Connie Isla: "Estamos en una urgencia y el veganismo es la forma más efectiva de evitar lo que se viene"
Connie Isla comenzó su carrera haciendo covers con ukelele y guitarra. Después, llegaron los shows en eventos y teatros chicos como parte de un crecimiento que la define como actriz, activista y música. Una entrevista con OHLALÁ"
4 de julio de 2023 • 11:39
Vestido cruzado, Vernna, $6280. - Créditos: Inés Auquer. Producción de María Salinas.
En el último año. Connie se transformó: pasó de ser una influencer musical a una mujer fuerte, con convicciones claras, canciones con mensaje y un activismo por el veganismo que revolucionó cada una de sus elecciones. Al entrevistarla, nos pasó muchos datos y hasta nos invitó a uno de los santuarios de animales que acompaña desde el compromiso y la difusión. Así salimos en caravana hacia Jaulas Abiertas, en Pilar, donde la vimos conectarse con gallinas, perros y chanchos desde el amor más genuino.
"El veganismo es una filosofía de vida, no es un tipo de alimentación. Cuando te hacés vegana, cambiás todos tus hábitos. Hay gente que lleva una dieta basada en plantas porque sabe que es más sano y le gusta, pero que usa cuero, lana o va a un zoológico. No tiene ese compromiso que sí tenemos los veganos", nos contaba Connie en una charla en la que nos conmovió por la fuerza y la coherencia de su mensaje.
¿Qué te movilizó a vos al veganismo?
Todo. Los derechos de los animales, los derechos sociales, la salud y el medioambiente. Es algo que engloba un todo.
¿Cómo fue este proceso?, ¿fue natural, investigaste?
Es clave ir a un nutricionista especializado si vas a empezar una dieta así. Con mi novio, Nico, fuimos a una que se llama Rocío Runca, que es una genia. Nos explicó cómo armar un plato balanceado, nos hizo un dibujo, nos anotó cosas, nos dio todas las bases y nos dijo: "Esto es la Biblia, no se muevan de acá". El plato balanceado es 50% de vegetales, 25% de proteínas, 25% de carbohidratos y una grasa, pero no es que todas tus comidas tienen que ser así: un día de repente comiste más vegetales, bueno, a la noche comé más carbohidratos. Es lo mismo que una persona que no es vegana, si vos un día comés pastas, al día siguiente comés pollo con ensalada. Porque hay veces que vas a comer a una parrilla, te comés solo unas papas y te dicen: "Pero ¿no te van a faltar nutrientes?", y no, no pasa nada.
Es el balance final.
Exactamente. Pero sí es importantísimo ir a un nutricionista especializado en vegetarianismo y veganismo. Y después, lo que me ayudó mucho fueron las redes sociales. Yo creo que hoy no sería vegana si no fuera por las redes. Realmente empecé el proceso de asimilar que quería ser vegana y a informarme más porque empecé a seguir cuentas como la de Gary Yourofsky, Earthling Ed, James Aspey, Moby; todos activistas.
Vestido vintage, Vintage Affaire Room, $750. Zapatillas veganas, Vrote, $2000. - Créditos: Inés Auquer. Producción de María Salinas.
¿Te lleva más tiempo cocinarte?
No, cero. Y mirá, yo siempre pongo el mismo ejemplo, porque hay gente que dice: "Bueno, yo trabajo, no puedo, etc."... Yo grabé una tira de 10 horas diarias, hacía shows, jugaba al fútbol, iba a eventos, durante 4 meses, y aun así fui vegana. Y no es que me daban la viandita súper megahecha, no, me cocinaba todo yo. Me organizaba. El domingo a la mañana, en vez de quedarme durmiendo, me levantaba y me preparaba las hamburguesas de porotos para toda la semana. Me hacía un recipiente gigante con ensalada. Entonces, durante la semana, lo único que hacía era levantarme, poner la hamburguesa, un poco de arroz, la ensalada y llevármelo. Es cuestión de organizarte, como todo.
"El veganismo es una filosofía de vida, no es un tipo de alimentación. Cuando te hacés vegana, cambiás todos tus hábitos, no solo los alimenticios".
¿Y tuvo alguna repercusión en tu salud?
Recontra. Antes de ser vegana, cuando aún consumía lácteos, me enfermaba mucho de la voz. Tenía faringitis, anginas, laringitis, tres veces por año, sí o sí. Ya llegaba un punto en el que habíamos pensando en operarme de las amígdalas, aun representando un peligro tremendo para mis cuerdas vocales porque está todo muy cerca. Los antibióticos no surtían efecto, me he llegado a inyectar corticoides porque tenía shows y la garganta súper hinchada. Me hice vegana y nunca más me enfermé de nada. De nada.
¿Tenés que incorporar algo extra con pastillas o suplementos?
