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Sexo: 6 cosas que tenés que tener en cuenta si vas a hacer un trío


Créditos: Shutterstock



Los tríos están de moda. El cuestionamiento del amor romántico, las ganas de experimentar y las necesidad que tiene tantas parejas de abrirse, hacen que muchos consideren este como un primer paso hacia un mundo nuevo. Si vas a darlo, podés empezar preguntándote esto.

1. ¿Para qué?

Esta pregunta no es sólo un puntapié, es la base sobre la que se va a construir la fantasía. Hay decenas de razones para hacer tríos. Pueden ser tan triviales como experimentar, divertirse y saciar la curiosidad, o tan profundas como comenzar a tantear la posibilidad de expandir nuestra pareja hacia un formato más abierto y flexible y por ende, cambiar todo un estilo de vida. En el medio, mucha gente entra al mundo de los tríos a los ponchazos y sin total conciencia. Aceptan hacerlo "como regalo de cumpleaños" de una pareja, acceden porque la cama se volvió aburrida o simplemente se resignan a que "si lo va a hacer, al menos que lo haga conmigo". Saber cuál es el motor detrás de la decisión puede hacer toda la diferencia entre convertir la experiencia en una deliciosa aventura o en un trago amargo. No hay una razón correcta para hacer un trío, pero sí hay una razón y siempre es mucho mejor saberla.

2. ¿Cómo te podés llegar a sentir?

Si bien es cierto que es difícil prever emociones, existen ciertos ejercicios de proyección que podemos comenzar a hacer. Quienes expanden sus camas a conciencia, suelen preparar el terreno antes. En general, se arranca mirando pelis, compartiendo fantasías y luego, se puede avanzar hacia el terreno de la acción. Probar cómo te sentís si ves a tu pareja coqueteando abiertamente con alguien frente a vos de forma pre pactada, o cómo se sienten él cuando le comentás todo lo que atrae alguien, es empezar a dilucidar posibles placeres y también posibles conflictos. Otra posibilidad es visitar un club swinger simplemente para mirar. En general, la luz verde para la invitación a un tercero llega cuando estas cosas los encienden aún más e incluso, cuando fortalecen su complicidad.

3. ¿Quién será el invitado/a?

Determinar si será un hombre, una mujer es uno de los primeros pasos. No podemos imponer ni dejarnos imponer las fantasías y naturalmente, alguno de la pareja deberá volverse un poco más flexible sobre la heterosexualidad. La cuestión de la relación afectiva que nos una a la tercera persona es otro determinante a la hora de elegir. No es lo mismo experimentar con alguien a quién seguiremos tratando en lo cotidiano, que con alguien que conocemos, por ejemplo, durante un viaje. Algunas parejas prefieren esta última opción, abrirse pero en otra ciudad, para asegurarse no cruzarse nunca más ni tender lazos. Como sea, las posibles ramificaciones del roce que se puede dar con amigos o con gente cercana suelen despertar fantasmas en muchas personas, pero también, es cierto, mucha curiosidad. Mientras que para algunos es una pesadilla, para otras parejas, el morbo de la endogamia resulta el motor perfecto.

4. ¿Cómo van a cuidarse física y afectivamente?

Para poder seguir durmiendo tranquilos después de nuevas aventuras sexuales, lo ideal es protegernos físicamente, de embarazos no deseados y de enfermedades de transmisión sexual. Y también debemos protegernos psicológicamente, de fantasmas y roces innecesarios. En el primer sentido, el preservativo debe ser innegociable. Existen algunos detalles de diferencias de uso que podemos anticipar. Por ejemplo, en un trío con dos mujeres, el hombre debe cambiarse el preservativo antes de alternar de compañera sexual ya que usar el mismo con ambas, representa un riesgo para ellas. Además, en este punto, es probable que se tomen medidas con el tercero que la pareja no tome entre ellos. Respecto a la cuestión afectiva idealmente, la pareja debería dejar en claro qué cosas no le gustaría que pasen, como por ejemplo, que el invitado se quede a dormir con ellos o los besos en la boca. Otras variables a contemplar es si el trío se concretará o no en la casa de la pareja y quién se encargará de hacer la cita. Lo recomendable además, es tener una palabra de seguridad para frenar la situación si alguno de los dos no la está pasando tan bien como pensaba.

5. ¿Y después?

Muchas historias de tríos no se complican hasta el post trío. A veces, cuestiones tan banales como comenzar a seguir al tercero en sus redes sociales y darle likes, pueden despertar el conflicto que la cama no representó. Por más hablado que este el tema, siempre puede haber imprevistos, como que entre un miembro de la pareja y el tercero haya más química, o que mientras uno quiere repetir el encuentro y seguir conectado, el otro no quiera saber nada. Mientras algunos creerán haber encontrado un nuevo mundo por descubrir, otros podrían sentir haber abierto una puerta peligrosa. El juego recién comienza. El diálogo, expresar incomodidades, por más infantil que suenen, es una forma de aprovechar a favor la experiencia y enriquecer a la pareja. Es cierto, esta puede ser una apertura al riesgo, pero también a un nuevo universo de compañerismo.

6. ¿Y si soy la invitada?

Usualmente se cree que ser el invitado a un trío puede ser un comienzo privilegiado: implica menos compromiso afectivo, menos riesgo e incluso más diversión. Sin embargo, encarnar al tercero no es tan fácil como parece. El rol de "juguete" sexual que muchas parejas le asignan puede resultar chocante para la persona invitada y dejarla con sensación de ser usada o en algún momento, excluida. La sensación de no conocer exactamente lo que está sucediendo "tras bambalinas" en los acuerdos de pareja no es algo que todos disfruten. En todo caso, como tercera, deberías estar super conectada con el sentido de la aventura y asegurarte de que el pasatismo de la experiencia no va a molestarte en lo más mínimo.
Experta consultada: Mariela Tesler es sex coach, y autora del libro "Ganas de Vos". En sus redes es @marietesler

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