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Kintsugi, la técnica japonesa que ayuda a explicar las heridas emocionales

En su último libro, Rotas, la Coach y Terapeuta emocional Celina Cocimano se propone acompañarnos en el proceso de reconstruir los pedazos que se soltaron en nuestra vida.


Hay una fábula que explica muy bien qué nos sucede con las heridas emocionales: la fábula o técnica de Kintsugi.

Hay una fábula que explica muy bien qué nos sucede con las heridas emocionales: la fábula o técnica de Kintsugi. - Créditos: Getty



¿No te preguntaste si tus sueños solo iban a quedar atrapados en tu cabeza? ¿Acaso no sufriste por amor? ¿No te han engañado? ¿Qué es rompernos emocionalmente? Pérdidas tempranas, enfermedades, soledad, giros inesperados.

La Coach y Terapeuta emocional Celina Cocimano se hace estas preguntas en su libro Rotas y se detiene en señalar que cargamos con dolores que, por momentos, parecen silenciados, pero que por otros aparecen con toda su intensidad. Ella se propone acompañar en este camino.

¿Qué es romperse emocionalmente?

Según señala en su libro, romperse emocionalmente significa que una situación, cualquiera sea, te impacta de tal manera que –como suele expresarse- va directo al corazón. “La rotura emocional no se cierra, ni sana, queda ahí, siempre ahí”, dice.

Las razones son muchas: uno se rompe por la falta física de un ser querido, por una separación, por un destrato consumido en un tiempo, por la soledad, por un amor que nunca fue, por un objetivo que perdimos o que no pudimos alcanzar, por recibir indiferencia, por violencia física y verbal, por no saber cómo es amarnos, por un desagradable comentario que un conocido o desconocido nos haga, por no sentirnos reconocidas, entre tantas otras que la autora menciona.

“Lo que primero suele suceder es el impacto, ese que te deja perpleja, casi sin reacción ni respuesta, tratando de entender”, suma.

Entonces, aparecen la tristeza, la rabia, la ansiedad, el ahora ¿qué, ¿cómo sigo?  Y detalla las 5 etapas: la negación, la frustración, la negociación, la depresión y la aceptación.

Kintsugi, la técnica japonesa que nos ayuda a explicar las heridas emocionales

La técnica de Kintsugi consiste en una forma tradicional japonesa para arreglar las cerámicas.

La técnica de Kintsugi consiste en una forma tradicional japonesa para arreglar las cerámicas. - Créditos: Getty

¿Cómo ingresa el Kintsugi? Hay una fábula que explica muy bien qué nos sucede con las heridas emocionales: la fábula o técnica de Kintsugi.

La autora recuerda la imagen de un jarrón roto, pegado pieza por pieza usando laca de oro. Hace referencia que, de esta manera, las heridas (cicatrices) del jarrón no solo no se disimulan, sino que se remarcan y se convierten en algo hermoso. Se reivindica la belleza de lo roto.

Esta técnica recibe el nombre de Kintsugi y consiste en una forma tradicional japonesa para arreglar las cerámicas.

La idea de recomponer las grietas de manera que no solo no se escondan, sino que se cree algo hermoso de ellas fue todavía más lejos y la autora la propone como una metáfora de resiliencia y, para algunos, una filosofía de vida.

 

“Todos tenemos heridas y cicatrices, pero estas no solo no tienen por qué ser algo feo que esconder, sino que, al contrario, pueden hacernos más hermosas a nosotras y a nuestra historia”, escribe en un tramo de Rotas. “El Kintsugi o la resiliencia implica que no solo podemos reparar nuestras heridas, sino que podemos salir fortalecidas y mejoradas de ellas. Lo importante es dejar de esconder por dónde nos hemos roto”.

Según señala, solemos esconder nuestro dolor y las cicatrices que nos han ido quedando por miedo, vergüenza, por necesidad de olvidar o por no querer enfrentarnos a lo que nos hizo daño. No disponemos de las herramientas para tratar con ello y nos da miedo que los demás puedan ver por dónde nos hemos partido.

El problema es que, si lo escondemos, tapamos y dejamos de mirarlo no vamos a poder trabajar en esa rotura ni siquiera aprender de ella.

 

“Si lo tapamos y no dedicamos el tiempo suficiente a enfrentarnos, reflexionar y reconstruirnos, la herida seguirá debilitándonos y, probablemente, aunque de manera leve, siempre siga sangrando. Nuestras cicatrices son parte nuestra, de la historia vivida y también nos muestran qué tuvimos que enfrentar”, reflexiona.

Sin embargo, la resiliencia del Kintsugi refiere todo lo contrario: consiste en aprender de los problemas y de las experiencias negativas, supone reflexionar sobre ellas, no escondernos y recomponernos. No nos estaremos limitando a sobrevivir, sino que saldremos reforzadas y mejoradas de nuestras heridas.

“Porque no solo no son una vergüenza ni una debilidad, sino que son parte de lo que nos hace humanos y cuentan nuestra historia”, concluye.

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