#Yodoylateta: 7 mujeres nos cuentan su experiencia
Te mostramos los testimonios de siete madres que creen en los beneficios de la lactancia.
12 de octubre de 2016
Yan De Simone
34 años, CEO de Bi-Media y bloguera con Regina, de 3 meses
Créditos: DENISE GIOVANELLI. Producción de Maru Gabe
“Te lleva a sentirte en un estado superior, porque no es solo un alimento físico, es también emocional. Es el momento de mayor conexión con ella, en el que nos reconocemos mutuamente. Y a su vez, es un estado muy salvaje, muy primitivo, en el que no existen horarios ni tiempo y en el que todo se abstrae. No me costó empezar a dársela, ni a ella ni a mis otros dos hijos, porque ese era mi mayor deseo. Vengo de una familia de mujeres en la que la teta es algo importantísimo, porque representa la identificación absoluta con la esencia de mujer, con ser la hembra, y en ese sentido era muy difícil que no sucediera”.
Tamara Selvood
33 años, directora creativa de Collage Lab. con Theo, de 4 meses.
Créditos: DENISE GIOVANELLI. Producción de Maru Gabe
“Todavía no puedo creer que con la leche que sale de mi cuerpo lo hago crecer, y encima a un ritmo tan acelerado. Parece mágico. No bien se enteró de que venía Theo, mi mamá me regaló El arte de amamantar a su hijo, de Beccar Varela, un libro que ya debe tener 40 años y que ella leyó cuando quedó embarazada de mí. Fue una lectura que me marcó mucho, porque habla de las posiciones y de la conexión, y te alienta siempre a seguir intentándolo. Y sí, duele un poco los primeros días, pero no es el fin del mundo. Mi mamá me decía: ‘Son los primeros días, tenés que pasarlos, después vas a ver cómo todo se acomoda’. Y así fue. A la semana ya estábamos bárbaro”.
Pía Giúdice
32 años, coach de emprendedores en Break Creativo con Lorenzo, de 3 meses.
Créditos: DENISE GIOVANELLI. Producción de Maru Gabe
“Me preparé mucho durante el embarazo para poder darle la teta. Soñaba con darle de mamar apenas saliera de la panza y, por suerte, pude hacerlo. Fue lo mejor que me pasó y de lo que más me acuerdo. Todavía lo pienso y me emociona. Es que Lorenzo nació por cesárea, y gracias a Dios el equipo médico me dejó amamantarlo en el quirófano, que es algo que no suele pasar. Era tan importante para mí que a las seis semanas, cuando le dejé una mamadera con mi leche para ir a trabajar a un bar por unas horas, tuve una sensación horrible. Me largué a llorar, sentía que no me necesitaba más, que se me había independizado”.
Maru Simond
32 años, psicóloga especializada en integración escolar con Allegra, de 1 año y 5 meses, y embarazada de 18 semanas.
Créditos: DENISE GIOVANELLI. Producción de Maru Gabe
Cada vez que le doy la teta es un encuentro con ella. Y es gracias a la lactancia que tenemos este vínculo tan especial, porque así empezó todo. Hoy, que tiene más de un año, ya no se trata solo de alimento, es también su contención, su vínculo conmigo y su lugar en el mundo. Poder darle la teta todavía es un privilegio, y no sé cuánto tiempo más lo voy a poder hacer, porque ahora se viene el segundo... Los primeros meses del embarazo fue difícil, físicamente hablando, sostenerle la lactancia, porque me sentía mal. Pero lo fuimos sorteando, como otras crisis que tuvimos, y hoy es su mimo para cuando tiene sueño”.
Andre Weinberger
30 años, maestra mayor de obra con Julia, de 8 meses.
Créditos: DENISE GIOVANELLI. Producción de Maru Gabe
“No me fue fácil dar de mamar. Para empezar, la primera ginecóloga a la que fui en mi vida, no bien me revisó, me dijo: ‘Vos no vas a poder dar de mamar’. Y eso se repitió con todos los médicos que me vieron, porque tengo el pezón umbilicado, es decir, plano. Finalmente pude hacerlo, y si me costó, no fue porque ella no se pudiera prender, sino porque me dolía. De hecho, tengo un video del momento en que nació en el que se la ve tomando a lo loco. Ahora, como le están saliendo los dientes, estoy medio dolorida otra vez, pero lo estamos resolviendo. Hace poco leí una frase muy buena: ‘Si no dudas de tus órganos, ¿por qué dudas de tus tetas?’. Y sí, está bueno planteártelo”.
Vik Arrieta
35 años, cofundadora de Monoblock con Ástor, de 4 meses.
Créditos: DENISE GIOVANELLI. Producción de Maru Gabe
“La teta es ‘lo nuestro’. Es algo que no compartimos con nadie más en el mundo, un momento de amor muy íntimo y especial, que cada vez se pone mejor. Cuando vino la neonatóloga a darme el alta, me vio dándole el pecho y me preguntó: ‘¿Cómo venís?’, y yo le contesté: ‘Creo que bien’. Porque hasta ese momento nadie me había dicho cómo hacerlo y no tenía idea. Entonces me dijo algo muy sabio: ‘Tenés suerte, porque esto no se les da a todas. Sé piadosa con otras madres’. Y tenía razón, porque a veces hay mucha toma de postura agresiva, mucha mujer que le levanta el dedito a la otra, y la verdad es que no hay ninguna mamá que no quiera lo mejor para su bebé”.
Ceci Vacca
37 años, diseñadora gráfica y web, con Pedro, de 2 meses.
Créditos: DENISE GIOVANELLI. Producción de Maru Gabe
"Al principio, tenía la sensación de que no me alcanzaba la leche, porque Pedro lloraba todo el tiempo y yo creía que era porque tenía hambre. Incluso traté de darle leche comprada. Hasta que un día probé con un sacaleche y me di cuenta de que me salía un montón. Recién entonces me quedé tranquila. Es que cuando nace tu hijo te surgen muchas inseguridades, muchas culpas, y a mí, saber que le podía dar la teta y que le podía pasar mi inmunidad me dio mucha paz, me hizo sentir realizada. Es loco, porque mientras él toma y te mira, vos le hablás y sentís un amor total. Es una mezcla de mimo con alimento”.
Agradecemos a Manifesto, Portsaid, Cosa Bonita, Editor´s Market, Desiderata y Las Pepas por su colaboración en esta nota.
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