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¡Sorpresa!




Estoy en Baires. Tenía los pasajes comprados desde febrero y vengo guardando el secreto desde entonces. ¡Por fin puedo hacerlo público! En realidad la sorpresa era más que nada para mis amigas porque mi mamá, papá y hermano ya sabían que llegaba y así me recibieron en el aeropuerto:
10 meses sin vernos

10 meses sin vernos

Estaba ansiosa por ver a todos, por estar en Buenos Aires, por salir con mis amigas, por ir a los lugares que solía ir cuando vivía acá. Pero también tenía dudas de cómo me iba a sentir, tenía miedo de quizás estar acá deseando estar allá.
Nada de eso pasó, estaba feliz de estar en Argentina. Las raíces, son las raíces y si bien hoy elijo vivir una experiencia diferente, no hay lugar en el mundo donde me pueda sentir más cómoda que en mi país.
Llegué el viernes a la mañana y me fui directo a sorprender a mi mejor amiga, la conozco desde los 2 años y más que una amiga es una hermana. Puedo decir con seguridad que es una de las personas que más me hacen falta en Paris. Le pedí a mi hermano que fuera mi cómplice y que le dijera que la pasaba a buscar para invitarla a almorzar. Me senté de espaldas en las escaleras de la puerta de su oficina y esperé a que bajara. Imaginen su sorpresa cuando me pasó por al lado y le grité ¡hola!. Abrazos y llanto inmediato. Después de la emoción, nos fuimos a almorzar juntas.
Pitu mi mejor amiga

Pitu mi mejor amiga

Después de sorprender a mi amiga, me tocaba otra sorpresa: Mis amigas de la oficina, bueno, de mi ex oficina. Esta vez utilicé de cómplice a la hermana de una de ellas. Nos encontramos unas cuadras antes y me metí en el baúl de su auto. Llegando a la esquina vimos que de casualidad estaban todos juntos en la puerta, no podía salir mejor. Estacionó el auto y yo salí del baúl gritando ¡Sorpresa! Se quedaron todos helados, nadie entendía qué hacía ahí.

Nos fuimos todos a tomar algo juntos y nos quedamos horas poniéndonos al día. Era como si el tiempo no hubiera pasado.

Desde que llegué a Buenos Aires no paré un segundo, el fin de semana me hice una escapada relámpago a visitar a mi familia en Córdoba. No podía no ir a verlos. Nos juntamos en la casa de mis abuelos, fue una gran reunión familiar de esas que siempre hacemos y tanto extraño.
Somos muchos y ¡faltaba gente!

Somos muchos y ¡faltaba gente!

Quedan pocos días y mucha gente por reencontrar. El domingo vuelvo a París y no se cuando piso nuevamente suelo argentino…
Hasta el próximo miércoles, nuevamente desde el viejo continente.
Juli

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