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Pasadas del corazón III





Mi mojito querido está en Los Ángeles y vuelve hoy, mientras que yo estoy rumbo al aeropuerto para ir justamente a esa ciudad. Por momentos me da mucha pena pensarlo, pareciera que el destino nos intenta separar todo el tiempo, aunque siento que en algún lugar del corazón estamos juntos. Lugar que todavía no me queda muy claro cuál es: sin dudas entre nosotros hay algo, quizás muy fuerte, pero también hay neblina. Pienso por eso que en las historias de amor es en las que menos se puede manipular el futuro. Me vuelvo a veces tan dependiente del sentimiento en común que intentar adivinar los pasos a seguir me parece al vicio, como si le quitara la parte de amor a la historia. Es un futuro totalmente incierto, que no se paga, que por ahora no se pregunta o yo no quiero preguntar y él tampoco pregunta, que quita el hambre, que desvela y que también entretiene. Mensajes que van y mensajes que vienen, algunos vacíos que también me ilusionan o alguna carita triste que me dice todo y que también me alegra: algo late del otro lado y eso está bien. Preparo mis valijas y siento que me olvido algunas cosas, lo de siempre: mis valijas son un mini universo de mi estilo, me gustan los outfits completos aunque duren suspiros. Cargo accesorios, zapatos y carteras que quizás vaya a usar sólo por horas, pero tienen que ir. Suelo cambiarme una o dos veces al día de conjunto y cuando estoy trabajando quizás más. Y si voy pasando y miro algo que me gusta y puedo comprar soy de usarlo en ese mismo momento. Me gusta vivir la moda así, a fondo y sentir lo que llevo puesto.
En París no deja de llover y el clima está espantoso, empieza a llegar el frío y el gris, que también caracterizan bastante a esta ciudad de la luz. Si bien viajo por trabajo y tengo ticket de vuelta, pienso en Los Ángeles, en sus playas y en el calor y quisiera quedarme a vivir allá, ganas no me faltan, pero París me tira y en el fondo pienso que algo tienen que ver las ganar de volver a ver a este chiquillo.
Últimamente estoy híper sensible. Me dejo perder en esas preguntas sin sentido aparente, esas que también rigen la vida e impactan adentro con una fuerza tremenda. Vivo estos días así, activa pero pensativa, enamorada en la incertidumbre y llena de fe en el amor. Muchos días en los que estoy perdida en mí, atravesando momentos donde hay mucho para decir y poco para escribir. O mucho que sentir y poco para decir.

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