10 preguntas que tenés que hacerte antes de explorar las relaciones abiertas
¿Te intriga el mundo de las relaciones abiertas y el poliamor? Esto es lo que tenés que saber para comenzar a explorarlo con tu pareja.
17 de diciembre de 2023
¿Qué cosas tenés que analizar antes de abrir tu pareja? - Créditos: Getty
Las relaciones abiertas son trend, como las uñas largas de Rosalía y armar carruseles de fotos en Instagram. A diferencia de las tendencias estéticas, sin embargo, esta viene durando un poco más. Algunos expertos señalan que esto es mucho más que un debate pasajero; es, en realidad, un asunto generacional: se trata de un ideal que está en la agenda de los centennials como posibilidad a explorar y, a veces, incluso, como un trofeo a presumir. Lo cierto es que tanta charla e información nos ha habilitado una nueva opción para vivir nuestros vínculos. Si te entusiasma o te da curiosidad abrir tu pareja, acá te damos algunas claves para que entiendas de qué se trata esta aventura y si realmente podría funcionar para vos.
1. ¿Qué es “abrir” una pareja?
Abrir una pareja significa, usualmente, que los miembros de una relación manifiestan explícitamente su libertad para explorar las relaciones sexuales y/o románticas con otras personas, sin necesidad de esconderle nada a su pareja o autocensurar sus deseos. En la práctica, las relaciones abiertas pueden incluir relaciones casuales o relaciones más a largo plazo que, eventualmente, podrían devenir fijas o estables. Esta última posibilidad es lo que se denomina poliamor: admite la posibilidad de que se ame a varios compañeros a la vez. El poliamor habilita estructuras familiares alternativas más pensadas como “redes” que como núcleos cerrados.
2. ¿Cómo se gestiona una relación abierta?
Así como existe el dicho de que “cada pareja es un mundo”, acá también vas a encontrar múltiples formas de adentrarte en este tipo de experiencias y vínculos. Existen quienes creen que esta forma de relacionarse se debe vivir sin muchas estructuras, simplemente dejando que el otro actúe con su criterio y conversando cuando surjan eventualidades o miedos. Pero también hay quienes aseguran que lo mejor es poner reglas de entrada. En realidad, los pactos entre parejas pueden ser tan complejos y creativos como te imagines, por eso es tan difícil hablar de fórmulas. Por ejemplo, existen acuerdos en los que la pareja se abre solo para uno mientras el otro decide permanecer monógamo, ya que no le interesa buscar más compañeros. Luego, existen parejas que se permiten abrir el vínculo sexualmente solo en presencia del otro, como es el caso de los swingers. Estas distinciones ya dejan entrever algo fundamental: no existe una manera ideal de abrir la pareja; si querés hacerlo, tendrás que encontrar la que funcione para vos.
3. ¿Por dónde empezar?
Cualquier relación, sea nuevita o megaestable, comienza a abrirse a través de un pacto. El pacto puede ser más o menos explícito. Hay parejas a las que solo les basta manifestar que son libres para vivir lo que quieran mientras cuiden al otro. Y otras que necesitan más reglas. El pacto explícito blanquea ante el otro las necesidades emocionales y sexuales y, fundamentalmente, los límites para sentirse seguro y protegido tanto a nivel físico (la protección frente a enfermedades de transmisión sexual es importante) como a nivel emocional. Lo más importante, si estás en el nivel 1 de la cuestión, es saber si a tu pareja también le intriga el cambio de formato. Si la sola mención le parece ridícula y le sacude fantasmas, tal vez no haya nada que negociar, a menos que quieras correr el riesgo de cargarte todo. Este riesgo puede ser asumible para vos si, por ejemplo, desde lo filosófico y lo profundo, las relaciones cerradas no te van más o te sentís muy asfixiada.
4. Nos dimos el ok... ¿y ahora cómo seguimos?
Cuando una pareja decide abrir su relación, deberá dejar atrás el piloto automático de la monogamia y la posesividad para comenzar a ver qué le pasa con cuestiones que tal vez nunca se planteó. Esto significa tomar muchas microdecisiones importantes para el bienestar emocional de ambos. Como te decíamos anteriormente, estas decisiones pueden ir tomándose sobre la marcha, a medida que surgen temas y roces. De todas formas, hay quienes deciden comenzar poniendo las reglas súper claras desde cero. Una de las primeras cuestiones que se les plantea a las parejas abiertas es decidir si quieren tener o no una estructura jerárquica de relación, es decir, asegurarle al otro (y asegurarse) un poder explícito y principal sobre el vínculo. Las parejas que pactan modelos jerárquicos se garantizan mutuamente seguir siendo la relación más importante a través del manejo de reglas.
5. ¿Qué tipo de reglas o acuerdos conviene charlar?
Estas son solo algunas de las cuestiones que pueden ir emergiendo. ¿Qué cosas podrían charlar antes de empezar?
- El tiempo. Hay parejas que pactan cuánto tiempo se les puede dedicar a otras personas y si hay días fijos en la semana, por ejemplo.
- La distancia. Hay parejas que solo abren sus relaciones cuando están a distancia. Es decir, que se permiten tener amantes en otras ciudades, pero no en la misma.
