Las mejores frases de Mafalda para el inicio de clases

Las 10 mejores frases de Mafalda para el inicio de clases

1. 1

   “Educar es más difícil que enseñar, porque para enseñar usted precisa saber, pero para educar se precisa ser.” Para que los niños entiendan que sus maestros no son dioses, sino personas normales que también pueden equivocarse.

2. 2

   “Ni mi papá ni mi maestra dormirían tranquilos sabiendo que inculcan cosas que no funcionan.” Los más chicos se dan cuenta de todo y perciben enseguida cuando no entienden lo que aprenden.

3. 3

   “A mí me gustan las personas que dicen lo que piensan, pero sobre todo me gustan las personas que piensan lo que dicen.” Aquí se aplica otra frase famosa: “El que no vive como piensa, termina pensando como vive”, ¡ojo!

4. 4

   “Si no haces cosas estúpidas cuando eres joven no tienes nada de qué sonreír cuando estás viejo.” Se trata de animar a los más chicos a reírse de sí mismos cuando las cosas no les salen como desean.

5. 5

   “¡Resulta que si uno no se apura a cambiar el mundo, después es el mundo el que lo cambia a uno!” El objetivo es ilustrar que todas las edades son aptas para decidir hacer la diferencia.

6. 6

   “La vida es linda; lo malo es que muchos confunden linda con fácil.” Frente a un ejercicio de matemática o un análisis sintáctico que quizás resultan complicados, Mafalda anima a no resignarse y a encontrar el disfrute incluso en aquello que nos resulta difícil.

7. 7

   “Comienza tu día con una sonrisa y verás lo divertido de ir por ahí desentonando con todo el mundo”. Los que madrugan para ir al colegio encontrarán en esta frase un estímulo para despertar de buen humor.

8. 8

   “¿No sería hermoso el mundo si las bibliotecas fuesen más importantes que los bancos?” Que nos acompañen al cajero automático a la vez que elegimos un título para pedir en la biblioteca del colegio.

9. 9

   “Al fin de cuentas, la mejor edad de la vida es estar vivo.” La reflexión necesaria para encarar cada día con la alegría de aprender algo nuevo.

10. 10

    “Lo ideal sería tener el corazón en la cabeza y el cerebro en el pecho. Así pensaríamos con amor y amaríamos con sabiduría”. Una lección para enseñar que debemos ser amorosos y empáticos con todas y cada una de las personas que nos rodean.