¿Tenés un minuto? Cómo una pausa consciente de 60 segundos podría resetearte
A veces, detenerse un minuto puede sumar, y mucho. En esta nota, te contamos acerca de la respiración consciente, de pensar antes de hablar, de practicar apneas, de lavarte la cara con agua helada, entre otros pequeños actos cotidianos.
7 de noviembre de 2024 • 16:06
Frenar un minuto puede hacerte muy bien. - Créditos: Getty
¿Tenés un minuto? A veces, detenerse un minuto puede sumar, y mucho. En esta nota, te contamos cómo una pausa consciente de 60 segundos podría resetearte.
Tomar una pausa es vital. - Créditos: Ilustración de Florencia Desalvo
1
Respirá conscientemente
Parar la mente un minuto puede ayudarte a frenar el ritmo vertiginoso del día. Correr tu atención de los múltiples focos que tenés prendidos para dirigirla a tu propia respiración puede ser un switch muy reparador para seguir el día.
2
Pensá antes de hablar
Siempre es importante perfeccionar la habilidad de pensar antes de hablar en todo tipo de situaciones. Expresarte de manera clara y efectiva puede mejorar tus vínculos. A veces, es escribir lo que querés decir antes de hacer un llamado o mandar un audio. A veces, es blanquear con la persona con la que estás hablando que necesitás tiempo para darle una respuesta. Está bien decir simplemente: “Necesito un minuto para pensarlo”. En ese minuto, evaluá si lo que querés decir es cierto, útil, inspirador, necesario o amable.
3
Practicá apneas
En la bañadera, o en una pileta, pasar un minuto debajo del agua sin respirar puede traer muchos beneficios. Si bien es algo que tenés que hacer de manera premeditada, ya que casi nadie hace baños de inmersión todos los días, está bueno sumar la práctica una vez cada tanto. Ayuda a la capacidad de concentración y la memoria a largo plazo.
4
Lavate la cara con agua helada
Muchas tenemos incorporado este hábito a la mañana como para despabilarnos, pero lo cierto es que a veces podríamos necesitarlo a lo largo del día. En el último tiempo se puso de moda en TikTok la técnica de face icing, que implica sumergir tu cara en un bowl de agua con hielo durante 30 segundos para atenuar bolsas y relajar musculatura. Si bien eso es un extremo típico de las redes, lavarte la cara con agua helada puede revitalizarte.
5
Revisá tu voz interior
Cuando estás por hacer alguna presentación en la facu o el laburo, o antes de una cita importante, chequeá cómo te habla tu voz interior. ¿Te boicotea? ¿Es hiriente o juzgona? Decite una palabra de aliento.
6
Relajá tu mirada
Si estás con muchas pantallas, hacé una pausa de un minuto con los ojos cerrados. Realizá algún ejercicio para descansar la mirada: cerrá los ojos y movelos en todas las direcciones como haciendo círculos. Esto ayuda a relajar los músculos oculares y genera una sensación como si te hicieras un masaje en los ojos.
7
Revisá tu postura
En un minuto podés chequear tu postura y ver si tus hombros están tensos, si tu espalda está derecha y si tu cadera se apoya cómoda sobre la silla. Es importante mantener la mirada siempre hacia el frente (evitando doblar el cuello), los codos apoyados y pegados a tu cuerpo manteniendo un ángulo de entre 90° y 100°, los antebrazos apoyados sobre el escritorio y la espalda con su curvatura natural y siempre tocando completamente el respaldo de la silla.
8
Intencioná
Idealmente a la mañana, antes de arrancar el día, buscá un lugar tranquilo, cerrá los ojos, hacé cinco o seis respiraciones profundas y preguntate: “¿qué necesito hoy?”. Visualizá este deseo y transformalo en una oración positiva en tiempo presente: “Soy una mujer organizada que se toma sus desafíos con calma”. Inhalá tres veces, exhalá tu intención y sonreí.
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