- La elección de amantes. Hay parejas que se permiten aprobar o desaprobar otros amantes e, incluso, las condiciones en las que se dan otras relaciones.
- Las experiencias. Hay parejas que se permiten fines de semana completos con otras personas o experimentaciones sexuales de todo tipo y otras que prefieren que el otro ni siquiera pernocte con sus compañeros sexuales.
- Los detalles. Hay parejas que se cuentan lo que van viviendo y otras que no.
- La comunicación. Hay parejas que quieren tener diálogo abierto con los compañeros de sus compañeros y otras que prefieren ignorarlos.
- La confidencialidad. Hay parejas que prefieren no compartir detalles de su vínculo con “los invitados”.
- La discreción. Hay parejas que gritan a los cuatro vientos sus arreglos y otras que mantienen un perfil muy bajo respecto a sus acuerdos.
6. ¿Puede llegar a ser un lío?
A la hora de hablar de vínculos, un lío puede ser todo: la monogamia más estricta y el poliamor más aventurado, la cuestión está en qué lío te resulta más entretenido e interesante y en qué esperás vos de este cambio. La idea de abrir una relación no debería ser el plan para retener a un novio o marido desleal ni la forma de tapar el hecho de que ambos perdieron el completo interés por el otro. El motor que permite que esto sea una aventura y no un parche es la curiosidad genuina, las ganas de experimentar y compartir otras formas de vivir el amor y, a veces, una decisión orientada a que la relación pueda durar lo máximo posible sin que nadie se sienta asfixiado. Sin embargo, abrir la relación no es la panacea ni evita bardos clásicos de las relaciones convencionales. ¡Ni siquiera evita infidelidades! Aunque lo que se considera infidelidad y traición sea bien distinto.
7. ¿Cuál es el encanto de abrir la pareja?
Las personas que eligen el viaje de las relaciones abiertas citan ventajas claras como la variedad sexual, crear menos dependencia de una sola relación o desarrollar sentido de pertenencia a una red más amplia de amistades. También hablan de quitarse de encima la presión de tener que ser todo para su pareja o de tener que satisfacer cada cosa que necesitan o desean. Existen razones aún más profundas: las personas que no creen en la monogamia humana sienten que realmente es más posible construir algo sólido y más sincero de esta forma, y otras dejan de atormentarse con aquello de que “el pasto es más verde en el jardín de al lado”, al ser libres ahora para pasear por todos los jardines que quieran.
8. ¿Cuáles son los riesgos de este tipo de vínculos?
Cuando intentás decidir qué límites poner a la apertura de tu relación, no siempre es fácil saber qué miedos se basan en la realidad y cuáles en espejismos. Primero, tenés que localizar las áreas de tu vida que te hacen sentir inseguridad, dónde percibís la posibilidad de carencia, lo que requiere mucha búsqueda interior y honestidad. Ayuda preguntarse: “¿Qué es lo que me da miedo que pudiera ocurrir?”. Pero no siempre vas a poder responderte todo honestamente. Es probable que en una relación abierta te enfrentes a situaciones en las que no puedas transmitir exactamente lo que te pasa, ¡porque ni siquiera vos lo entiendas! Estos formatos de pareja se meten de lleno en cuestiones que son tabú, por lo que es bastante fácil encontrarse flotando sin referencias reales sobre cómo proceder ante ciertas situaciones. Elegir esta manera de vincularse te va a exigir un gran trabajo de depuración interior y de búsqueda de nuevas referencias constantes.
9. ¿Da más trabajo?
Al menos hasta que encuentres una dinámica más o menos estable, puede que sí sea más trabajo. Además, cuando hablamos de abrir relaciones, y especialmente del poliamor, es aconsejable que no solo tengas en cuenta lo que siente tu pareja principal, sino también que consideres el cuidado de quienes entran a tu vida. A medida que comprendas que tenés una responsabilidad también sobre otras personas, tendrás que preguntarte cómo hacerlas sentir queridas y valoradas sin mentirles ni ofrecerles ningún proyecto particular.
10. ¿Cuál es la letra chica del contrato?
Hay algo de lo que no se suele hablar mucho, pero que es importante a la hora de comenzar relaciones abiertas: el tiempo y el dinero. Es lógico que si estás súper estresada con el trabajo, con criar chicos, con zafar de problemas económicos y encontrar tiempo libre, no puedas ni siquiera pensar en la posibilidad de sumar más personas a la ecuación sin que te estalle la cabeza. Quienes alientan la apertura de las relaciones suelen señalar que la monogamia es uno de los sostenes del capitalismo. ¿Por qué? En parte, porque nos permite estructurar nuestra vida, no desparramar nuestra energía física en varios lugares y, de alguna forma, regular nuestras economías. Lo cierto es que la afirmación es casi innegable: una vida sexual y sentimental nutrida requiere tiempo y energía y, al final, termina siendo una gran decisión si vas a volcar tu energía en esto. ¿Querés experimentar con nuevas formas de relacionarte? Ahora ya lo sabés: tendrás que elegir tu propia aventura
Experta consultada: Cecilia Figlioli. Licenciada en Ciencia Política, especializada en diversidad y género. Cofundadora de relacionesabiertas.org.
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