Terapia en los primeros años de la relación: ¿conviene?

Esas que aparentemente lo tienen todo, que no deberían estar en crisis o de las que se espera que la separación tal vez sea la única respuesta. Total son tan jóvenes y pueden plantearse qué pase el que sigue. Pero no, no siempre es así.

En muchos casos las parejas más jóvenes, en un rango de 25 a 35 años, consultan a un especialista cuando aparecen los primeros desencuentros.

Para muchas personas un especialista resulta un interlocutor válido y neutral y esto no sólo vale para sí, sino también para la relacion de pareja. La figura de un terapeuta representa a alguien que pueda ayudarlos a resolver situaciones de tensión y conflicto que interfieren en el crecimiento y el bienestar de la pareja.

Muchas parejas viven los momentos de crisis como una oportunidad de reconstrucción, de cambiar ciertos acuerdos y generar otros, de replantear proyectos y recalibrar la relación. En otros casos llegan cuando creen que ya es inminente la separación y esperan que el terapeuta los ayude a dilucidar cuales fueron los motivos que los llevó a esa instancia y ver si es posible reconstruir la relación.

Generalmente son las mujeres las que más concurren a la terapia. Según una encuesta de la Fundación Fobia Club, durante el 2015 el 63% de las consultas correspondieron a mujeres, mientras que solo el 27% tuvo como protagonistas a los hombres. Son ellas quienes le proponen a sus parejas probar con este tipo de encuentros.

Hace ocho meses, Carla de 29 años y su pareja con quien tiene un hijo de dos años empezaron a ir a terapia. La decisión fue de ambos, aunque al principio su compañero se resistía porque no creía que una persona externa los pudiese ayudar. Para él las cosas tenían que resolverlas entre ellos. Pero,al final lo convenció. "Empezamos porque hacía mucho tiempo que sentíamos desconexión, y culminábamos en fines de semanas llenos de discusiones, mal humor y desgaste emocional. Durante la sesión nos conectamos con el sentir más profundo, no con la crítica, el juicio o la opinión sobre el otro. Nos proponen mirarnos, decirnos cosas cara a cara, y descubrir el verdadero sentir o necesidad bajo cada frase", dice Carla.

Algunos de los temas que aparecen con mayor frecuencia, en la terapia de parejas jóvenes, son las dudas y los temores que generan una posible convivencia y más aún un hipotético casamiento. A veces suelen surgir inhibiciones y fobias de uno o ambos integrantes de la pareja que impiden poder concretar esos proyectos.

La metodología de las terapias en parejas jóvenes no suele diferir de las que se utilizan para las relaciones que ya llevan muchos años de matrimonio.

Generalmente estos encuentros requieren entre 10 y 12 sesiones de aproximadamente una hora cada una, dependiendo de las necesidades de cada pareja. Los especialistas utilizan una serie de preguntas disparadoras que tienen como objetivo imaginar diversos escenarios o puntos de encuentro. ¿Qué los motiva a cada uno a seguir con la relación o a separarse? ¿Cómo sería la vida sin ella o sin él? ¿En caso de no tener hijos, como la veo como madre, como lo veo como padre? son algunos de esos interrogantes.

La terapia no es -como muchos creen- un espacio para gritarse y echarse culpas. En verdad es un lugar en el que poder escucharse y la mayoría de los buenos terapeutas trabajan con ejercicios prácticos, algo así como "tareas para el hogar" que favorecen la comunicación, el cambio y el encuentro. Por ejemplo:

- Relajarse: algunos especialistas ofrecen para los más jóvenes un espacio más relajado, sentados en el piso, en colchonetas, tomando mate.

-Constelar: también realizan algunos ejercicios de constelaciones familiares para detectar qué mandatos trae cada uno de sus familia y cómo influyen en la relación.

- Hacerse propuestas:además los motivan a proponerse salidas mutuamente.

-Comunicarse asertivamente: por ejemplo escribir lo que le va pasando con el otro, y trabajar siempre con las necesidades personales, no con la reacción del otro.

- Escucharse en el silencio: también se busca generar espacios de silencio compartidos, como caminar o escuchar música.

1. Les brinda a ambos una perspectiva diferente de la relación que los ayuda a tomar decisiones claves como irse a vivir juntos, casarse o tener hijos.

2. Les sirve para conocerse mejor individualmente y como pareja en un ámbito diferente con una persona neutral.

3. Se movilizan cuestiones internas de cada uno que los llevarán, en el mejor de los casos, a un análisis personal.

Experta consultada: Eliana Vasconcelo, licenciada en psicología.

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