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Círculo de paternidades: qué son y cómo funcionan

Te acercamos 3 historias de padres que se propusieron abrir sus propios espacios de sostén a la paternidad y apostar al acompañamiento en red, como solemos hacer nosotras


Círculo de paternidades, espacios para discutir las nuevas maneras de paternar

Círculo de paternidades, espacios para discutir las nuevas maneras de paternar



¿Qué lugar ocupa la paternidad en nuestra sociedad? ¿Cómo se construye la idea de “ser padre” desde otro lugar? Estas son algunas de las preguntas que nacen junto a la llegada de los hijos e hijas en varones que ya no quieren reproducir el mandato impuesto por generaciones anteriores. Pero, qué pasa cuando buscan espacios para poner en común las dudas en torno a la manera de criar y no encuentran. De esa necesidad, nacieron los llamados “círculos de paternidades”, impulsados por padres que buscaban otros padres para armar red.
Te acercamos 3 historias de padres que abrieron sus propios espacios de sostén a la paternidad y apostaron al acompañamiento en red, como hacemos nosotras.

Paternidad, en (re)construcción

“La sociedad todavía nos ve como ‘buenos ayudantes’”, introduce Matías Criado, coordinar de distintos círculos de paternidad, profesional de la salud y, por supuesto, padre.
“Si bien la sociedad nos fue incluyendo en el lugar de cuidado, la encargada mayoritaria de la crianza todavía es la madre. En términos sociales, al padre todavía se le exige que sea proveedor y que ayude en lo que pueda cuando le sobra el tiempo. Pero, ¿qué pasa si nosotros queremos criar a la par, con otro nivel de dedicación y presencia?”, reflexiona.
Con el nacimiento de su hija a fines de 2013, la realidad de Matías cambió radicalmente. Cuenta que con su pareja comenzaron discusiones y tensiones que se entrelazaban por la falta de calidad de tiempo entre ellos y por la nueva organización económica. “Los dos somos independientes y con la llegada de mi hija comencé a trabajar el doble; estaba todo el día afuera y llegaba agobiado. Ella, por su parte, estaba casi todo el día con nuestra hija, cuidándola, también se cansaba, y el tiempo que nos quedaba para compartir era poco y de mala calidad”.
Observaba que su pareja tenía sostén en grupos de maternidad y crianza y él no. Entonces comenzó a buscar en diversos espacios, pero no encontró nada destinado exclusivamente al sostén para las paternidades.
“Como no encontré decidí armarlo yo. Empecé con una página de Facebook y unos primeros encuentros en plazas y espacios prestados. Conozco distintas herramientas para coordinar grupos porque soy profesional de la salud y me arriesgué a probar. Enseguida descubrí que era algo que necesitaba como padre, y también pude reconocer lo bien que me sentía acompañando a otros padres a vivir su paternidad de otra manera”.
Actualmente cuenta con 4 grupos virtuales de padres semanales, y 3 talleres en funcionamiento: de preparto; sobre crianza y límites para padres; y para la familia y la pareja. Además, junto a su equipo de trabajo proporciona espacios de reflexión acerca del replanteo acerca de la paternidad a empresas e instituciones.

“La identidad inevitablemente entra en crisis”

La historia de Leandro Kohan es similar. Cuando nació su primer hijo, nos cuenta que se encontró “sin eco” para preguntar e intercambiar sus miedos. Su nueva identidad le generaba dudas: ahora era padre, y quería criar sin reproducir en automático los mandatos. “Hace 7 meses nació mi segundo hijo y volví a sentir la necesidad de juntarme con otros padres para acompañarnos y espejarnos”, cuenta.
Leandro es músico, terapeuta y en enero de este año lanzó una propuesta en modo virtual a la que llamó “Círculo de paternidades”. “Es muy importante tener alguien con quien hablar de todo lo que se nos mueve cuando nos transformamos en padres. Y sobre todo si lo queremos hacer con dedicación. A nosotros también se nos sacude la vida y es muy necesario tener un sostén”.
Círculo de paternidades, espacios para discutir las nuevas maneras de paternar

