De acuerdo a especialistas, el tapping es la mejor técnica para luchar contra la ansiedad

Una sesión de tapping dura entre cuarenta minutos y una hora y, si bien lo hacemos con un guía, nosotras nos aplicamos la presión. Lo primero que hacemos es exteriorizar el miedo. A veces, tenemos muy claro qué es lo que queremos sanar. Otras veces, nos cuesta más, por eso es importante tomarnos un tiempo para encontrarnos con nosotras mismas y así saber qué es lo que necesitamos desactivar.

Por ejemplo, tal vez lleguemos a la sesión pensando que el problema es el miedo a una nueva responsabilidad laboral, pero cuando escaneamos nuestro cuerpo nos damos cuenta de que en realidad lo que tenemos que liberar es el miedo a defraudarnos. Ese es el primer paso: saber qué queremos sanar y decirlo.

Cuando ya identificamos el motivo de trabajo, la pregunta es: del 1 al 10, siendo el 1 nada de miedo y 10 todo el miedo, ¿qué valor le ponemos a nuestro miedo? Y sin pensarlo demasiado, decimos en voz alta qué número le asignamos a esa emoción. Para esto hay que sentir el cuerpo, él solo, intuitivamente, nos va a dar un valor. La respuesta nos servirá de referencia, para ver el impacto que va teniendo el proceso sobre nosotras. Recién después de reconocer el valor que tiene el miedo, se empieza con la primera vuelta de tapping.

Para darnos los golpecitos, basta con usar las yemas de los dedos índice y mayor, que son las que tienen transmisores nerviosos que estimulan el campo energético. Siempre se empieza golpeando el punto energético 1 y así se avanza hasta llegar al 9 (ver foto) en orden progresivo; mientras damos los golpecitos, repetimos tres veces una afirmación que exterioriza el miedo y nos da confianza.

Primera ronda: la frase va a ser: "Aunque tenga miedo a (estar sola/volar/fracasar), me amo y me acepto completamente", que es la frase que nos ayuda a identificar el miedo.

Segunda ronda: volvemos a golpear del 1 al 9 los mismos puntos, pero ya no verbalizamos el miedo, solo expresamos una frase positiva, por ejemplo: "Me amo y me acepto completamente", "Me amo tal cual soy", "Amo el universo y me amo", "Amo a Dios y me amo a mí misma" (la frase puede ir cambiando según lo que necesitemos trabajar).

Cuando terminamos las dos rondas, o sea, pasamos por los 9 puntos dos veces, entonces nos volvemos a preguntar: del 1 al 10, ¿qué valor tiene el miedo? Si la respuesta es 4, hacemos otra vuelta completa para seguir bajándolo.

Al terminar, nos volvemos a preguntar qué valor le asignamos al miedo, si el cuerpo nos dice que el valor es 1, entonces la sesión termina ahí. Pero si no, seguimos haciendo más vueltas hasta llegar al número 1, que significa que ya expulsamos el miedo de nuestro campo energético.

Como para practicarla no necesitamos más que nuestro cuerpo, podemos usarla cuando queramos y donde queramos. Si estás en la oficina y tenés una reunión de trabajo complicada, por ejemplo, esta técnica podría ser la mejor aliada antiestrés: te encerrás sola unos minutos, das una vuelta de tapping para liberar la tensión y salís relajada y despejada, lista para seguir. El tapping es una solución simple en la punta de nuestros dedos. Si la aplicás una vez, se queda con vos.

Por el Dr. Joaquín Andrade*.

El tapping pertenece a lo que se conoce como medicina mente-cuerpo, que trabaja sobre trastornos neuronales a partir de la activación de los sentidos.

Comprobamos que los trastornos que más responden a este tipo de estímulos son las fobias, los miedos y la ansiedad.

Los grandes beneficios de la técnica son su inocuidad absoluta y su rapidez en comparación con las psicoterapias tradicionales –es común poder resolver una fobia en una sola sesión, por ejemplo–.

Los fundamentos son: al percutir sobre la piel, se actúa sobre un área en el hipocampo que libera serotonina, una monamina neurotransmisora que representa un papel importante en la inhibición de la agresión y la ira. Se generan, así, los mismos efectos que con un antidepresivo.

A través de resonancias magnéticas y mapeos cerebrales que hemos hecho en pacientes antes y después de las sesiones de tapping, comprobamos que la técnica altera los parámetros cerebrales. Aumentan en la corteza prefrontal y en otras cortezas excitatorias las ondas alfa, que son ondas lentas que representan un estado de relajación y descanso.

* Médico, especialista en psiconeuroinmunoendocrinología.

Experta consultada: Laura Barrera, coach, consultora de tapping y neurodecodificación.