Experencias. "Probé un sex toy y mi vida sexual cambió por completo"
14 de noviembre de 2019
Le sex en Rose.com - Créditos: Pecorazoppa.it Ivano Messinese
"¡Qué estafa!" pensé cuando probé el succionador de clitorís. Sí, me sentí estafada. No por el maravilloso artefactito este, que parece una depiladora o un masajeador de cara. Me sentí estafada por lo que me enseñaron sobre mi placer y anatomía y por las afirmaciones sobre el placer femenino que he escuchado a tanta gente aseverar sin tener idea. O mejor dicho ¡sin tener el succionador!
Vamos por partes
¿A esta altura alguien no sabe qué es el succionador de clitoris? Ok. El succionador de clítoris es un nuevo sex toy. En realidad no es tan nuevo, sucede que el formidable éxito que tuvo en algunos países europeos durante 2019 bien le ganó la categoría de "revelación", no sólo por el tipo de tecnología que introdujo a ese universo, sino también por su éxito comercial. Para decirlo en otras palabras: si el succionador de clitorís fuera un disco, sería el mismísimo "Thriller", de Michael Jackson, esas creaciones magistrales que se vuelven populares, baten récords y de las que habla hasta tu madre. De hecho, por ejemplo, fue uno de los principales protagonistas de los memes que surgieron del debate presidencial de España.
Este fue uno de los memes que circuló en España.
La posibilidad de que este invento de patente alemana y fabricación china fuera descubierto masivamente se la ha dado el precio al que logró ponerlo a la venta una de las marcas que lo comercializa. En Europa, comprar el succionador más económico sale lo mismo que dos cenas afuera en el barrio de moda: 40 euros. En ciertas ocasiones, en Amazon se consigue por 26. Esto, acompañado de una efectivísima campaña de marketing que lo llevó a las manos (y entrepiernas) de las influencers más conocidas del continente, permitió que el chiche saltara del terreno del lujo o la excentricidad, al de "bueno, me lo llevo, total total no pierdo nada".
Sin embargo, no son estos los factores los que lo viralizaron. La principal causa de su éxito es su eficacia. El succionador de clitorís funciona. Y por funcionar me refiero a que brinda un placer distinto a los de los vibradores, dedos o novios. Un placer que te deja pensando y que termina teniendo, como mucho en esta era, cierta connotación política. Te da ganas de decir "¿Pero por qué nadie me había dicho esto? ¿Por qué este placer me había sido vedado?" . Después de usar el artefacto, entendí por qué el clítoris es, en tantas culturas machistas, amputado. Vaya poder.
Técnicamente, el succionador no es una aspiradora ni tampoco succiona realmente nada. Aunque se sienta eso, se trata más bien de un tipo de movimiento mecánico que produce un golpecito interno dentro del cacharrito y que envía ondas a través de su boquilla en forma de ventosa. Como cuando tiramos una piedra a un lago y aparecen círculos expansivos, esas ondas sónicas se vuelven asombrosamente placenteras al contacto con las 8 mil terminaciones nerviosas con las que cuenta esa parte de nuestro cuerpo. Solo para que te des una idea: son el doble que las del glande.
No hay muchas más cosas en el mundo que te hagan sentir algo así. Esto no significa que funcione igual para todas o que tenga que gustarle a cualquier persona portadora de un clítoris, pero sí que es algo distinto y por ende, digno de probarse. Significa también que probándolo, una descubre cosas que no sabía antes. Eso me pasó a mí y a tantas mujeres que lo disfrutaron y se atrevieron a analizarlo en voz alta. Considerando que mi actual trabajo es en un sex shop, créanme, no son pocas.
Esta es una lista de las revelaciones compartidas
Sona, uno de los modelos favoritos.
