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Una película con final abierto




¿Qué pasaría si todo lo que amas, todo que tenés y todo lo que te rodea, fuera destruido? ¿Qué harías si el pedacito de tierra que habitás y tu comida fueran envenenadas, y la gente a tu alrededor comenzara a enfermarse y morir? No, no se trata de una película apocalíptica, ni una novela de terror. Aunque el argumento parece salido de una pesadilla, es algo que sucedió en nuestro país y continúa al día de hoy.
A mediados de la década del 90, durante el menemismo, el Secretario de Agricultura, Felipe Solá firmó una resolución técnica que transformó la agricultura de nuestro país y toda la economía. La aprobación de la soja RR de Monsanto fue el primer cultivo transgénico que llegó al país y lo convirtió en una potencia sojera. De repente, todos los productores vieron que era rentable tener plantaciones enteras dedicadas a la soja, exportarlas para obtener ganancias en dólares, y comprar las semillas que en un principio regalaban y comprarle todo a una sola empresa del que se volvió dependiente.
Desde entonces, pueblos enteros son fumigados por herbicidas y plaguicidas para cuidar esos los monocultivos transgénicos, adaptados genéticamente para soportar el veneno. Pero el modelo, aunque es poderoso, hace muchos años es cuestionado por ser insostenible. Y afecta a millones de personas en todo el país. No solo a los que están cerca de las plantaciones, sino a todos los consumidores. Nosotros.

En el Tercer Encuentro de Médicos de Pueblos Fumigados, se presentó una investigación de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de la Plata donde alertaron por el descubrimiento de restos de glifosato y sus derivados en gasas, algodones y artículos de higiene personal. El hallazgo se replica en hisopos, tampones, toallas femeninas y pañales. El especialista Medardo Ávila Vázquez, Médico Pediatra y Neonatólogo presidente del Congreso dice: "No es una sorpresa, en Argentina el algodón se está cultivando usando técnicas de agricultura tóxica, con semillas transgénicas de Monsanto, y se le aplican cantidades enormes de sus agrotóxicos". Él es uno de los principales promotores de la lucha contra el uso de agroquímicos.
Uno de los municipios afectados es Malvinas Argentinas, en Córdoba. Hace más de tres años que la empresa Monsanto se instaló con una planta de procesamiento de semillas, con gran resistencia de los doce mil habitantes, y con un acampe activo que impidió las tareas a través del bloqueo. La semana pasada se difundió la noticia de que comenzaron las tareas de desmantelamiento de la planta de elaboración de semillas y que parte de la estructura la trasladarán a la planta que tienen en la localidad de Rojas, provincia de Buenos Aires. Hace dos meses se constituyó la red de municipios por las producciones agroecológicas, y el 14 y 15 de agosto se hará una nueva reunión de los pueblos fumigados en Trenque Lauquen.
En la radio Ensalada Verde hablamos con Miryam Gorban, Licenciada en Nutrición y coordinadora de la Cátedra de Soberanía Alimentaria de la Escuela de Nutrición, Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires. Ella, al respecto, decía:
“Es una victoria en la lucha y la acción de los movimientos sociales que demuestran que es posible enfrentarse aunque el monstruo sea grande y pise fuerte. Es el segundo ejemplo, otro importante es el de Esquel, que demuestra de qué manera un pueblo puede plantar ante un monstruo de las características de Monsanto que es responsable de la pérdida de vida a lo largo de la historia de este siglo y el anterior”.
Julián Galeano de “Todos los 25 hasta que se vaya Monsanto” contaba que esta campaña se inició hace más de dos años "con la intención de visibilizar la problemática del agronegocio, de las fumigaciones masivas y de los transgénicos en la comida. Con 370 millones de litros de agrotóxicos utilizados cada año (cifra que va en aumento) estamos en un lugar catastrófico con hospitales saturados por personas enfermas y pueblos que cuadriplican la media nacional de cáncer". Las fumigaciones se hacen en forma reiterada, no solo con glifosato sino con productos químicos más fuertes, porque las malezas se hacen resistentes a los herbicidas.
Mientras que el ministerio de Agroindustria está trabajando en el proyecto de la nueva Ley de Semillas que está a punto de debatirse en el Congreso, le da marco legal al patentamiento de las semillas, y hasta habla de aplicar multas a quienes obtengan semillas “ilegales”, de a poco se crea una red de productores que trabajan de manera agroecológica. Y desde las cátedras de Soberanía Alimentaria -en la actualidad hay dieciocho en el país- se difunde la idea de que es posible que este tipo de producción crezca.
“Se muestra que es posible desarrollar una producción agroecológica que sea rentable, no vamos a acumular millones, pero vamos a acumular en salud, en vida, en naturaleza, en esto somos responsables todos. En la medida en que los ciudadanos de este país y este mundo sepamos que lo que se produce no es solamente responsabilidad de los productores, y que no queda limitado a las tantas hectáreas que pueda haber en el campo, sino que llega a nuestra mesa todos los días, vamos a tomar más responsabilidad como ciudadanos para defender nuestra vida, nuestra salud, las generaciones que vienen”, agrega Miryam Gorban.
El 30 de septiembre, en Argentina se hará una convocatoria pre-encuentro al Tribunal internacional de la Haya, el 14 y el 15 de octubre, en donde se juzgará el daño ambiental de Monsanto. “Empezamos a reunirnos con otras cátedras y hacemos una reunión como el tribunal de los pueblos por la Soberanía Alimentaria, capítulo argentino, estamos convocando a una actividad simultánea y estamos preparando un documento para llevar a la Haya a los argentinos que nos puedan representar”.
Tribunal a Monsanto.

Tribunal a Monsanto.

Es un camino difícil pero no es imposible. Se está demostrando que producir alimentos más sanos y nutritivos, podría cambiar el panorama de nuestra economía y de nuestra salud.
Sostengo y reafirmo que la verdadera revolución la hacemos nosotros.
Se pueden comunicar conmigo a kariuenverde@gmail.com o seguirme en Kariu en Verde
Abrazo grande.
Kariu

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