Lo único que los veganos tenemos que consumir aparte es la B12. Se cree que está en los productos de origen animal, pero no. La B12 son microorganismos que están en el suelo y que, básicamente, se está extinguiendo por el uso masivo de los pesticidas. O sea, es artificial, no está en el animal, lo que sucede es que el animal, al ingerirla, en su sistema digestivo tiene una enzima que la asimila mejor. Entonces, cuando vos comés el producto de origen animal, la B12 ya está asimilada y a vos te entra a tu cuerpo. Además, se las inyectan a los lácteos, a todo, está todo fortificado. El ser humano no tiene esa enzima, entonces, la B12 es asimilada en mucha menor cantidad. Pero hay gente que come carne y tiene déficit porque casi que no queda en el ambiente. Hay que suplementarse.
Créditos: Inés Auquer. Producción de María Salinas.
Vos eras cantante y, de pronto, te convertiste en una militante verde, ¿cómo fue esa transición?
Desde muy chica supe que, además de cantar, quería ayudar. De hecho, a los 20 años, con ayuda de mi mamá, abrí un proyecto solidario llamado "Músicos del alma", íbamos con un grupo de voluntarios a hospitales infantiles a cantar. Siempre tuve un componente ético. Cuando me hice vegana, tuve un despertar, así lo llamo. Me desperté. Muchos veganos, casi todos, te van a decir lo mismo. Se me activaron los sensores de la empatía, que estaban dormidos porque vivimos en una sociedad que te lleva a vivir anestesiada y en piloto automático. Y el veganismo te lleva a querer saber más, empecé a ver documentales, a leer, a informarme sobre un montón de cosas, no solo relacionadas a la explotación del mundo animal, sino también sobre el fast fashion, la industria del plástico, lo sustentable, la crisis climática relacionada a la desigualdad social.
Una puerta te va llevando a la otra.
Sí. Es agridulce, no te voy a mentir. Siempre digo lo mismo, es una sensación muy liberadora y muy frustrante a la vez.
Hay mucho con lo que pelear.
Sí, aparte te das cuenta de que vivimos en un mundo que es un horror, básicamente, y te dan ganas de no vivir más acá. Porque empezás a enterarte de todas las cosas que suceden, y eso que ni sabemos todo lo que sucede. Yo no me quiero imaginar lo que debe ser. Todos los veganos te van a decir que han pasado por un momento de oscuridad. A mí me pasa hoy en día, hay momentos que me agarra. Ya lo sé controlar porque sé que valgo mucho más activando que bajoneándola, pero es difícil. Estás muy expuesta, porque yo abro mi Instagram y veo el video del chancho en Hong Kong al que le están dando con una picana, el Amazonas que se está incendiando, la casa de no sé qué lugar en el norte de Argentina que se está inundando por la tala de árboles para plantar soja. Te empezás a desesperar porque decís: "¡La gente tiene que saber que está pasando esto!". Todos vivimos nuestras vidas normalmente, mientras que hay gente que se muere de hambre, nenes que mueren en guerras, animales a los que matan y torturan, lugares que se están inundado, talando, olas de frío y calor, gente que se tiene que ir de su pueblo porque se inundó. Está pasando ahora, todo el tiempo, cada segundo, en muchos lugares a la vez, y te agarra una desesperación...
¿Y cómo lo resolviste? Porque no tiene mucho sentido despertar para el dolor. La conciencia debería traernos acción y compasión.
Mirá, parte también de despertar es entender que hay cosas que no tienen solución o, al menos, no una solución inmediata. Y hacerte amiga de eso, porque si no, no podés vivir. Y la otra solución es activar. Es cuestionarte, cambiar tus hábitos de consumo e invitar a que los demás lo hagan. Más que eso, no podés hacer.
Vestido con estampa Vichy, Reir, Enloquecer, $2640. Sandalias chatas, Vrote, $2300. - Créditos: Inés Auquer. Producción de María Salinas.
Sí, y esta existencia es luz y oscuridad, es las dos cosas.
No hay una solución para todo, pero todo lo que podamos hacer lo hacemos. Todos somos influencers. No necesitás tener 300 mil seguidores para ser influencer. Con solo conocer a una persona y hablarle de un tema, ni siquiera convencerla, simplemente traer un tema del que quizá no tiene idea o no sabe mucho, ya estás siendo influencer. Eso es clave: no quedarse en una, hacerles llegar esta información a los demás. Es un trabajo no remunerado bastante difícil y diario. Sos activista 24/7.
Es todo un arte transmitirlo para que el otro lo reciba bien.
Hay que entender que el otro no está siendo malo a propósito. Yo también comí carne. Somos víctimas de un sistema. Vivimos en un mundo en el que te enseñan de chica que comer carne, tomar leche y comer huevos es lo que hay que hacer y que el animal de granja está para eso, y los mataderos quedan a miles de kilómetros de distancia y están todos tapados a propósito. La idea es que se genere una disociación tan grande en la que vos nunca puedas entender que lo que te estás comiendo era un ser que quería vivir, o que la leche que estás tomando viene de una vaca a la que están preñando forzadamente durante años y sacándole al ternero, y que no puede más de las ubres. Todo eso no lo ves, no lo sabés, vos en el cartón de leche ves a la vaquita feliz.
