Karonchi: mis 3 pilares para recuperarme después de una separación
Karen Barg, Karonchi, nos cuenta que lo que más quiere es estar bien después del impacto de la separación de su marido, a casi dos años de mudarse juntos a España. ¿Cuáles son sus estrategias?
28 de abril de 2023 • 09:00
Karen Barg empieza a reconstruir su vida tras su separación: nuevos cursos, entrenamiento y salida con amigas. - Créditos: Gentileza Karen Barg
Después de mi separación, a casi dos años de mudarme con mi familia a Madrid, la gran pregunta que me tuve que hacer es: ¿Cómo voy a hacer para estar bien? Bien de verdad.
Lo primero, y para mí lo más importante, fue tomar esa decisión: Quiero estar bien, voy a trabajar y hacer todo lo posible para conseguirlo.
Y elegí 3 pilares en los que apoyarme para conseguirlo: trabajo, autoestima y amistad.
Trabajo
No sé si me acabo de inventar esta frase o se la estoy robando a alguien, pero: “La mente ocupada no piensa en pavadas”.
Y yo necesito no pensar en pavadas y, aparte, necesito facturar, porque ahora las cosas dependen solamente de mí.
Así que armé un plan de negocios y estoy empezando a ejecutarlo. Busqué inversores (¡gracias, ma!); pedí ayuda y me rodeé de expertos. En unos meses les cuento qué tal me va, pero me tengo mucha fe.
Autoestima
Estaba destrozada, venía de dos años de sentirme inútil, incapaz, poco valorada. ¿Cómo podía hacer para pasar a sentirme útil, capaz, para valorarme?
Y acá, queridas amigas, perdón que me voy a poner un poco superficial, pero sinceramente intenté que “el amor propio” me rescate. No lo conseguí. No lograba levantarme. Claro, ¿cómo me iba a levantar mi amor propio si él mismo estaba por el piso?
Así que pensé: estoy soltera, quiero volver a enamorarme, voy a ponerme bien perra (aclaro que, obviamente, no necesitamos nada para enamorarnos, pero entiéndanme que de algo me tenía que agarrar para salir de ahí).
En esas estoy: “Proyecto Perra”. Ojo, me acabo de dar cuenta de que puede ser un muy buen título para mi libro.
Trabajar en mí, aunque sea un objetivo superficial, me hizo sentirme útil, capaz y valorar lo fuerte que soy. Y eso creo que no tiene nada de superficial.
Amistad
En dos años que llevo viviendo en Madrid conocí gente muy copada, pero me di cuenta de que no cultivé la amistad, no le dediqué el tiempo que me hubiera gustado a hacer amigas.
Siempre había algo más “importante” y creía que, teniendo mi familia, ya era suficiente. Gran error. Y cuánto me arrepiento. Así que el plan es el siguiente: decir a todo que sí, me la pasé mucho tiempo diciendo que no y así me fue. Así que ahora es momento de decir sí.
Ni bien me separé mucha gente me escribió y me ofreció ir a tomar un café, a comer algo, o simplemente a chatear. Y a todas las dije que sí.
Fui a cenas de emigradas, hice cursos, empecé a hablar más con mis compañeras del gimnasio, arreglé caminatas, salidas y planes.
Estar acompañada es clave en mi bienestar y no pienso perder un segundo más en armar mi red acá.
No te digo que todos los días estoy bien todo el día, pero sí te puedo contar que me acuesto todas las noches agradeciendo la oportunidad de cambiar las cosas que no me hacían feliz, de haber abierto los ojos y tener la oportunidad de elegir estar bien.
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