Caso Jennifer Aniston: así impacta la presión social en mujeres que buscan ser madres
Se conocieron declaraciones de Jennifer Aniston, que cuenta el acoso mediático que vivió en su búsqueda de ser madre. Expertas analizan qué ocurre cuando los comentarios o preguntas hacia mujeres que quieren tener un bebé se convierten en detonantes de dolor y angustia.
11 de noviembre de 2022
Jennifer Aniston - Créditos: Getty
“¿Para cuándo el bebé?”, “Qué bien te queda”, “Estás pisando los 40, mirá que se te pasa el tren” son frases y preguntas que todas las que aún no somos madres escuchamos como en loop una y otra vez.
Hace unas horas se conoció una entrevista en Allure a la actriz Jennifer Aniston, que contó que sintió el acoso mediático alrededor de la maternidad. Cuestionada por no ser madre, Aniston contó. “Lo estaba intentando. Pero fue un camino muy complicado para mí. Todos esos años de especulaciones... la pasé muy mal. Mientras decían esas cosas estaba haciendo tratamientos, intenté la fertilización in vitro, tomaba tés chinos, lo que fuera que me ayudara a quedar embarazada. Habría dado todo si en aquel tiempo alguien me hubiera sugerido que congelara óvulos. Simplemente no lo pensé”.
A nivel local, Barby Franco habló hace un tiempo del tema y lo definió como "acoso en fertilidad", que lo sintió antes de quedar embarazada. “Cansada del acoso en fertilidad. Duele. Más que nada cuando uno está en lucha. Más de una me debe entender”, escribió -junto a un corazón partido- la mujer de Fernando Burlando en sus redes y así abrió el debate.
La modelo -que atravesó varios tratamientos fallidos- expresó en sus redes el dolor que le provocaron ciertos comentarios en más de una oportunidad.
Si bien es cierto que, en el último tiempo, algunos patrones y mandatos vinculados a la maternidad se fueron modificando (de hecho ya no se cuestiona a quienes deciden no transitar este camino), todavía nos queda mucho por aprender. Sobre todo, cuando no sabemos qué hay detrás de esa no concreción de familia con hijos. Esos comentarios, aunque no sean mal intencionados, pueden transformarse en dardos que hieren directo al corazón.
“La presión social agota y angustia”, afirma la psicóloga Martina Bottiroli. Y, si bien la mayoría de estos comentarios no tiene maldad, la integrante de Talkit advierte que, aún así, "duelen", ya que el otro no tiene idea de cuáles son los procesos internos de cada persona, ni hablar los de cada pareja.
Por su parte, Mercedes Fiuza -médica especializada en Ginecología, Obstetricia y Cirugía Endoscópica- reflexiona: “Familia, amigos, vecinos e incluso desconocidos se sienten libres de preguntar sobre la maternidad como una obligación porque nos cuesta entenderla como un deseo. Incluso, desde el ámbito de la salud somos pocos los profesionales que luchamos contra este mandato”.
Las especialistas coinciden en el enorme impacto emocional que esos comentarios tienen y advierten que, muchas veces, la búsqueda de un embarazo se encuentra influenciada por estas situaciones.
Mientras que en algunos casos la no concreción puede deberse a una decisión personal, en otros hay cuestiones médicas (diagnósticos de infertilidad, tratamientos fallidos, abortos espontáneos, entre otras cuestiones) que pueden estar demorando la llegada de un bebé. Y ahí es cuando entra en juego el dolor y la presión de tener que explicar lo que muchos prefieren transitar en silencio. Ese es el "acoso en fertilidad" del que hablábamos más arriba.
No querer vs. no poder
En el mundo de hoy las personas que estamos preparadas biológicamente para gestar tenemos otros tiempos, muy distintos a los de nuestras madres y abuelas. Las aspiraciones personales de cada una, los proyectos laborales, la situación económica que estemos atravesando, el no tener una pareja estable pueden influir en la postergación de la maternidad.
