Qatar 2022: confianza mundial
Después del resultado de Argentina - Arabia Saudita, Sole Simond sugiere que las derrotas pueden ayudarnos a volvernos más conscientes y precisos para nuestros próximos desafíos.
22 de noviembre de 2022 • 14:48
Leo Messi nos pide: "Confíen". - Créditos: LN
“Confíen”, dijo Leo Messi. Y me pregunto cómo pudo habernos entrado la desconfianza después de una Scaloneta invicta con una Copa América adentro, sólo por un traspiés. ¡Qué fácil podemos perder la confianza!, pensé hoy cuando Arabia Saudita nos ganaba 2 a 1 en el Mundial Qatar y escuchaba ciertos pájaros de mal agüero vaticinando lo peor. Es una tendencia de la mente que entra en modo destructivo. Nos pasa en nuestra propia vida, tendemos a aferrarnos a lo negativo, quizás algo no sale cómo esperábamos y de pronto todo se pone negro.
Entonces, quedamos en loop sobre lo que hicimos mal, o hubiéramos hecho diferente, incluso suponemos que el futuro será aun peor. Quizás te pasó hoy cuando sentíamos que el partido lo teníamos ganado y masticábamos medialunas confiados y serenos al alba. Y de pronto en el segundo tiempo todos quedamos en off side. Porque la expectativa reduce nuestra alegría. “Es obvio que vamos a ganar”, “a estos nos los comemos en dos pancitos”, “esto es un trámite”, y de pronto –qué linda nueva lección para nuestro ego– nos bajaron del pony. Y nos quedamos humildes y cabizbajos. Como tantas otras veces.
Este año me vi diciendo varias veces: “atenti, no te agrandes, silbá bajito”, fue un mantra que me acompañó en mis éxitos después de que me fui cabeza al piso varias veces.
Lo sabemos, es partido a partido, pero la confianza es clave para lograr lo que queremos. Lo viviste en carne propia, creamos nuestra realidad y, si vamos con la derrota y el miedo tatuados en el corazón, los resultados se empantanan, avanzan con freno de mano.
Entonces, pensaba hoy queriendo raspar del pote algo de optimismo en un mar de frustración, que los que van paso a paso, de a poquito, llegan lejos, sin promesas grandilocuentes, sin creer que te la tenés ganada. Despacito, con la humildad de los grandes. Sin dar nada por asegurado.
Cuando estudiaba gastronomía, el Gato Dumas nos dijo en una de las primeras clases: “Tengan cuidado con los cuchillos sin filo, porque te cortás más que con los que están bien afilados. ¿Por qué? Porque a los desafilados les sacás atención y te cortás, en cambio te cuidás de los cuchillos afilados”. Los cortes te vuelven muy consciente y preciso, te desacelera.
Me gusta pensar que la confianza viene de la mano de la fe también, no es sólo la capacidad de este equipo, su trayectoria y preparación si no, también, una cuota de azar que no depende de nosotros. Que está más allá de nuestro control, esta vida es un misterio, por eso como si fuera un mesías, Lionel nos dice: “Confíen”.
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