"El mundo está picante": ¿cómo surfear la crisis y la incertidumbre cuando todo parece explotar?

"El 85% de los ciudadanos de Latinoamérica siente incertidumbre sobre el futuro y el 90% está preocupado por el ambiente, la sustentabilidad y el futuro del planeta”, dice Ximena Díaz Alarcón, CEO & cofundadora de YOUNIVERSAL 

La hiperconectividad nos influye de manera positiva porque solo accionamos sobre lo que conocemos y muchas veces conocer problemas de distintas partes del país o el mundo hace que nos inspiremos e involucremos. Sin embargo, la contracara negativa de esto es la sobreestimulación y la sensación de impotencia, estrés, angustia y cansancio frente al bombardeo de información y frente a cuestiones sobre las que sentimos que no podemos intervenir. ¿Cuáles son las principales consecuencias de la hiperconectividad?
 

Si bien es cierto que la respuesta más general que se observa es un repliegue en la esfera privada, una búsqueda de protección individual y un deseo de disfrutar de la vida, también hay pasaje a la acción. En definitiva, es una tensión entre el mundo en sentido amplio y el más personal, entre las cosas que funcionan bien o mal y qué injerencia tenemos para modificarlas. La pregunta fundamental para hacernos es... ¿qué tanto podemos hacer para cambiar el mundo?

- La economía mundial está cursando durante 2024 los 5 años con el menor crecimiento del producto interno bruto de las últimas tres décadas, según la edición más reciente del informe “Perspectivas económicas mundiales” del Banco Mundial.

- 600 millones de personas padecerán desnutrición crónica en 2030, según las proyecciones de la ONU para la agricultura y la alimentación.

- 2200 millones de personas aún no disponen de suministros seguros de agua potable y 3500 millones no tienen acceso a servicios de saneamiento, según el informe 2024 de la UNESCO publicado en nombre de ONU-Agua. 

85%
Incertidumbre sobre el futuro.

42%
Inequidad social

60%
Inseguridad

55%
Recesión e inflación, falta de poder de consumo.

90%
Ambiente/sustentabilidad/futuro del planeta

** Según estudios realizados por la consultora YOUNIVERSAL.

"En 2025 sucederán varios hitos astrológicos que van a cambiar la forma en que vemos el mundo”, pronostica la astóloga Sol Lisdero.

Hay varios motivos astrológicos por los cuales sentimos que estamos viviendo un colapso o cambio de era. Esto es completamente sincrónico con el cielo: Urano, que es el planeta del cambio y de la incertidumbre, entró en el signo de Tauro en 2018/2019 e hizo que durante estos años estemos trabajando lo relacionado a los recursos, la economía, la relación con la Tierra, con nuestro cuerpo y con el placer. 

A su vez, Plutón, planeta regente de Escorpio, y el de la transformación, viene a purgar la energía muerta, a liberarnos de apegos y tradiciones que ya no nos sirven más. También viene a enseñarnos cómo vivir con personas que piensan diferente a nosotros, ya que está en Acuario desde enero. Todo esto está exacerbado, entonces vemos el lado oscuro de todo, el lado B de la ciencia, de los discursos políticos, y para que esto suceda, tiene que haber una crisis. 

La astrología es simplemente un camino más. También, cada vez son más las personas que se conectan con las energías que existen más allá de lo visible, abriéndose –y aceptando– a otras formas de ver e interpretar la realidad.

¿Qué podemos hacer ante el cambio climático?, se pregunta Marina Aizen, autora de Recalientes.

Otra vez, un récord de temperatura. Y el mundo en llamas parece comerse el futuro. ¿Quién tiene la culpa? No la tienen los seres humanos como especie sino un grupo de industrias poderosas que dominan la economía, la política y hasta el pensamiento. Son las dueñas del petróleo. Desde hace más de medio siglo, la ciencia y las compañías fósiles saben que la quema de hidrocarburos (petróleo, gas y carbón) libera dióxido de carbono. Este viaja silencioso por el aire y se deposita en la parte más baja de la atmósfera (la tropósfera), donde se quedará por siglos. Allí, empezará a retener el calor del sol y, en consecuencia, aumentará la temperatura en toda la superficie terrestre. 

¿Estamos condenados? No. Hoy existen tecnologías para reemplazar todos los combustibles sucios. Son más baratas y eficientes. El problema es la resistencia de una industria contaminante que obstruye la transición energética. En 2018, científicos convocados por la ONU dijeron que si la temperatura subía más de 1,5 grados, las consecuencias iban a ser irreparables: pérdida del manto helado del Ártico, muerte de los corales, pérdida de glaciares, sequías e inundaciones, desaparición de ecosistemas, hundimiento de ciudades costeras, olas de calor, expansión de enfermedades, muerte de todos los seres vivos.

 

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, propuso que se reduzca un 30% el uso de combustibles fósiles para 2030. Es factible, pero también es necesario que se detenga ya la deforestación, otro gran contribuyente al calentamiento del clima. Cuando cortan quebrachos y algarrobos en los bosques del Gran Chaco, se van millones de toneladas de CO2 almacenadas en sus troncos y raíces. Y una vez que los gases se acomodan en la atmósfera, no los podés volver a arrancar. Y no se arregla plantando pinos o eucaliptus (especies combustibles y peligrosas en un contexto de temperaturas altas y sequías). La única forma de frenarlo es cortando las fuentes de gases. 

Una vez que se corten las emisiones, la temperatura dejará de subir. Se puede tener esperanza. ¿Qué podemos hacer nosotros? Incorporar este tema en el debate público y demandar un cambio sistémico; con reciclar, no alcanza. Y empezar a adaptarnos. ¿Sabemos qué hacer cuando vienen días de 40 grados? ¿Cómo hacer habitables nuestras ciudades y casas? Hay preguntas bien prácticas que tenemos que empezar a respondernos. 

Replegarse vs. involucrarse, por Patricia Liberati, psicóloga y escritora.

¿Cómo llegamos a los picos de estrés actuales? 

Vivimos tiempos en los que el deseo está estandarizado y premoldeado por el afuera, y seguirlo sin reflexionar nos distancia de lo propio generando estrés y ansiedad. Para mejorar nuestra salud, los médicos nos recomiendan volver a la comida real y salir de los paquetes. Lo mismo ocurre con la psicología: correr tras metas “ultraprocesadas”, por los falsos conceptos de éxito y bienestar, nos alejó de nosotros mismos, de los propios deseos y sueños.

¿Cómo me escucho en este mundo con tanto ruido? 

Silenciando el afuera. Tomando contacto conmigo: meditación, yoga, actividad física, naturaleza, respiración consciente y, por supuesto, terapia. Además, hacernos preguntas como: ¿quién soy yo en este juego de la vida?, ¿quién deseo ser? La riqueza de la humanidad está en la posibilidad de que cada uno pueda expresarse a través del propio deseo. Nadie es feliz cumpliendo expectativas ajenas. 

¿Qué solución puedo aportar si el mundo me está preocupando demasiado?  

El mundo está hoy dentro de nuestras casas a través de las pantallas y esto, que por un lado es muy funcional, por otro lado actúa como un aluvión de todo tipo de información que nos llega constantemente. Con algunas cosas podremos involucrarnos y estará a nuestro alcance intentar resolverlas y otras, por supuesto, serán totalmente inabarcables. Elegir nuestras batallas, tomar los cambios posibles y entender que hay otras que no podemos librar, nos traerá paz. 

¿Por qué ciertas personas, frente a la realidad, necesitan replegarse a la esfera privada y otras eligen involucrarse? 

La forma en que damos respuesta al impacto de los conflictos es igual a como respondemos a los conflictos internos. Algunos prefieren la reflexión, el análisis de los sucesos, el diálogo con personas allegadas, la terapia. Otros van por la acción y se involucran desde otro espacio. Todo es necesario. Modificar lo interno modifica lo externo y viceversa. 

¿Qué consecuencia trae sentirnos en conflicto constante?

El grado de estrés y ansiedad que nos genera lo que no podemos modificar es un medidor para darnos cuenta de si tenemos niveles aceptables o excesivos de ambas respuestas. Son lógicos, esperables y sanos el estrés y la ansiedad en sus niveles justos. Los necesitamos para ser operativos. Pero si todo nos afecta, entonces las consecuencias van a empezar a manifestarse en diversos síntomas.