Inflación: 7 claves para armar un presupuesto sin perder plata
Hay varias razones por las que resulta difícil armar un presupuesto y, en un contexto inflacionario, más. En esta nota, te damos consejos para avanzar y hacerlo bien.
17 de agosto de 2022
Cómo armar un buen presupuesto en tiempos de inflación - Créditos: Getty
Cuando tenemos un emprendimiento lo que más queremos es vender y cobrar, ¿verdad? Dentro del mundo de los emprendimientos, algunos venden productos estandarizados con precios publicables y otros requieren la solicitud, ajustes (a veces) y aprobación de un presupuesto.
Recibir un pedido de presupuesto es una señal de venta potencial y debería alegrarnos… pero muchas veces eso no pasa porque enviar un presupuesto se vuelve una tortura. ¿Quién no ha procrastinado el envío de presupuesto, con el cliente insistiendo?
Primero es necesario entender por qué nos resulta tortuoso ese proceso de ida y vuelta con el cliente que está deseoso de comprar nuestros productos o servicios. Un buen diagnóstico de esta situación nos llevará a la solución correcta. Pensá si te sentís identificada con alguna de las siguientes situaciones…
No tengo claro qué quiere el cliente
No tengo definido el formato de mis propuestas
Me lleva muchas horas armar un presupuesto
Me cuesta ponerle valor a mi trabajo
Me niego a armar presupuestos en contextos de alta inflación
Creo que el cliente no lo va a poder pagar
Si me lo acepta, no tengo plata para ir a comprar los insumos
Aquí te voy a dar 7 claves para eliminar todas esas excusas y enviar el presupuesto de una vez por todas. ¡Arranquemos!
1
No tengo claro qué quiere el cliente: antes de proponerle una reunión, enviale un formulario exhaustivo (en Google Forms) con todas las preguntas que necesitás saber para cotizar.
2
No tengo definido el formato de mis propuestas: armá un modelo base (en Word o Canva) con distintos títulos, por ejemplo: fecha, solicitante, presentación (mini bio tuya), objetivo, propuesta, detalle de la propuesta, condiciones de pago, próximos pasos.
3
Me lleva muchas horas armar un presupuesto: armá un tarifario estandarizado base. Dependiendo si es producto o servicio, puede ser por hora (front y back), por volumen, tamaño, peso, etc. Una vez que tenés los datos del formulario y el modelo base de presupuesto, junto con el tarifario (y si necesitás mandar a cotizar algo a un proveedor externo) vas a poder cotizar en menos tiempo. Si se trata de presupuestos que conllevan mucho trabajo, podés poner un valor genérico (caso estudios de arquitectura por m2 y luego revisar detalles), o bien cobrar por la elaboración del presupuesto (esto ahuyenta los pedidos sin intención de comprar) para luego descontarlo del pedido si se concreta la venta.
4
Me cuesta ponerle valor a mi trabajo: si esto te frena, entonces no estás pensando en tener un negocio, sino un hobby. Te sugiero pedir ayuda para identificar si te da vergüenza, pena o miedo al rechazo o si estás sufriendo el Síndrome del Impostor.
5
Me niego a armar presupuestos en contextos de alta inflación: esta postura, más allá de cortar las cadenas de producción, hace que paralices tu propio negocio. Y de las crisis no se sale ghosteando, sino tomando decisiones estratégicas. Además de ajustar el precio a la inflación proyectada (ej. el Banco Central publica un relevamiento de expectativas), podés poner plazo de validez a tu presupuesto, sujetarlo a la evolución estimada de la inflación o alguna otra variable, cobrar un porcentaje por adelantado, vender poco volumen en plazos cortos, pero nunca parar de vender, porque te salís de la rueda y, peor, del mapa de tus clientes.
6
Creo que no lo va a poder pagar: por ahora es una creencia tuya, dejá que te lo diga el cliente. Y si no lo puede pagar pero lo quiere igual, ¡que te lo negocie!
7
Si me lo acepta, no tengo plata para ir a comprar los insumos: podés poner como condición de pago un adelanto.
Julieta Caminetsky en IG: @finanzasfem
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