Brecha salarial: si las mujeres ganan menos, ¿por qué no se las contrata más que a los varones?
Hoy la brecha salarial entre en Argentina es del 27,7%. ¿Qué significa esto para el mercado laboral y cuál es la situación real de las mujeres en los ámbitos de trabajo?
8 de marzo de 2024
La brecha salarial entre mujeres y varones en Argentina es de un 27,7%. - Créditos: Getty
En Argentina, cualquier referencia a la lucha de las mujeres por lograr más igualdad suele ser cuestionada en redes sociales, discursos públicos y espacios de debate político. Claramente el contexto actual es diferente al de 2015, cuando surgió la primera movilización en reclamo de Ni Una menos; que se originó en redes sociales, pero que encontró eco en una sociedad dispuesta a movilizarse en favor de los derechos de las mujeres.
En la coyuntura actual, y en el marco de un nuevo Día Internacional de la Mujer, el mapa del debate por la igualdad es otro. Si en 2015 los reclamos de las mujeres encontraban eco en la sociedad; en 2024, con frecuencia, encuentran gritos, insultos y, algunas veces, cuestionamientos.
Por ejemplo, si a alguien se le ocurriera decir una verdad fundamentada, como el hecho de que, en términos reales, las mujeres ganan menos dinero que los varones, surgiría la pregunta de por qué, entonces, no formamos parte de manera mayoritaria en el mercado de trabajo, o lo que es igual: si es cierto que las mujeres perciben salarios menores que los varones, “¿por qué entonces los empresarios no las contratan más a ellas?”, suele leerse muchas veces en las redes sociales.
Un concepto que ayuda a responder a esta pregunta es el de segregación horizontal, un término con el cual se explica que las mujeres se concentran en ciertos sectores y en ciertas ocupaciones de la economía; generalmente las menos valoradas en términos de haberes y de dinámicas.
En nuestro país, en 2022, la brecha salarial alcanzó el 27,7%, lo que significa que las mujeres ocupadas debieron trabajar 8 días y 10 horas más que los varones ocupados para ganar lo mismo que ellos.
De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional a trabajadores sobre Condiciones de Empleo, Trabajo, Salud y Seguridad (ECETSS, 2018), en Argentina, las ramas de actividad de mayor feminización en el país son el trabajo doméstico en casas particulares (100% mujeres), la enseñanza (73% mujeres) y los servicios sociales y de salud (69,4%). Mientras que las ramas con menor participación son la construcción, el transporte, almacenamiento y comunicaciones, las actividades primarias y la industria manufacturera. Esta segregación es uno de los determinantes de la existencia de brechas salariales entre mujeres y varones.
Estos datos se pueden traducir en algo bien concreto: en nuestro país, en 2022, la brecha salarial alcanzó el 27,7%, lo que significa que las mujeres ocupadas debieron trabajar 8 días y 10 horas más que los varones ocupados para ganar lo mismo que ellos en un mes, según el informe “Las brechas de género en la economía argentina”, elaborado por el Ministerio de Economía de la Nación.
Las ramas de actividad de mayor feminización en el país son el trabajo doméstico en casas particulares (100% mujeres), la enseñanza (73% mujeres) y los servicios sociales y de salud (69,4%)
En esta línea, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) clasifica las distintas ramas económicas en actividades de baja, media y alta productividad laboral. Los sectores de baja productividad están caracterizados por empleos que conllevan menor nivel educativo de las personas, mayor inestabilidad y limitada cobertura en materia de seguridad social y menores ingresos. Las mujeres en Argentina se insertan principalmente en los empleos de productividad baja (74,7%).
Mientras que en nuestro país suele cuestionarse la existencia de la brecha salarial por razones de género, a nivel global este asunto genera especial preocupación e interés. El año pasado, la economista estadounidense Claudia Goldin fue galardonada con el Premio Nobel por su contribución al avance en la comprensión de la situación de la mujer en el mercado laboral y las causas de la brecha de género. En su investigación, Goldin, alerta sobre un hecho que modifica radicalmente las carreras laborales de las mujeres y que contribuye a acrecentar la brecha salarial: la maternidad.
Luego de que las mujeres tienen su primer hijo, las tasas de informalidad laboral crecen, lo que impacta en términos de protección social, salarios y proyección futura; dado que las mujeres buscan flexibilidad laboral para poder conciliar la vida familiar con sus empleos.
De este modo y ante la pregunta “¿por qué los empresarios no contratan más mujeres que varones si existe la brecha salarial?”, la respuesta podría ser: ellas son contratadas de manera mayoritaria en los empleos peor pagados. A esto se suma que la maternidad es un factor que acrecienta la brecha salarial; porque para poder tener tiempo para cuidar a sus hijos, las mujeres buscan trabajos flexibles que implican sueldos bajos.
En este marco, resulta fundamental pensar los desafíos presentes y futuros que enfrentamos para poder reducir la brecha salarial entre varones y mujeres y contribuir de ese modo a generar un mercado laboral más igualitario y sostenible.
En esta nota: