Ola de calor: cómo cuidarse la piel del sol y tener un bronceado saludable

 

· Lo principal es utilizar protector solar ¡siempre! No solo en la playa y la pileta, sino también en la ciudad e incluso en días nublados, ya que, aunque no lo veamos, ¡el sol siempre está! y la radiación penetra las nubes.

· Lo ideal es que te lo recomiende una especialista, ya que no todas las pieles son iguales, y hay partes más sensibles que otras.

· Tené en cuenta que un protector, más allá de su vencimiento, no dura más de un año abierto. Incluso si no está vencido y aunque todavía te quede producto, si ya lo tenés desde el verano pasado, es conveniente que lo cambies.

· Es clave que elijas un protector solar de alto espectro (es decir, que cubra la radiación UVA, UVB, la luz azul de celulares y de la computadora) y que renueves la aplicación cada 2 horas (la primera debe ser antes de exponerte al sol) y después de meterte al mar, a la pileta, ducharte o transpirar.

· El factor de protección solar (FPS) debería ser superior a 50 (entre 50 y 100 podés cubrir del 99 al 99,3% de la radiación).

· Si querés tomar un poco de sol para sintetizar vitamina D, el horario recomendado es en la franja de las 8 a las 10 o después de las 16. Para recordar eso, está buena esta regla: si la sombra que proyectás es más larga que tu cuerpo o tu tamaño, ¡vamos bien!

· ¡Claro que sí! La mejor forma es protegerlo con gorras, gorros, sombreros, pilusos o pañuelos, pero también se aconseja utilizar protector solar en el cuero cabelludo, porque suele estar muy expuesto.

· Luego de la exposición, no te olvides de realizar una rutina de cuidado con productos que restauren la fibra capilar; del mismo modo que, después de meterse al mar o a la pileta, lo mejor es lavar el pelo para quitar la sal y el cloro y peinar con una crema para ese fin.

· Al volver de la playa, evitá bañarte con el agua muy caliente o utilizar fuentes de calor en exceso (secador, buclera, planchita), porque el pelo está dañado y con las fibras abiertas

Si, pese a todos los cuidados, te quemaste de más, tenés que actuar rápido porque tu piel necesita un descanso. 

• Refrescala: para eso, podés darte una ducha tibia (muy caliente puede irritarte más y bien fría puede resultar molesto), utilizar toallitas, agua micelar, agua termal e incluso compresas de frío aplicadas por períodos cortos de tiempo.
   
• Hidratala: con una crema humectante o un postsolar. Podés combinar ambos productos, ya que el postsolar brinda un alivio más rápido y una sensación refrescante, mientras que las cremas ayudan a combatir la tirantez, el enrojecimiento, la irritación y la deshidratación de la piel. Una opción podría ser colocar postsolar una vez que hayas terminado con las compresas o el baño y dejar la crema hidratante para cuando te vas a dormir.
   
• No te expongas al sol: en los días posteriores a la quemadura, ocultate de la radiación. Para mantener el tono de tu piel, podés utilizar un autobronceante.