Impacto ambiental: las razones de por qué enviar e-mails contamina
En nuestro día a día hay algunas prácticas que ni siquiera imaginamos que son nocivas para el planeta. Te contamos por qué cada mail que mandamos contamina. ¿Cómo aliviar el impacto?
14 de noviembre de 2022
Las razones de por qué enviar mails contamina. - Créditos: Canva.
Cada vez somos más conscientes y pareciera ser que el efecto es expansivo: tomamos conciencia de nuestro cuidado personal, de tratar de priorizar nuestro bienestar, de cómo nos vinculamos con otras personas y también cómo nos relacionamos con nuestro planeta.
Los últimos tiempos vinieron acompañados de mucha información y, por sobre todo, el fácil acceso a ella. Eso hizo que pudiéramos empezar a darnos cuenta de muchos daños que, desde la era industrial hasta la actualidad, le fuimos haciendo a la Tierra. Así descubrimos que varios de nuestros hábitos de consumo no eran muy amigables con el medio ambiente. Algunos fueron más evidentes y otros..., otros no tanto.
Esta vez, te queremos contar por qué mandar mails contamina. Y darte algunas opciones para minimizar el impacto en el medio ambiente.
Mandar un mail contamina
¿Qué?
Hoy no concebimos la vida sin Internet y los mails. Los usamos a diario. Pero ¿sabías que cada envío contamina el planeta?
El impacto
Los mails generan emisiones de dióxido de carbono. De hecho, las tecnologías digitales contribuyen a la producción de las emisiones mundiales en un 2% (el tráfico aéreo es responsable del 5%). ¡Es un montón!
Cuánto contaminan
En un año, una persona que usa el e-mail puede llegar a emitir 135 kg de CO2. O sea, la huella de carbono de un solo mail es de 4 g (y en archivos pesados, hasta 50 g). Nos parece poco, pero según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de EE. UU., en mayo de este año, los niveles de dióxido de carbono alcanzaron el nivel más alto registrado en la historia.
¿Por qué?
Detrás de cada mail que mandamos hay un servidor. Y estos requieren muchísima energía. ¿Por qué? Porque por día se envían hasta 280.000 millones de mails. Según el informe del Copenhagen Centre on Energy Efficiency, los servidores usan unos 200 TWh de electricidad al año, es decir, el 1% de la demanda mundial de electricidad.
El mail contamina: ¿cómo podemos minimizar el impacto?
¿Qué alternativas hay para reducir el impacto ambiental? Una forma de ayudar es ponernos en modo Marie Kondo: ¡limpieza! Borrá tus mails de hace años, el spam o esos que sabés que no te sirven. Si todas las personas del mundo borráramos solo 10 mails, nos estaríamos ahorrando 43.000 toneladas de emisiones de CO2.
Otras ideas: evitá el típico “recibido” o un simple “gracias”. Podés poner un disclaimer en tu firma, así quien te escribe está avisado. También, desuscribite de los newsletters que ni abrís. Todo ayuda.