicidad, siempre suele estar relacionada al amor, a momentos en la naturaleza y compartidos con otras personas.
Prem Zalzman: es caminar por la vida respirando el presente, inhalar y sentir que estás alineado a la voz de tu corazón, que observas tu entorno y te sentis mas vos mismo. Reconocer a tu pareja, amigos, familiares, animales y todos los seres como pares que te enseñan a caminar más fuerte, reír y mirar a los ojos. La felicidad es una mirada, una sonrisa, un gesto, un momento; es ese instante donde el mundo se hace el presente y respiras paz. Hoy en dia me considero una persona feliz aunque entendiendo que es un estado que se balancea continuamente estoy comprometido a ser pleno y perseguir la felicidad continuamente, buscando vivir la vida según determinados valores y formas.
Numa Viard: Es difícil considerarse pleno y feliz con tanta penuria e injusticia del mundo cotidiano. Sin embargo, tomando ciertos recaudos de modestia y respeto hacia quienes no la están pasando bien y, haciendo uso de mi derecho, digo sí, soy feliz. En cuanto a lo pleno, físicamente estoy íntegro. Así que creo que también. La felicidad es algo contra lo que hay que luchar cada día. No dejan de llegarme mensajes, avisos publicitarios y recomendaciones vacacionales que me aseguran la felicidad y la prosperidad, según gente que desde una pantalla asume ser mi amiga y me tutea. Déjenme a mí con mi felicidad y vayan a venderle ese tiempo compartido a otro. Si yo escribiera el reverso de los sobrecitos de azúcar diría que la felicidad no se encuentra, sino que se busca. O mejor dicho: habrá una felicidad mayor cuando se la busca y, si tenemos suerte, se la encuentra. Para felicidad asegurada recomiendo el amor, el conocimiento y el arte. No hay otras cosas.
Si tuviera que describir un momento feliz, es este. Saber que existen las ballenas, y que estamos conectadas a ellas, me llena el alma.

Si tuviera que describir un momento feliz, es este. Saber que existen las ballenas, y que estamos conectadas a ellas, me llena el alma.

Gracias a todos los que me acompañaron hasta acá, por los momentos felices y oscuros, por el aprendizaje. Tomo las palabras de Sergio Fernández, Horacio Desimone y tantos otros que me ayudan a conectar con lo esencial, con mi propósito y con la naturaleza. Agradezco el espacio de Ohlalá! por dejarme expresar con libertad, a los entrevistados y a los que aportaron información valiosa, y a ustedes por la lectura.
Me seguirán encontrando en kariuenverde@gmail.com o en Facebook, Kariu en Verde y en Twitter @Kariu2
Abrazo gigante.
Kariu

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