Deco: así es la colorida casa estampada de The Dignanis, dos hermanas creativas y emprendedoras

El universo The Dignanis se respira desde la entrada de la casa: estampas originales y verde natural, porque la naturaleza inspira a la marca. Para el recibidor, eligieron un mueble simple y detalles deco, como el silloncito de fibras naturales con almohadón estampado y la lámina enmarcada, de diseños propios. 

El baño se hizo a nuevo y fue un desafío: “Es un pañuelito”, dice Sol, en referencia al tamaño. Para este ambiente, Zule se inclinó por elegir accesorios dorados de Anthropologie –“¡como buena leonina que soy!”, se ríe– y propuso levantar los típicos azulejos blancos con juntas verdes. “Al principio no me animaba –confiesa su hermana–, pero después de varias pruebas, me entusiasmé con el color”. Las dos quedaron felices con el resultado: “Tiene mucha personalidad”, coinciden ambas.

Zule y Sol cuentan que, cuando eran pequeñas, en la cocina de Ramallo se cocinaban sabores e historias de familia. Es por eso que la idea de tener un espacio para el encuentro en esta nueva casa compartida les resultaba inspirador para seguir sumando recuerdos. Cuando arrancaron el proyecto de esta casa-estudio, decidieron reciclar la cocina con toques de otra época y agregar una mesita con sillas antiguas heredadas, que les parecieron perfectas para esos momentos de charlas sin reloj. “Mientras una cocina, la otra se sienta con el mate o una copa de vino”, cuentan.

Eso sí: es ley incuestionable que la que cocina no lava. La gran inauguración del dpto fue el 25 de mayo, y para la ocasión invitaron a amigos de Ramallo y prepararon un menú patrio con empanadas caseras, pastelitos, churros y chocolate caliente. Por las mañanas, a Sol le gusta llevar la computadora a la cocina y trabajar en ese rincón con un cafecito de por medio. Mientras tanto, Zule despliega sus dibujos y telas sobre el escritorio que diseñaron entre las dos. 

Las dos hermanas aman sus respectivos dormitorios: son sus espacios de descanso, silencio, mates y series. Y para Zule, también, es su rincón pensado para tejer tranquila. “¡Soy una abuela!”, se ríe. Y es que ella, desde chiquita, siempre fue muy hábil con sus manos. Para su cuarto hizo tanto las mesitas de luz como los cuadritos reciclados y también el diseño de los textiles: “Siento que todavía tiene mucho potencial. Me gustaría agregar un silloncito y una lámpara para sentarme a tejer o leer un libro”, dice sobre sus próximos planes para esta habitación que su lugar personal dentro de la casa. Eso sí, durante los fines de semana, ¡la siesta no se negocia! 

Sol, por su lado, nos cuenta que siempre soñó con poder tener un cuarto entero para ella sola: “Cuando éramos chicas, siempre dormíamos juntas. Hoy, tenemos nuestros momentos cada una en su habitación”, y eso le encanta. En el caso de su cuarto, ella optó por pintar la pared de rosa y jugar con un mix de colores y texturas: todo, obvio, con diseños de The Dignanis. 

Este departamento que acomodaron a gusto y placer les dio la posibilidad de tener un estudio in house con espacios de trabajo pensados para cada una y para sus necesidades, aunque Zule admite que suele ganar terreno cuando está en su mood creativo: “Siempre que diseña va tomando todo espacio libre hasta que se adueña del estudio”, dice su hermana. “Ella es el corazón del proyecto”, agrega. Lo bueno es que, lejos de entrar en conflictos, las hermanas se complementan a la perfección: mientras Zule crea, Sol, como buena virginiana, aprovecha para ordenar ideas y rincones de la casa: da el sí final de los diseños y mantiene el depto siempre limpio y ordenado. 

Para este rincón en particular, trabajaron en equipo: hicieron los escritorios y eligieron las estampas para el empapelado y también para el tapizado de las sillas. Los días que Zule se apodera del espacio, Sol se traslada al living: “Me encanta la luz que tiene. Las cortinas de color generan un efecto tipo golden hour que es muy lindo para sentarse a trabajar”.