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Día del Trabajador: 5 mujeres trabajadoras argentinas que hicieron historia

El Día del Trabajador y la Trabajadora repasamos la vida de 5 mujeres profesionales argentinas que rompieron moldes y conquistaron derechos. Su recorrido allanó el camino para otras mujeres de generaciones venideras.


5 mujeres trabajadoras que hicieron historia.

5 mujeres trabajadoras que hicieron historia. - Créditos: Collage Giselle Regal



El feriado del 1° de mayo es el Día Internacional del Trabajador y la Trabajadora desde que se instauró en 1889 en la Conferencia Internacional de Trabajadores, reunida en París -a tres años de la sangrienta represión que sufrieron los trabajadores de la fábrica McCormick (Chicago, Estados Unidos). Para conmemorarlo repasamos algunas de las historias de mujeres trabajadoras argentinas que fueron pioneras en sus profesiones en un contexto social donde, como sabemos, la palabra femenina era mayormente deslegitimada y anulada.

Por este motivo, desde el nacimiento del Estado Nacional, las mujeres argentinas vienen luchando por la paridad de género con el objetivo de adquirir y ampliar derechos sociales y políticos.

Antes de avanzar, recordamos que fue precisamente el 1° de mayo de 1886 el día en el que la protesta fue reprimida a balazos causando numerosas muertes y heridos. La huelga que encabezaba la "Noble Order of the Knights of Labor" (Noble Orden de los Caballeros del Trabajo) agrupaba a la mayor parte de los asalariados: más de 5000 trabajadores llevaron adelante una campaña de largas semanas donde se exigía limitar la jornada laboral a 8 horas. En ese momento, la jornada del trabajador estadounidense podía extenderse hasta 18 horas.

5 mujeres trabajadoras que hicieron historia

Elisa Bachofen, primera mujer ingeniera de Argentina y América Latina

Elisa Bachofen, la primera ingeniera de América Latina.

Elisa Bachofen, la primera ingeniera de América Latina. - Créditos: Google Images

Hubo un tiempo en que la carrera de Ingeniería era impensada para las mujeres, algo que cambió gracias a pioneras como Elisa Bachofen. De todas maneras, aun hoy la participación de estudiantes mujeres en esta disciplina sigue siendo muy baja.

Ella ingresó a principios del siglo XX en la entonces Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UBA. Se graduó en 1918 con una tesis titulada “Fábrica de hilados y tejidos de algodón”. En ese momento se convirtió en la primera mujer ingeniera de la Argentina y de toda América Latina.

Al tiempo que desarrollaba una intensa y prolífica trayectoria profesional, Elisa participó activamente en la Agrupación Socialista Femenina, creada por Adela García Salaberry, Alicia Moreau de Justo y Elvira Sáenz Hayes en 1918. Además de impulsar la ampliación de los derechos de las mujeres, allí se promovía la formación técnica. En su caso, dictó cursos de electricidad aplicada al hogar y de mecánica de motores en la​ Biblioteca del Consejo Nacional de Mujeres.

A lo largo de su carrera, Elisa fue proyectista de puentes en Vialidad Nacional, presidió el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), fue directora técnica del Centro de Investigación Documentaria del INTI, integró el Comité Consultivo del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y presidió la Comisión Técnica del Círculo de Inventores, donde registró numerosas patentes y redactó una Guía del Inventor que tuvo numerosas ediciones. Su legado es enorme.

Carola Lorenzini, aviadora pionera en el país

Carola Lorenzini, la aviadora que hizo historia en el país.

Carola Lorenzini, la aviadora que hizo historia en el país. - Créditos: Google Images

En 1933 Carola Lorenzini recibió un carnet inesperado para una mujer: obtuvo el título de aviadora profesional. La séptima de ocho hermanos, nació el 15 de agosto de 1899 en Empalme San Vicente, actualmente Alejandro Korn, provincia de Buenos Aires.

Al parecer, cuando Carola tenía 11 años le preguntó a su mamá por qué los pájaros volaban y ella no. La inquietud por volar y realizar acrobacias en el aire (como los pájaros) viene con ella desde pequeña. Así, luego de obtener su carnet se especializó en realizar pruebas de riesgo y todo tipo de “piruetas”.

Fue la primera aviadora en cruzar sola el Río de la Plata, también se destacó al marcar el récord sudamericano de altura y por completar un raid por 14 provincias argentinas con un avión estatal prestado por decreto. Para agosto de 1940 obtendría la habilitación de instructora de vuelo, lo que la convirtió también en la primera mujer en lograr esa certificación en América del Sur.

Nos gusta cómo la definió la periodista Liliana Morelli en su libro Mujeres deportistas. Lorenzini fue un personaje muy especial, "tan popular y simpático" que sobre ella "arreciaban los pedidos de ayuda". Por eso le llegaban invitaciones para que arrojara desde las alturas volantes sobre alguna población o caramelos sobre algún parque infantil, tanto para participar en homenajes diversos como para realizar vuelos de escolta.

Su vida terminó en un accidente aéreo fatal el 23 de noviembre de 1941, cuando intentaba progresar en una rutina aérea que se encontraba practicando.

Sara Rietti, primera química nuclear del país

Sara Rietti, la química nuclear que quiso democratizar la ciencia.

Sara Rietti, la química nuclear que quiso democratizar la ciencia. - Créditos: Google Images

Los logros de Sara Rietti (Bartfeld, antes de casarse) fueron múltiples tanto en materia nuclear como en su rol militante por la democratización de la ciencia.