- Las mujeres también podemos ser precoces. Merche, una amiga que estrenó el succionador hace semanas, dejó de usarlo a los pocos días. Me sorprendió porque primero estaba encantada pero en breve, pareció indignada. "Mi orgasmo llega tan tan rápido que no tiene gracia", se quejó. Lo que tenía gracia era su comentario. "¿Acaso no podés usarlo en un nivel más bajo o alejarlo cuando estás a punto?", le pregunté. "¡Si es que ni siquiera lo veo venir!", me replicó. Esta queja, bastante común en los foros de usuarias, tiene una explicación científica. El succionador proporciona cierta sensación de vacío mezclada con enérgicas palpitaciones y pulsaciones de aire que cambian inesperadamente de acuerdo a que tanto lo acerquemos o lo alejemos de nuestra piel. Solo hay de colocarse el aparatito sobre la zona para sentir cómo el flujo sanguíneo aumenta en tiempo récord. Y por si alguien no lo sabe, el flujo sanguíneo apresurado en esa zona significa una sola cosa: orgasmo en puerta. A veces, este proceso es tan rápido, que no sentís ni el llamado. Esta es la principal revelación: ¿no era que las mujeres teníamos un aparato sexual tan complejo que nos tomaba mucho más tiempo? ¿No era que nuestras características naturales nos hacían más lentas y progresivas?
- Las contracciones de un orgasmo pueden ser independientes del placer. Las pulsaciones que las mujeres sentimos cuando se libera la sangre acumulada en la zona suelen estar asociadas con el orgasmo. Sin embargo, el succionador puede traerlas por pura congestión y sin que siquiera estés pensando en algo erótico. Es raro, técnicamente hay un orgasmo pero no lo sentís. Si eso no expande tu conocimiento sobre vos misma, ya no sé...
- Resulta que nunca hizo falta meterse nada. En esto, probablemente la industria de los sex toys esté tan sorprendida como nosotras. Luego de años de falos enormes, realistas, venosos y flexibles, todos vinimos a descubrir que no hacía falta más que una boquilla redonda de tres centímetros de diámetro para alcanzar los resultados. La magia estaba en otro lado, menos invasivo, menos quirúrgico y claro, nada fálico.
- Entre las piernas no tenemos una masa amorfa. Nada nos ayuda más a delimitar mentalmente nuestro cuerpo que las sensaciones. Esa es la razón por la que hay que acariciar a los bebés cuando nacen: cognitivamente, los ayuda a comenzar delimitar su existencia en el mundo. Una creería que este proceso se termina en el algún momento, pero en otra escala, el succionador viene a confirmarte que no, que puede haber muchos puntos con potenciales de placer y dolor distintos en una misma zona del cuerpo, en este caso, de la entrepierna. Y que por más teoría que te den, nada lo explica mejor al cerebro que sentirlas.
- El placer da miedo. "Ahora sí me voy a quedar sola", es un comentario que escucho a diario mientras las mujeres testean el juguete. El miedo sería gracioso si no fuera real. Es asombroso el abismo que representa para muchas mujeres descubrir que su potencial de placer es mucho mayor que el que les habían revelado sus amantes. A estas mujeres les tienta muchísimo decir que es el succionador el que les desbloquea el candado hacia el siguiente nivel de satisfacción. A veces, lo culpan por haberle quitado cierta venda de los ojos. No se dan cuenta de que no fue el succionador, que fueron ellas mismas las que se dieron el permiso de buscar. Lamentablemente, no todas se lo dan. Algunas sienten tanto miedo que aunque lo agarran de las góndolas lo dejan camino a la caja y nunca llegan a pagarlo. A veces gana la culpa.
Mientras crecen los comentarios en los foros y tiendas online, los hombres comienzan a consumir las reseñas como un nuevo género de porno y los fabricantes se sacan los ojos para ver quien mejora el fenómeno. Succionadores con sensores que detectan la cercanía de un orgasmo y cambian repentinamente el patrón para gatillarlo, podría ser sólo un adelanto de lo que se viene. Eso y grandes charlas de sobremesa que suben el perfil de esa joyita que tenemos entre las piernas y nadie había hecho brillar así.
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