Vivir repartida entre Europa y Estados Unidos todos los meses, y en el medio ir de acá para allá, me hace dar más ganas de tener una casa-hogar. Y esa es mi casa de Londres y a la que le dedico más tiempo en varios sentidos. Ahí me gusta pintar, adoro invitar amigos a comer y me divierte buscar y pensar objetos, muebles y obras de arte que más se identifiquen con nuestra forma de ser y de vivir. Son piezas interesantes por su diseño y queridas porque me despiertan emociones diferentes y me inspiran, me ayudan a meterme más en el mundo de la creatividad. Así que un buen plan para mí es buscar entre las novedades y las antigüedades cuando salgo por ahí. Puedo volver con un flete o con un adornito ínfimo para el baño...
Pero tranquilos. Esto no va a ser un recorrido por mi casa. Sólo elegí para este post algunas piezas que me encantan y otras que estoy pensando en sumar.
Pienso en la mesa del comedor que tiene todas las sillas diferentes y dos de ellas me pierden: la Louis Ghost negra, de Philippe Starck, y una verde agua Thonet.
Mi crush con los diseños de Starck fue cuando estuve en Tokio por primera vez. Era una mañana helada y al llegar al estudio donde teníamos que trabajar vi que la gente me esperaba tomando el desayuno sobre unas mesas y sillas que tenían de base enanos, como los de jardín, pero tan bien integrados al resto del objeto que me dejaron más helada todavía. Impresionante. Me voló la cabeza la idea y así empecé a meterme más con este artista y genio del diseño industrial.
Ahora estoy pensando en combinar lo de él con algunos muebles de Jimmie Martin. Tres palabras: to die for.
El fin de semana fui al museo de The Royal Academy of Arts y me llevé a casa el famoso y nuevísimo "My squeeze" (Mi exprimidor). Me llamó mucho la atención su diseño tan elegante y súper sofisticado, y la sorpresa fue que es obra de Roland Kreiter, un diseñador industrial muy jóven, ¡que se ganó el aval del mismísimo Starck! (A saber: una de las obras más famosas de Starck es su exprimidor Juicy Salif con forma de medusa, considerado antes del "My squeeze" como el exprimidor más emblemático de todos los tiempos).
Y a esto aún no lo tengo, no tiene (mucho) que ver con la casa y no me veo usándolo, pero me parece divertido y es de lo más fetiche que vi en materia objeto/diseño/dispositivo/juguete para smartphones. Hace unas semanas, en el casamiento de unos amigos en Lyon, vi que en medio de la fiesta un hombre empieza a caminar por el campo con el tubo de un teléfono de los años ´50 en una mano (con cable y todo) y en la otra con su Iphone. Hablaba sin parar. Pensé que era una broma porque no veía si era un teléfono o qué cosa. Al rato me entero que este objeto (que si bien se vende desde hace unos años) ahora se ha vuelto un must y de hecho la gente empieza a salir portando el tubo por todas partes aunque no sea muy cómodo que digamos. Lo que sí me gusta es ver cuando conviven la tecnología de última generación con lo retro, como tanto pasa con la moda, pero este será otro post.
¿Que opinan?
Mili
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