Además, todos los cambios, aunque sean chiquitos, están buenos...
Eso desde ya. Hay una foto que circula por las redes, que dice: "Al vegano que no está al tanto de la crisis social, le digo gracias", "A la persona que recicla pero que come carne, le digo gracias", "A la persona que trabaja en una organización de violencia doméstica pero que usa pañales descartables, le digo gracias". Pero también creo que estamos en una urgencia, y que el veganismo es la forma más efectiva, casi la única, para realmente intentar evitar lo que se nos viene. Eso también es una realidad. Más allá de si te gustan los animales –eso ni siquiera entra en discusión–, es una cuestión climática, y la industria ganadera es la causa número uno.
Jardinero de tela sustentable, Mauro Pesseo, $4500. - Créditos: Inés Auquer. Producción de María Salinas.
En el último tiempo también hiciste un cambio en tu imagen personal, ¿a raíz de qué?
Bueno, eso también vino con toda la movida feminista. Me encontré posicionándome a favor de la despenalización del aborto y cuestionándome también un montón de códigos estéticos. Empecé a pensar si realmente yo estaba eligiendo ser de determinada forma físicamente o, en realidad, creía que estaba eligiéndolo. Por eso, a principio de año, decidí dejar de maquillarme, decidí mostrarme como soy. Dejé de preocuparme por el peso. Este año apunté a deconstruirme, a decirme: "Bueno, esto es lo que soy, me quiero como soy y no me va a dar vergüenza".
"La pareja es una parte más de tu vida, no tu vida. Todos estamos enteros, nadie necesita una media naranja".
¿Cómo lograste que esa actitud sea una realidad y no un concepto?
Mi mamá es mi mejor amiga, ella tiene mucha inteligencia emocional y de chica me llenó de seguridad, de valores que son claves, de mucho amor. Me dio muchas herramientas, y eso fue una parte muy importante. Además, empecé a ahondar en estas causas y a evolucionar, porque siento que tengo una gran responsabilidad.
Comenzaste a compartir en redes lo que pensás sobre el amor, ¿no?
La frase que siempre digo es: "Nos amamos, pero no nos necesitamos". Especialmente las mujeres tenemos esa imposición de estar en pareja, porque si no, parece que estamos solas. No estoy sola, tengo un montón de gente, tengo mi vida, mis cosas, y con Nico nos amamos y acompañamos. Pero si el día de mañana corto, no me voy a morir de necesidad, porque si cortamos, es por algo. Se trata de desromantizar eso del amor para toda la vida, el Romeo y Julieta y la idea de "solo estás completa si estás con otra persona". De hecho, una de las últimas canciones que lancé, "Sin remitente", es para él, y la presento como la canción de amor al revés, porque estamos muy acostumbrados a escuchar "no me dejes", "sin vos no puedo", "te amo", "te necesito". El estribillo dice: "Elijo amarte en libertad". La pareja es una parte más de tu vida, no tu vida. Todos estamos enteros, nadie necesita una media naranja.
Créditos: Inés Auquer. Producción de María Salinas.
¿Tenés una discográfica o estás llevando vos tu carrera musical?
Independiente. Tengo un equipo que hace la distribución, otro con el que produzco, otro que masteriza, otro que hace prensa, otro equipo que hace el booking, y yo estoy en la última palabra de todo.
¿Cómo sos como jefa?
Tuve que aprender a delegar. Es más, yo hice todo eso hasta que no di más abasto. No me es difícil porque soy muy selectiva a la hora de elegir a la gente con la que quiero trabajar. Priorizo, antes que nada, que sean buenas personas. Prefiero toda la vida trabajar con alguien que es buena gente y en quien confío que con alguien que conoce a todo el mundo y te puede hacer un tremendo name-dropping, pero que después no sé qué está haciendo o cuáles son sus intenciones.
¿Y con qué soñás, eso que decís "yo querría de acá a 10 años ser…"?
Es muy difícil hoy en día saber con exactitud porque son tantas las posibilidades..., se multiplican día a día. No hay una forma de hacer las cosas. Cuando era chica quería grabar un EP, llevarlo a una discográfica, firmar un contrato y ser famosa, y hoy en día eso cambió por completo. Ahora podés hacerlo de mil maneras. Las puertas son infinitas.
¿Te ves en un escenario con miles y miles de personas?
Me encantaría, sería increíble. Porque, aparte, mis canciones son las que llevan mis mensajes. Entonces, no lo veo solo como un show en el que yo soy la estrella y hay glitter, bailarines y fuegos artificiales, sino como un medio para comunicar todos los mensajes que predico. •
Maquilló Tere Bernardo con productos Tere/Be Make Up para Vardo Management. Peinó Agustina Santamaría para Estudio Dúo. Agradecemos al Santuario Jaulas Vacías por su colaboración en esta nota.
Nota publicada en diciembre de 2019