
Sexo: ¡Montalo, vaquera!
Es un clásico, lo sabemos, pero hay alternativas para ponerle onda de amazona salvaje. algunos “arre” que funcionan. ¡Sacá tu cowgirl de adentro!
5 de mayo de 2015

Créditos: Florencia Cosin. Producción de Daniela Cenizo y Pia Fellay
No importa qué tan bien él lleve las riendas, de vez en cuando, todas queremos sacárselas. Porque, aunque conozca muy bien la geografía y sepa recorridos excitantes para llevarte de aventura, el paisaje cambia cuando somos nosotras las que asumimos el control. Estar arriba es intenso: te expone, te excita y te da la adrenalina de la decisión. Nuevos caminos se te revelan cuando sos vos la que marca la dirección a explorar. Es fácil, muy fácil, hablar de las interminables aristas aventureras que puede despertar en nuestra cabeza esta posición, pero no siempre es sencillo enlazar el corcel, ensillarlo y ponerlo al trote. Son especiales las cualidades que debe tener o desarrollar una jineta con todas las de la ley. Si estás dispuesta a ir por ellas, seguí los pasos ¡y que empiece el rodeo!
Enlazalo
Aunque las más cancheras lo hacen sin dudarlo, a ninguna jineta experimentada se le ocurriría nunca saltar sobre su caballo sin más. Además, no todas las jinetas son guerreras extrovertidas. La energía femenina tiene sus propias maneras de atraer. Dejá los enlaces violentos y los nudos complicados para las contiendas de chicos, las cowgirls tienen técnicas más sutiles y sofisticadas. Existen modos amables de tomar el control, aunque ninguno incluye pedir permiso. La confianza en vos misma y la voluntad de ir por tu deseo son la verdadera actitud vaquera. Así que poné intenciones claras a tus movimientos y llevalo a que se recueste o se siente sin decirle demasiado. El franeleo es un aliado en el arte de enlazar.
Atalo
Atarlo es dejarle clarísimo que OK, ahora la que manda sos vos. No significa necesariamente usar una cuerda, pañuelos o un cinturón para inmovilizarlo (aunque podés hacerlo, claro), atarlo es comunicarle a través de una mirada sostenida, un "vos quedate así" o una fuerte presión, que vas a ir por (mucho) más y que él no va a tener que hacer nada. Permití que el peso de tu cuerpo repose contra el suyo con presión. No te apresures, simplemente sentilo. Andá buscando el roce y empezá a concentrarte en tu propio placer, que es la verdadera brújula de una buena jineta. Esa es la clave de esta posición: entender que no se trata tanto de leerlo a él sino de buscar vos las cosas que te harán salir al galope. Él te va a acompañar encantado.
Domalo
Existe un baile que se considera lo más cercano a montar sin tener sexo: el lap dance. De hecho, en el mundo de las bailarinas exóticas, se lo considera el perfecto preludio de una inolvidable cabalgata, la manera más sexy de advertirle a un hombre que acá hay una chica dispuesta a adueñarse de la situación. Se trata de un repertorio de movimientos libres, muy desinhibidos, que buscan el roce, los golpes y el ritmo de una manera casi animal. Moverte y contorsionarte sobre él es la base de la técnica (¡googleá!). El manual del lap dance recomienda que él esté vestido y vos desnuda, para que puedas aprovechar más la variedad de texturas en tu roce y para que él sienta menos. Porque, ¡ojo!, un lap dance bien logrado es tan efectivo que tu corcel podría quedar inhabilitado para el siguiente round. Ups...
¡Sin rodeo!
Para no convertir todo esto en una tortura china, llegará el momento de pasar a la acción. Para las extrovertidas, este es un momento muy esperado, pero no todas la pasan tan bien. El nivel de exposición físico en esta posición es inevitable. No permitas que eso te limite. Si no querés estar completamente desnuda, un lindo corpiño armado o un body pueden ayudar. Usá luces tenues o dejate puesta una remerita, pero no permitas que el pudor o la inseguridad te priven de este paseo. Concentrate en lo maravilloso que tiene la postura: la completa conexión de miradas que puede darse, los abrazos y la posibilidad de que marques el ritmo hacia tu placer guiándolo al destino. Los movimientos básicos son el ascendente y el descendente. Luego, roces fuertes hacia adelante y hacia atrás y círculos pronunciados.
Sujetalo fuerte
Para dar y recibir placer, especialmente en esta posición, no hacen faltan grandes desplazamientos, ni siquiera los básicos. Si así lo sentís, probá simplemente reposar sobre él, estirar tus piernas hacia atrás y, sin moverte, concentrarte en contraer el músculo pubococcígeo (el que contraés para no hacer pis, el mismo con el que se hace el trabajo de parto). Eso puede ser suficiente para que estimules la acumulación de sangre que te llevará al orgasmo y permitirá que él sienta las contracciones internas más sutiles, algo para lo cual los hombres tienen una sensibilidad inmensa.
¡Arre!
Como en los juegos infantiles, es difícil subirse a cabalgar y no entusiasmarse con acrecentar el ritmo. Podés probar la paz y la guerra. No temas volverte un poco agresiva en tu búsqueda. Esto no tiene que ver con lo que hacés, sino con la manera en que lo hacés. Se puede montar de una manera sutil, minimalista y agraciada o volverse un poco más guarra. El estilo guarro pasa más por lo frenético del movimiento y por la profundidad de las bajadas. En la equitación real, a la hora de galopar se propone un arrastre con la pelvis hacia delante cuando estás abajo y una vuelta atrás cuando estás arriba, dibujar "ondas" para acompañar el ritmo, que suele ser regular. De eso se trata una buena cabalgata, de hacer congeniar ritmos para acompañarse mutuamente. Como sea, en la búsqueda del placer, es esencial no centrarse en el fin sino en sentir el proceso, olvidar el apuro por llegar al orgasmo y darse ambos la libertad de terminar relinchando.
Otras maneras de cabalgar
Amazona

Créditos: ilustraciones de Ariel Escalante
También podemos mantener las dos piernas para el mismo lado, lo cual cierra el ángulo y permite a ambos sentir más.
Barca

Créditos: ilustraciones de Ariel Escalante
Quieren cosas más raras aún. Embárquense juntos en esta posición.
Mecedora

Créditos: ilustraciones de Ariel Escalante
No hace falta que realmente tengan una mecedora para lograr este balanceo, pero si tu abuela te dejó una y vos no sabés tejer...
Bufanda

Créditos: ilustraciones de Ariel Escalante
Vas a tener que usar la fuerza de tus brazos y tus movimientos van a estar algo reducidos, pero ¡él te va a agradecer la vista!
Lazo sexual
Si querés potenciar la cabalgata, una buena idea es instalar un cinturón de esos que se usan para yoga del método Iyengar ¡sobre la cama! La instalación es muy fácil (quizá necesites de la ayuda de tu pareja): se pone un gancho en el techo, justo arriba del centro del colchón.
Se convierte en un increíble sex toy, sus beneficios:
- Te propulsás, vas más arriba y ganás mayor ritmo.
- Te cansás menos: trabajan más los brazos (nunca viene mal un ejercicio de bíceps), pero no se cansan las piernas.
¿Solés ser la que domina en la cama? También te contamos cómo subir la temperatura después de una separación y todo sobre la comezón del séptimo año .
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