
Sexo: dale cuerda al placer y disfrutá más
Está todo bien con el rapidito pero a veces te dan ganas de decir no pares, sigue, sigue... El tema es... ¿cómo lograr que ellos puedan seguirte el ritmo?
20 de septiembre de 2016

Créditos: Inés Auquer. Ilustración de Ariel Escalante.
Fue copado. Estuvo bueno. Todo muy lindo. Pero duró ¿15 minutos? Ahora él está ahí, desmayado en tu cama, y vos pensando en si es así como termina la noche. Aguantás un rato a ver si hay signos de resurrección y te preguntás qué sentirán las conejas con compañeros tan tenaces. En momentos como este, surge un abismo que se resume así: no tenemos idea de cómo se siente la desactivación inmediata que ellos experimentan después de un orgasmo. Cuando para ellos “se acaba”, para nosotras bien podría recién estar empezando. Si hay energía y deseo, una mujer tiene mucho aguante. El tema es... ¿cómo lograr que ellos puedan seguirnos el ritmo? Veamos:
conejita
Rara vez nos percatamos de la importancia de la conquista de nuestro tiempo erótico. La conquista del timing en la cama es una de las mejores cosas que logramos recientemente. La posibilidad de entender, y hacer entender al otro, que la velocidad y persistencia de nuestro deseo tiene otro potencial está cambiando la dinámica en nuestros encuentros sexuales. Las mujeres, por naturaleza, llevamos nuestro ardor a un ritmo diferente del masculino. Esto no significa que no podamos alcanzar el orgasmo de manera veloz ni que no disfrutemos de un “rapidito” y listo. Significa que podemos aumentar considerablemente la intensidad y el placer que sacamos de una experiencia, si nos tomamos más tiempo para desarrollarla y, sobre todo, para sostenerla y saborearla. Tenemos una capacidad especial para el franeleo y la acción prolongada. Sabemos que eso puede llegar a hacer la diferencia entre una noche más y una que se nos quede pegada a la piel durante días.
zanahoria
Muchas veces, si el hombre acaba, entonces todo acaba. Pero en tiempos en los que los revolcones se nos ofrecen a velocidades siderales, encontrar hombres que sepan gozar de un recorrido extenso sin que una mujer lo pida no es tan fácil. ¿Qué es el erotismo sino jugar, postergar, saborear, retener? Hoy, tomarse el tiempo para enredarse entre las sábanas con alguien es un verdadero halago, y de eso se trata el “sigue, sigue”. No es usarse. Es celebrarse y conocerse. Ya sea con tu nuevo match de Tinder o con un amor estable, el aquí y ahora de ambos debe estar puesto en el mismo foco, y eso solo pasa cuando el interés es genuino de ambas partes. Entender esto es clave para evitar la frustración. Buscar el franelazo de tu vida con un eterno huidizo o cargarte al hombro el peso de revivir una relación achanchada son tendencias femeninas completamente contraproducentes. Mostrá la zanahoria. Sacá lo mejor de él. A ctivalo y frenalo, buscalo y escapale, invitalo y limitalo, y fijate qué pasa cuando empezás a marcar el ritmo.

Créditos: Inés Auquer. Ilustración de Ariel Escalante.
don’t stop
Cuando una mujer pide mucho, cuando nosotras pedimos, sí, señores, más y mejor, no suele tratarse de una demanda mecánica. No les pedimos a nuestros compañeros que se conviertan en máquinas sexuales, con erecciones eternas y traqueteos imparables. Lo que la mayoría de nosotras deseamos es que el placer dure lo máximo posible. Lo que pedimos, en definitiva, es un acompañamiento en nuestros tiempos, una lectura de nuestros deseos. Atreverse a pedirle a un hombre que no pare es invitarlo a deambular con vos durante horas, por terrenos borrosos, de placeres obvios y no tanto, que se encargue de administrar esos goces al punto de hacernos estallar, a niveles macro o micro, no importa. Tampoco nuestro placer puede decodificarse como explosión. Nosotras implotamos. Por eso, las sesiones “sigue, sigue” empiezan con agendas abiertas y compañeros dispuestos. Algo así como el sexfulness . Domingos lluviosos, lunes de faltazos, horas ganadas y trasnoches. Donde se te ocurra, tiene que estar el hueco.
liebre
Si lo que más querés en el mundo es el sacudón non stop, entonces prestá atención. Solo hay tres trucos para ayudarlo a “aguantar”: bancá con la estimulación previa, espaciá los momentos de acción y no lo satures de estímulos extras mientras él se concentra en hacerte feliz. Hagan recreos para comer, mirar alguna peli o ensiestarse y asegurate de ese modo la seguidilla feliz. Acordate: si le volás la cabeza rápido, es gol en contra. Ahora, ojo con la exigencia. La primera reacción masculina ante el pedido de una noche interminable es la presión. No por nada el Viagra es una de las drogas más vendidas. La lógica general dice que si no hay erección, no hay sexo. Tanto énfasis le ponemos a eso que algunos hombres ni siquiera quieren mostrarse desnudos si no están listos. Este es el primer paso a burlar para el “sigue, sigue”. ¿Le dio con todo y terminó? Puede que la varita mágica ya no esté lista entre sus piernas, pero aún tiene las manos, la lengua, la voz. Nosotras también nos debemos descubrir cómo disfruta el hombre cuando lo liberamos de la exigencia fálica. Preparate. Esto recién empieza. •
¿Y vos? ¿Ya te preguntaste si venís en modo liebre o conejita últimamente? También: Él se cree demasiado lindo y Horóscopo de septiembre para él
Experta consultada: Silvina Valente, sexóloga.
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