"Tengo burnout parental": qué es y 5 estrategias para bajar el estrés de las vacaciones
Se habla mucho de la famosa "carga mental", pero también en vacaciones, la crianza se vuelve quizás más desafiante para madres y padres. ¿Qué es el burnout parental y cómo gestionarlo?
19 de enero de 2024
¿Sentís que tenés burnout parental? Te pasamos algunas estrategias para sobrellevarlo. - Créditos: Getty Images
En la vorágine de la crianza consciente, nos encontramos con desafíos constantes y el receso escolar no es excepción. Este período, tan esperado por la mayoría de los niños, niñas y adolescentes, puede desatar el temido burnout parental, incluso duplicar la fatiga ya existente.
¿Qué es exactamente el burnout parental? Para traducirlo coloquialmente, es esa abrumadora sensación de agotamiento físico y emocional que experimentamos quienes criamos (y, sí, ¡especialmente las madres!) cuando las demandas cotidianas alcanzan su punto álgido. Las vacaciones agregan una complejidad adicional, como una mancha más al tigre que, en este caso, hace a la diferencia.
Para entender por qué el burnout nos afecta desproporcionadamente a las mujeres, es esencial analizar la distribución de las tareas de cuidado. A pesar de ciertos avances en igualdad de género, persiste una brecha significativa en el campo de las crianzas (¡y en otros tantos campos que no vienen al tema!). Las mujeres, en muchos casos, cargamos con el peso abrumador de las tareas domésticas y de cuidado, incluso cuando trabajamos a tiempo completo. Este desequilibrio se magnifica durante el receso escolar, donde luchamos por equilibrar el trabajo y la gestión de las actividades de los hijos.
En este contexto, enfrentamos el desafío de mantener al piberío ocupado, contento y, preferiblemente, alejado de las pantallas. Una lucha desigual y agotadora. Conscientes de los males del uso excesivo de dispositivos electrónicos, las mujeres exploramos creativas alternativas para mantener entretenidos a los pequeños (y no tan pequeños) con planes que, muchas veces, se tornan frustrantemente irrealizables.
5 estrategias para abordar la "carga invisible"
1
Barajar y dar de nuevo: redistribuir las tareas del cuidado.
Es crucial replantear la asignación de responsabilidades en casa. Fomentar una participación equitativa entre padre, madre e hijos/as en las tareas diarias alivia la carga sobre las mujeres y frena (al menos algo) el brutal agotamiento.
2
Promover la autonomía de niños, niñas y adolescentes
Es clave que ellos asuman responsabilidades acordes a su edad y momento madurativo, porque no solo les proporciona habilidades fundamentales para la vida en general, sino que también libera a los padres y madres de una supervisión constante.
3
Construir comunidades reales de apoyo
La falta de una red sólida e intentar revertir este panorama afianzando los lazos comunitarios es crucial. Organizar actividades con otras familias, compartir responsabilidades y crear vínculos de apoyo mutuo, beneficia a todo el conjunto familiar. Está claro (clarísimo) que tanto en la niñez como en la adultez, la alianza entre pares es un verdadero respaldo.
4
Respirar en intervalos de tranquilidad (en criollo: descansar)
En el medio del caos, programar pausas es esencial. Mantener una perspectiva equilibrada requiere ratos donde la mente se sumerja en algo diferente a la crianza y el trabajo, por eso placer y descanso deben ser sustantivos protagonistas de toda búsqueda.
5
Tener flexibilidad y expectativas ajustadas a la realidad
La adaptabilidad es clave para sobrevivir sin extenuarse. La capacidad de adaptarse es una habilidad que, además de garantizar calidad de vida, es un recurso valiosísimo que debemos mostrarles a los chicos para que lo tengan de ejemplo esencial. Es clave que les ofrezcamos versiones adultas menos sufrientes y más relajadas.
Al soltar la necesidad de llenar cada instante con una actividad planificada, nos abrimos a la oportunidad de disfrutar de momentos auténticos y sin tantas pretensiones. Recuperar la idea de que el aburrimiento y la ausencia de plan pueden estar presentes, lejos de un problema, sirve de excusa para que la creatividad se exprese sin restricciones. En medio del bullicio y con mandatos fuertes que nos gritan que las agendas tienen que estar estalladas (¡desde lactantes hasta siempre!) confío en que podemos bajar el volumen y amigarnos con lo imprevisto, favorecedor de la inventiva y antídoto probado contra el embole vacacional.
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