Evitemos los plásticos: consejos para modificar hábitos
Hay una campaña mundial que busca reducir el consumo de plástico. Reciclar es insuficiente, según demuestran los últimos informes científicos. ¿Te animás al desafío?
24 de julio de 2022 • 00:24
Campaña mundial para no usar plásticos - Créditos: Getty
En medio de una campaña mundial para reducir el consumo de plástico, conversamos con Irene Wais, bióloga (FCEyN-UBA) especializada en Ecología (Oregon State University, USA) con Posgrado Internacional en Evaluación de Impactos Ambientales por la Universidad Nacional Autónoma de México, para conocer el impacto que tiene su consumo, sobre todo en el escenario actual de crisis climática.
Las acciones que están a la vista, como puede ser evitar tirar una botella de plástico al mar o en la calle, claramente son insuficientes. Estudios recientes compartidos por Irene demostraron que hay plástico diminuto en el aire, en el agua, en nuestro cuerpo.
“Más que reutilizarlos, mejor evitarlos”, introduce la experta a nuestra charla. “El reciclado es importante, pero está sobrevalorado. A nivel mundial reduce sólo el 7 por ciento en promedio de la basura. El mejor residuo es el que no se genera”, sostiene.
Su argumentación es contundente: “A partir del año pasado y sobre todo de este, hubo novedades en cuanto a la toma de conocimiento de microplásticos a escala nanométrica en lugares remotos, como en la cima de las montañas. Estos hallazgos son actuales pero las partículas contaminantes se remiten a la década del 60 del siglo XX. Se desprendieron de la ruptura de los polímeros sintéticos derivados del petróleo empleados especialmente en indumentaria y neumáticos. De polo a polo, los plásticos desechados a la larga se descomponen por factores físicos como la luz y la temperatura hasta la escala de microplásticos y peor aún, de nanoplásticos y en este momento ocupan la geografía global. No son biodegradables”.
Plastic Free July: cómo surge la campaña
Desde 2011, cada mes de julio se activa el movimiento Plastic Free July (julio sin plástico). ¿Qué se busca? Vivir durante todo el mes desechando el menor número posible de plástico, con la propuesta intrínseca de adoptar el hábito para el resto del año. Lo ideal, no comprar nada que contenga este material. Lo posible: tomar conciencia de que el plástico está en todos lados afectando al planeta y a nuestra salud diariamente.
La iniciativa nació de la activista australiana Rebecca Prince-Ruiz. Ella trabaja en educación ambiental sobre la reducción de residuos en el programa de Earth Carer, en el Western Metropolitan Regional Council de Perth (Australia). En una recorrida con estudiantes por una planta de reciclaje donde se estaba gestionando el reciclaje de toda una semana y de un solo barrio quedó asombrada por la complejidad del proceso y por la baja colaboración ambiental. El dato que arrojaba Irene cierra el círculo: “Reciclar reduce solo el 7 por ciento en promedio de la basura mundial”. Por supuesto es mejor reciclar que no hacerlo. Pero aún mejor es cambiar el hábito de consumo.
Una década después, la campaña recorre el mundo con el hashtag #PlasticFreeJuly, y en el país la promovemos como #JulioSinPlásticos. Ya se etiqueta en todos los idiomas.
“Esta campaña es muy importante porque ayuda en la toma de conciencia acerca de la necesidad de reducir los residuos durante todo el año. Se eligió julio como mes emblema, pero hay que dejar de consumir plásticos, especialmente los de un solo uso, durante todo el año”, aporta Irene.
Nanoplásticos: 3 estudios científicos que hacen tomar conciencia
Entre las novedades, hay algunos estudios en particular que demuestran con contundencia por qué ya no podemos mirar para otro lado.
Por un lado, un estudio de la Universidad de Utrecht, en Países Bajos, publicado en la revista científica Environmental Research revela la presencia de nanoplásticos en las dos regiones polares del planeta. El conocimiento sobre estos residuos es tan reciente que todavía están por determinarse los daños totales que pueden causar en el ser humano, pero se sabe que son tóxicos. Los microplásticos miden entre un micrómetro y cinco milímetros. En cambio, los nanoplásticos son mucho menores a un micrómetro. En la escala nanométrica es diez a la menos seis milímetros.
Otra investigación de la Universidad de Portsmouth, en el Reino Unido, estimó que los seres humanos podríamos estar respirando entre dos mil y siete mil microplásticos al día en nuestros propios hogares porque en el polvo de habitación hay fibras nanométricas provenientes de la ropa, el calzado, las frazadas de polar, los juguetes de peluche y muchos más objetos cotidianos de nuestras casas.
Por su parte, la revista Nature Communications publicó un estudio que precisa que los microplásticos son transportados entre continentes por vientos de altitud. Estos residuos, que provienen por ejemplo de los envoltorios o del lavado de ropa, preocupan cada vez más a los investigadores. Por ejemplo, la “pelusa" que tapa los filtros de los lavarropas si no la extraemos, está compuesta por fibras de nanoplásticos que salen por el desagüe a las cloacas; de allí van a los ríos y al mar.
Cambios en el consumo: consejos para modificar los hábitos
Evitar los plásticos de un solo uso como las pajitas de las bebidas, los platos y cubiertos fabricados con ese material hacen nuestra vida más fácil, pero perjudican gravemente al planeta
Existen alternativas viables de materiales biodegradables, hay que buscarlas: “Cuando yo era niña las cucharitas en las heladerías eran de madera balsa. Hoy se están volviendo a fabricar cubiertos de ese material y vajilla descartable compostable hecha con cáscaras vegetales tratadas”, comparte Irene.
Al hacer las compras, llevar una bolsa de tela reutilizable. No aceptar bolsas plásticas ni frutas embaladas con bandejas de poliestireno expandido y film.
Evitar los chicles porque también están hechos de plástico
Comprar más alimentos a granel y menos productos empaquetados
En una entrevista realizada por el sitio especializado “Vivir sin Plástico” a la fundadora de la campaña Plastic Free July, resalta que reciclar es insuficiente y asegura que la prioridad es cambiar de hábito de consumo. Para eso, recomienda las siguientes acciones: “Escribe a fabricantes para hablarles sobre por qué te preocupan sus envases. Boicotea productos de higiene personal, como limpiadores faciales o pasta de dientes que contengan micropartículas; busca en los ingredientes polietileno o polipropileno”.
“Cuando la gente cambia sus hábitos puede influenciar a otros y ayudar a comenzar una conversación sobre el cambio”, concluye Rebeca.
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