Edimburgo en tres días: un recorrido entre historia y encanto escocés
Edimburgo es una ciudad que enamora a primera vista, con castillos de piedra, arquitectura gótica, callejones largos que parecen salidos de un cuento. Te acercamos nuestros imperdibles si vas 3 días.
8 de diciembre de 2024
El Castillo de Edimburgo, una fortaleza impresionante que da vista panorámica a toda la ciudad. - Créditos: Gentileza Sabrina Palmieri
Calles empedradas, gaitas sonando de fondo, bares de whisky y una mezcla perfecta entre historia y modernidad que no cualquier capital europea sabe lograr. Edimburgo es una ciudad que enamora a primera vista, con castillos de piedra, arquitectura gótica, callejones largos que parecen salidos de un cuento y una esencia que te hace sentir como si vivieras en una historia de hadas y dragones.
Es una ciudad pequeña, sí, pero tiene mucho para ofrecer, y es realmente muy ecléctica, sofisticada, elegante, y vibrante. La realidad es que podés tomar la capital de Escocia como punto de partida para conocer muchos puntos distintos del país, pero en una escapada de tres días podrías armar tranquilamente un recorrido por los lugares más emblemáticos y por algunos secretos que sin dudas vale la pena descubrir. Prepará la cámara y el piloto - no vaya a ser cosa que te sorprenda la lluvia - y salgamos a recorrer esta increíble ciudad.
Día 1: Edimburgo histórica y un poco de misterio
No hay forma de empezar a recorrer una ciudad que no sea explorando su alma: el Castillo de Edimburgo, una fortaleza impresionante que da vista panorámica a toda la ciudad, no es sólo imponente por fuera sino que también guarda reliquias de la historia escocesa. Es absolutamente impresionante poder ver, desde sus altas murallas, el contraste entre lo antiguo y lo moderno de la ciudad. Si viajás en invierno es imperativo que lleves abrigo porque la altura hace que el viento te lleve volando.
Cuando bajes, podés seguir tu recorrido a lo largo de la Royal Mile. Esta calle parece literalmente sacada de una novela de época medieval, rodeada de edificios históricos e impregnada del bullicio de las boutiques y cafeterías que decoran el paisaje. Una recomendación: no dejes de probar el café de The Milkman, una joyita pequeña pero icónica en la ciudad vieja que ofrece algunas vistas espectaculares.
Por la zona está lleno de lugares para almorzar donde vas a poder probar desde comida rápida y clásica hasta platos tradicionales escoceses como el haggis o el shepherd 's pie. Si buscás algo rápido y al paso antes de seguir tu recorrido, no dejes de probar Oink, un simpático local de sándwiches de pulled pork ubicado sobre la icónica Victoria Street. Una vez ahí podés aprovechar para comprar algún recuerdo bien tradicional como bufandas de cashmere, algún whisky, o caramelos.
Para terminar la tarde, podés probar con una experiencia diferente, una probadita del lado B de la ciudad. Visitá la Real Mary King’s Close y disfrutá de un recorrido guiado por los pasadizos subterráneos de Edimburgo. Esta especie de laberinto oculto bajo las calles es una muestra de cómo vivían los habitantes de la ciudad hace varios siglos, dándole un toque de misterio a tu día.
Terminá la jornada haciendo una degustación de whiskies en cualquiera de las destilerías que hay en la ciudad (de verdad, son todas buenas, pero si querés ir a lo seguro podés acercarte directamente a Johnnie Walker) y buscá un pub donde picar algo rico antes de ir a dormir.
Día 2: Naturaleza y realeza
Arthur’s Seat: se trata de un antiguo volcán ubicado en el parque Holyrood. - Créditos: Gentileza Sabrina Palmieri
Es extraño pensar en una ciudad ofreciéndonos de entrada tanta naturaleza, pero Edimburgo cumple y cumple muy bien. Si estás buscando vistas hermosas como para arrancar bien el día, acercate a la zona de Arthur’s Seat: se trata de un antiguo volcán ubicado en el parque Holyrood que hoy en día funciona como punto panorámico, hermoso para empezar cualquier mañana en la ciudad. Podés llegar después de una caminata sencilla y realmente vale la pena captar las vistas desde las alturas, viendo el paisaje escocés en todo su esplendor.