Nació en Buenos Aires el 3 de diciembre de 1930, donde creció y estudió la carrera de Química en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Según contó en varias entrevistas, cuando le quedaba solo una materia para recibirse en 1953, la facultad se encontraba intervenida y así, “casi por casualidad”, fue que se convirtió en la primera química nuclear de la Argentina tras rendir su última materia en la Comisión Nacional de Energía Atómica en la ciudad de Bariloche.

Al año siguiente comenzó a trabajar en su tesis doctoral dedicada al estudio de unos compuestos llamados hidruros de boro (para ella, sus “boranos”) que se utilizan en la industria aeroespacial en condiciones muy concretas. Para entonces, ya se había casado con el químico Víctor Rietti y había tenido hijos, con quienes asistía en días feriados o de fin de semana a su laboratorio para no perder de vista las condiciones de “sus boranos”.  Las jornadas de trabajo entre la crianza y la academia eran extenuantes, pero gracias a que su esposo siempre estuvo a su par en las tareas de la casa, pudo concentrarse en su tesis, que finalmente entregó en 1964.

 

Otra arista de su vida que la hizo destacar fue el rol militante con la democratización de la ciencia, especialmente en países subdesarrollados como Argentina. A Sara le tocó vivir la famosa Noche de los Bastones Largos bajo la dictadura del militar Juan Carlos Onganía en 1966: ella fue una de las participantes “atrincheradas” en la protesta contra la intervención de la facultad de Ciencias Exactas de la UBA.

Según contó años más tarde, los militares le tenían un odio feroz a esa facultad “porque creían que allí había un nido de subversivos o algo semejante. Y lo que en realidad había era un grupo de científicos brillantes, que no eran meros bichos de laboratorio, sino que estaban preocupados por conectar la ciencia y la tecnología con un modelo de desarrollo de país”.

A su vez, fue jefa de gabinete de Sadosky (matemático y científico de la computación), fundó el Centro de Estudios de Ciencias junto con José Babini (historiador de la ciencia e ingeniero) y Gregorio Klimovsky (filósofo y matemático) y fue miembro asociado del Centro de Planificación Matemática de Óscar Varsavsky, uno de los primeros científicos que aplicó modelos matemáticos a la investigación sociológica.

Gabriela González, la astrofísica que descubrió las ondas gravitacionales

Gabriela González, reconocida Astrofísica en el mundo.

Gabriela González, reconocida Astrofísica en el mundo. - Créditos: Google Images

Gabriela González es profesora de física y astronomía en la Universidad Estatal de Luisiana y desde que se recibió hace más de tres décadas se dedicó a la búsqueda de ondas gravitacionales con el equipo de LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory). En 2016, luego de un arduo trabajo confirmó el gran hallazgo: la existencia de las ondas gravitacionales.

Nacida en Córdoba, Gabriela estudió y se recibió de Licenciada en Física en la Universidad Nacional de Córdoba. Más tarde se mudó a Estados Unidos para realizar su doctorado en la Universidad de Syracuse en 1995.

Gracias a sus grandes contribuciones en el descubrimiento de ondas gravitacionales acumula reconocimientos de todo tipo: de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU, de la Academia Americana de Artes y Ciencias, de la Cámara de Senadores de Argentina, del gobierno provincial de Córdoba y del Concejo Deliberante de la ciudad de Córdoba.

Ella contó en varias oportunidades que se interesó por la Física creyendo que encontraría respuesta a todas las preguntas, pero descubrió que era al revés: la física servía para plantearse cada vez más preguntas.

En 2015, Gabriela alcanzó algo con lo que soñaba hace tiempo: junto al equipo de astrofísicos que lideraba en el estudio sobre las ondas gravitacionales, captó por primera vez la señal que indicaba que estas efectivamente existen. El 11 de febrero de 2016, desde la colaboración científica LIGO, que agrupa a más de mil científicos en dieciocho países, confirmaron la gran noticia. Ella, junto a otros tres astrofísicos, David ReitzeRainer Weiss y Kip Thorne, estaban haciendo historia.

Alicia Moreau de Justo, médica y fundadora de la Unión Feminista Nacional

Alicia Moreau de Justo, una activista feminista que marcó una época.

Alicia Moreau de Justo, una activista feminista que marcó una época. - Créditos: Getty Images

Entre las primeras mujeres en estudiar y recibirse en la carrera de Medicina, Alicia Moreau de Justo encabeza la lista ocupando lugares impensados para principios del siglo XX. También fue una ferviente activista política por los derechos de las mujeres y ejerció como periodista, escritora y docente. No por nada se la recuerda como una de las grandes feministas de aquella época en plasmar su pensamiento a través de acciones concretas que produjeron cambios sustanciales en los derechos civiles y reproductivos de las mujeres.

Alicia se dedicó a la ginecología y enfocó su labor en pacientes a las que generalmente nadie quería atender: las mujeres de bajos recursos y las trabajadoras sexuales. Sus ideas quedaron plasmadas en cada una de las acciones que llevó adelante durante su vida, además de dejar escritos distintos libros y manifiestos.

Antes de 1920 ya se había recibido, afiliado al partido Socialista y fundado la Unión Feminista Nacional. En la política, y tras la muerte de su marido en 1928 con quien compartía militancia, profundizó su actividad política en garantizar la ampliación de los derechos de las mujeres, entre ellos el derecho femenino al sufragio, los derechos laborales de los asalariados, la salud y la educación pública. Así fue como en 1932 elaboró un proyecto de ley que establecía el sufragio femenino.

Hasta el día de su muerte, en 1986, incluso con 100 años, continuó participando en política en asuntos vinculados a la lucha contra la dictadura militar a través de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), los derechos de las mujeres y distintas causas que responden a su partido.

 

Sitios consultados: Muba.uba.ar, mujeresconciencia, Argentina.gob.ar

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