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Encontraron una cámara de fotos en el Aconcagua: se reflota la enigmática muerte de su dueña, la montañista Janet Johnson

Salen a la luz las últimas fotos que tomó la montañista Janet Johnson durante una expedición de 1973, cuando también murió un ingeniero de la NASA. El descubrimiento aviva sospechas de larga data: ¿fue un accidente o un asesinato?

por

Guadalupe Treibel

13 de diciembre de 2023

Salen a la luz las últimas fotos que tomó la montañista Janet Johnson durante una expedición de 1973. Murió ella y un ingeniero de la NASA. - Créditos: @nytimes

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Aunque la cámara permaneció sepultada bajo hielo durante décadas, recientemente pudieron revelarse sus fotografías, extraordinarias en más de un sentido: fueron tomadas en 1973 por la montañista Janet Johnson poco antes de morir escalando el Aconcagua, el cerro más alto de América, con sus casi siete mil metros de altura.

Registro de las últimas horas de esta maestra y bibliotecaria, las imágenes no solo muestran maravillosos paisajes naturales: también reviven el misterio en torno a esta expedición fatídica, en la que ocho estadounidenses trataron de subir el coloso argentino y solo seis regresaron con vida. Además de Johnson, que era la única mujer del grupo, la segunda víctima ¿de las inclemencias climáticas? fue John Cooper, escalador amateur e ingeniero de la NASA, que había participado de las misiones Apolo a la luna.

A cincuenta años del episodio, las imágenes inéditas -de rollos que increíblemente resistieron las condiciones más extremas, descubiertos a causa del deshielo- acaban de ser publicadas como primicia total por el diario New York Times.

Un ingeniero de la NASA murió en la misteriosa expedición. - Créditos: @nytimes

Ilustran una nota que reconstruye minuciosamente esta historia a partir de nuevos testimonios y viejos archivos, volviendo sobre los pasos del grupo en su accidentada travesía por el Glaciar de los Polacos, que fue la dura ruta elegida.

“Hasta 2022 se conocían 153 muertes en el Aconcagua. En 1973, Johnson y Cooper ocupaban los puestos 26 y 27”, señala el artículo, que relata cómo, en lo sucesivo, fueron encontrándose restos fantasmales de la expedición: tiendas de campaña hechas jirones, sacos de dormir rotos, relojes pulsera. Además de los cuerpos de Janet y John, vale añadir, que habían sido dejados atrás por sus compañeros; un detalle no menor en esta crónica que siempre ha despertado sospechas…

Tal como reveló el New York Time, cuando los sobrevivientes prestaron declaración al periodismo y a la Justicia, algunos hechos no cuadraban del todo entre los montañistas. - Créditos: @nytimes

Cuando los sobrevivientes prestaron declaración al periodismo y a la Justicia, algunos hechos no cuadraban del todo. A Janet, por ejemplo, la señalaron como la más empecinada en lograr la cumbre, culpable de que no regresaran antes, insinuando además que era poco menos que un lastre, sin el equipamiento ni el entrenamiento necesarios. Y sin embargo, ella era una de las más experimentadas: a sus 36, había escalado desafiantes montañas de distintas partes del mundo, como el Kilimanjaro, en Tanzania. Después del Aconcagua, ya tenía su siguiente destino en mente: el Denali, en Alaska.

Estas y otras inconsistencias resultan -para algunas voces autorizadas- una consecuencia esperable de los delirios por el frío, la altura y el estrés postraumático de los escaladores. Para otros expertos, evidentemente más desconfiados, el grupo escondía algo: ¿negligencia?, ¿homicidio involuntario? Que los cuerpos de Johnson y Cooper presentaran golpes un tanto extraños, demasiado brutales, abona a estas hipótesis.

Como sea, incluso con nuevo material fotográfico, no hay certezas: el enigma perdura cincuenta años más tarde, y seguirá como tal, ya que ningún montañista del grupo está hoy vivo.