Círculo de paternidades, espacios para discutir las nuevas maneras de paternar

También admite que “la identidad entra en crisis con la llegada del hijo o hija, nos sacude y nos obliga a replantear nuestras prioridades: tenemos el deseo de estar presentes en el medio de una rutina que no nos lo permite”. Es por eso que refuerza la necesidad de “buscar sostén”, porque el cambio que ocurre es verdaderamente profundo. “El proceso de redefinir a qué dedicar el tiempo y cómo vincularse de ahora en más con el resto de los miembros de la familia es muy movilizante”.
Leandro también cuenta que la pregunta que más aparece en los encuentros es “si estamos haciendo lo correcto”, al entender que “son múltiples decisiones las que tenemos que tomar desde que nos convertimos en padres: desde a qué escuela mandarlo, si darle vacunas o no, qué tipo de parto buscamos”.
Actualmente, está preparando nuevos círculos virtuales de paternidades y un taller “Prenatal para padres”. Toda la información se brinda en sus redes.

“Permitiéndome habitar mi ternura”

Para Ariel Pavón, que también realiza círculos de paternidades en Córdoba, el surgimiento de estos espacios es “consecuencia de un movimiento contundente e imparable como es el movimiento de las madres. Un movimiento que trae aparejado en nosotros, varones/padres, una nueva oportunidad de cuestionar a la cultura patriarcal que nos atraviesa, nos condiciona y limita”.
Tras el nacimiento de su hijo sintió la necesidad de revisarse para “darse la posibilidad de transitar la vida de otra manera”. Considera al contexto como “tierra fértil” para conectarse con el sentir, mientras pone en evidencia la necesidad primaria de generar una red donde poder “compartir y sostenerse con amor, ternura y honestidad”.
Acerca de los círculos, dice que son espacios de crianza donde se comparten las experiencias vividas en sus propias infancias, se plantean desafíos actuales en torno a la educación, la salud y la sexualidad y se proponen consignas y actividades en torno a la exploración de la sensibilidad masculina.
“Creo que la importancia de participar de estos espacios se basa en la reconexión con nuestra sensibilidad y con el desarrollo de formas vinculares asociadas con la ternura, la cooperación, la escucha, el no juicio que conllevan la hermosa oportunidad de crear redes de sostén honestas entre varones y padres”, dice.
Entre los relatos aparecen emociones muy profundas que muchas veces fueron guardadas (e incluso negadas) durante un tiempo. “En los encuentros aparecen relatos cargados de mucha emoción, como son las historias de parto, acerca del proceso de gestación, la historia del linaje masculino de la familia, entre otros tantos temas que abordamos”.
Círculo de paternidades, espacios para discutir las nuevas maneras de paternar

Círculo de paternidades, espacios para discutir las nuevas maneras de paternar

Ahora tiene abierto dos círculos virtuales, y en junio espera abrir un nuevo grupo para paternidades y crianzas de manera presencial, en Traslasierra, Córdoba. “Con este grupo busco dar un lugar a los padres que, como yo, andamos con nuestros hijos e hijas de plaza en plaza, o estando mucho tiempo solos en la crianza. La idea es empezar a agruparnos, para darnos la posibilidad de vernos con otros padres criando”.

Límites, falta de manos y gestión de emociones

Los temas que más preocupan y salen a la luz se entrecruzan en las 3 historias: cómo poner límites de una manera no violenta y más amorosa, está entre los primeros. También se habla de los miedos, de la necesidad de estar más presentes y, para eso, de qué manera adecuar el trabajo y el sostén económico a la nueva realidad. Las tensiones con la pareja por falta de tiempo también es algo común, como ocurre con la sensación de soledad y la necesidad de aprender un nuevo modelo para gestionar las emociones.
En relación a las dinámicas en los círculos, también hay coincidencia: a veces se comparten textos, canciones, alguna meditación, escritura, y alguna actividad más vinculada con el cuerpo. Es dinámico y depende de cada grupo y cada necesidad que se ponga de manifiesto. Y lo que siempre se prioriza es el respeto hacia el sentir del otro padre y la decisión consciente de no juzgar ni atacar. Parece algo menor, pero el patriarcado nos ha hecho creer que ser hombre y dudar, temer o llorar no es compatible. Y ya sabemos que atrevernos a mostrar la vulnerabilidad requiere de mucha valentía.

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