“Si estamos entre los 30 y los 35 años y nuestro deseo no se encuentra del todo definido, tenemos la posibilidad de diferir la maternidad: existen alternativas como la preservación del tejido ovárico o de las células del ovario. Esto en muchos casos es un instrumento de tranquilidad para postergar una decisión, que quizás, está demasiado influenciada aún por nuestro alrededor”, comenta Fiuza.
A su vez, este sinfín de “motivos” individuales se entremezcla en una sociedad que está aprendiendo a vernos como algo más que las perpetuadoras de la especie. ”El deseo de maternidad como tal se ve influenciado por este entorno en deconstrucción a la vez que intenta llegar a los objetivos que el sistema en el cual vivimos nos impone”, reflexiona la creadora de Casa Sora.
Si bien es cierto que estamos atravesando un momento socio-cultural de deconstrucción y las personas están evolucionando con otro tipo de sensibilidad social, las especialistas advierten que la presión se vive diferente entre las mujeres que no quieren ser madres y aquellas que lo desean con todas sus fuerzas pero que, por algún motivo, no pueden lograrlo.
“Hay mujeres que no sienten, no quieren, no desean ser madres. Mujeres cuyo deseo pasa por otro lugar, por los proyectos personales, la pareja, los viajes, el estudio, el trabajo, etc. Y si bien es algo que aún cuesta un poco comprender y respetar, estas mujeres se perciben cada vez más seguras y tranquilas con sus pensamientos y deseos. Como ‘pisando firme’”, opina Bottiroli.
Distinto ocurre con aquellas que quieren embarazarse, pero no lo consiguen. “Cuando una mujer siente el deseo de ser mamá, en el medio ocurren muchísimas cosas. Este camino no solo implica mucha paciencia y tolerancia con una misma para amigarse con el tiempo orgánico y natural de la vida, sino, tal vez, con algunos factores externos que nos excedan como puede ser alguna cuestión clínica que complique un poco las cosas, o al menos, las demore. Entonces, a la presión que una ya se pone se suma, además, la del entorno”, explica la psicóloga.
Muchas veces, en esta búsqueda los tiempos no son los que nos gustarían y esa aceptación requiere de una consciencia enorme de parte nuestra y de un trabajo introspectivo que activará distintos tipos de emociones como el miedo, la ansiedad, el estrés y la frustración, entre otros sentimientos.
“Nos la pasamos escuchando a aquellas mujeres que cuentan haber quedado embarazadas al mes de iniciar una búsqueda. Y es cierto, esto pasa, y mucho. Pero también están aquellas que vienen atravesadas por largas búsquedas de, incluso, años. Estas mujeres están vulnerables a la opinión externa y están en todo su derecho a sentirse expuestas y vulnerables”, sostiene Martina.
Ojalá tuviésemos un impermeable invisible que nos permitiera que las opiniones de los otros no tuvieran impacto sobre nosotras… pero no. Por eso, según las profesionales, es muy importante ser cuidadosos y respetuosos con nuestras opiniones y juicios sobre el otro porque eso “influye” y mucho.
“A estas mujeres hay que abrazarlas, contenerlas, acompañarlas, brindarles herramientas y mucho trabajo autocompasivo para que logren aceptarse a ellas mismas tal cual son”, dice la psicóloga de Talkit mientras recuerda que la opinión externa se mide, en general, con nuestra “seguridad o inseguridad” frente a ciertas cosas.
Y sabemos que es así. No es lo mismo la opinión de alguien sobre algún área de nuestra vida de la que estemos súper seguras que la opinión sobre nuestra maternidad, cuando hace años que estamos buscando un bebé y no llega. “Por eso, lo interesante es no quedarnos con la mirada o la opinión del otro, sino sintonizar con lo que realmente una desea. Y a partir de allí, hacer nuestro propio recorrido”, aconseja Bottiroli.
Especialistas consultadas:
-Mercedes Fiuza, médica tocoginecóloga especializada en Ginecología, Obstetricia y Cirugía Endoscópica ginecológica. Directora y creadora de Casa Sora: @casa_sora.
-Martina Bottiroli, psicóloga y miembro del equipo de Talkit: @talkit.online.
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