Una vez abajo, te recomendamos que sigas rumbo al Palace of Holyroodhouse: nada más y nada menos que la residencia de la monarquía británica en Escocia. Es un palacio con grandes jardines, salones decorados, y plagado de historia de importantes personajes como María (Reina de Escocia), quien vivió en él durante el siglo XVI. Sacá los tickets con anticipación para tener la tranquilidad de conseguir tu lugar.
Toda la zona de Holyrood está llena de opciones para comer, así que podés aprovechar para almorzar y después seguir tu camino explorando la ciudad. Dada la cercanía, te recomendamos que pases por la fuente de Greyfriars Bobby - un homenaje al fiel perrito terrier Bobby que se hizo famoso por haber velado la tumba de quien fue su dueño durante 14 años. Una vez hayas pasado por acá, y si te gusta Harry Potter, lo que sigue te va a encantar.
Tras una corta caminata vas a encontrarte con el cementerio Greyfriars Kirkyard, un lugar místico donde J.K. Rowling se inspiró para varias historias y nombres de personajes de la saga. Realmente un imperdible para los fanáticos de los libros y películas del mago. Es una parada inolvidable, y aunque se trate de un cementerio, su despliegue arquitectónico hace que realmente valga la pena visitarlo.
Día 3: Iconos arquitectónicos y el lado bohemio de Edimburgo
Calton Hill, uno de los puntos más icónicos de la ciudad y hogar de varios monumentos históricos de Edimburgo. - Créditos: Gentileza Sabrina Palmieri
Llega el último día y no querés irte, pero es un buen momento para que empieces a pensar en tu próximo viaje. Empezá la última jornada temprano acercándote a Calton Hill, uno de los puntos más icónicos de la ciudad y hogar de varios monumentos históricos - además de un excelente spot para hacer fotos. Vas a poder ver el Partenón de Edimburgo (monumento nacional) y disfrutar del amanecer.
Seguí caminando hacia el Scott Monument - una impresionante estructura gótica dedicada al escritor escocés Sir Walter Scott y, si te animás, subí los estrechos escalones hasta la cima donde una vez más te esperan algunas vistas increíbles, en esta ocasión de los Princes Street Gardens y de todo el casco histórico en general. Podés aprovechar los jardines para sentarte un rato y relajarte bajo el sol.
Desde acá podés seguir al mágico Dean Village, un antiguo pueblo de molineros a muy pocos minutos de centro donde las casitas de piedra y el río que corre a su lado (Water of Leith) crean una postal realmente irresistible. Esto es parte de una Edimburgo escondida, no hay tanto turismo dando vueltas y vas a poder ver locales paseando, caminando, o incluso corriendo por la zona. Realmente, de ensueño.
Cerrá el día de paseo con una visita al National Museum of Scotland para conocer un poco de historia, ciencia, y cultura del país. Las exposiciones van rotando así que te recomendamos que mires en la página del museo que hay para ver y organices tu itinerario y visita en base a lo que más te interese para optimizar mejor el tiempo.
¡Terminá la noche comiendo algo rico, brindando con buenos tragos en celebración después de haber conocido una ciudad tan espectacular! Te recomendamos que no te pierdas The Devil’s Advocate en el centro.
La icónica Victoria Street. en Edimburgo. - Créditos: Gentileza Sabrina Palmieri
Sugerencia adicional: una escapada a Leith
Si te sobra algo de tiempo durante los tres días que estás paseando por Edimburgo, o estás buscando una opción diferente, una escapadita a Leith es una excelente alternativa. Se trata de un antiguo puerto que se convirtió hoy en día en un barrio vibrante y lleno de vida, con una atmósfera bohemia, galerías de arte, y una amplia oferta culinaria. Fish and chips (¡recomendados!), mariscos frescos, cerveza artesanal… Leith es sin dudas un gran punto de encuentro para los amantes del buen vivir.
Disfrutá de la playa y, si tenés ganas de seguir aprendiendo, acercate al Royal Yacht Britannia, el yate real donde la familia real británica viajaba y que hoy es un museo flotante que podés visitar.
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