¿Envidia de vacaciones?: lo que nos muestran las redes sociales
En las vacaciones siempre se publican las fotos en las que todos están sonrientes y el mundo es perfecto. No todo es lo que parece.
11 de enero de 2023
De vacaciones: ¿qué imágenes elegimos mostrar en las redes? - Créditos: Getty
Subo una historia a Instagram: los cuatro (ambos hijos, marido y yo) sonreímos a la cámara, es una selfie. De fondo, el mar que baila (bueno, en la foto no se ve, pero lo sabemos todos, el mar baila). Me arrepiento al instante. Imagino a muchas personas del otro lado, encerradas en oficinas grises (o coloridas, qué se yo) envidiando mi verano de sol y playa.
Y entonces se me ocurre esta columna.
Se me ocurre contarte a vos, querida lectora, que, no todo es como se ve. En las fotos estamos sonrientes, pero en realidad nuestros dos niños no paran de pelearse un instante. Bueno, sí, cuando están en la orilla. Pero en el minuto en que juntamos petates y subimos al departamento están de nuevo dele que te dele con la cantinela del yo te dije, vos me dijiste, no te presto, corré eso, salí de acá.
Y por qué te lo cuento. Porque a veces parece que la vida de los famosos, los conocidos, las celebrities, los influencers, el vecino o quien sea que no seas vos es mucho más linda y feliz y perfecta que la tuya. Pues no, mi querida. Lo que pasa es que esa persona (yo, en este caso) elige qué mostrar. Y… la verdad que, para bajones, el noticiero, ¿no? Entonces las redes se llenan de gente feliz en la playa. De una foto que captura un instante de felicidad en un tiempo que en realidad es mucho más largo.
También puedo contarte, si querés, que hace dos días en plenas vacaciones me internaron en un hospital de Villa Gesell por epigastralgia (googlealo, es espantoso). Conectada a un suero toda la tarde para detener el dolor, el ardor, las ganas de morir mamitaquerida. Nada grave, obvio, lo sé. Pero, de nuevo, de perfectas estas vacaciones tienen poco. Son hermosas, revitalizantes y la estamos pasando espectacular (sobre todo, ahora, que estoy recuperada). Sí. Pero también, y como todo en la vida, hay partes no tan lindas que elijo recortar en las redes sociales porque siento que no suman ni interesan a nadie.
Y me veo a mí misma hace algunos años mirando fotos de gente en la playa, mientras yo trabajaba en una oficina en Palermo y envidiaba a los veraneantes y digo, bueno, a lo mejor a alguien le sirve saber que no todo es tan perfecto.
Después de la siesta (que mis hijos, ofcors, no duermen) volvemos a bajar a la playa y al llegar veo en la sombrilla de al lado a un matrimonio de actores conocidos que suelen vacacionar acá. Ellos, ya más grandes, con hijos adolescentes, nos saludan todos los mediodías cuando nosotros subimos y ellos recién bajan a la playa porque, claro, horario adolescente. Los miro al llegar. Cada uno una ensaladita, ella con su agua y él una birra que, desde mi esquina llena de bártulos e hijos, adivino helada. Y los envidio. Les envidio la soledad, la conversación sin interrupciones, su poquísimo equipaje playero y, sobre todo, envidio muchísimo esa birra fría que va a ser tomada fría porque, recordemos, sin interrupciones. Ella seguramente adivina mi añoranza y me dice: aprovechalos, te juro que en un momento crecen y no te dan bola. Y yo quiero pensar (me obligo a pensar) que ella, un poco, también me envidia.
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