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No estás sola: un ensayo de mi himno feminista

La directora de OHLALÁ! Sole Simond maniciesta su himno feminista para ordenar las ideas cuando la confusión reina.


mujeres abrazadas

8M: mi ensayo feminista para ordenar ideas. - Créditos: Getty



Somos muchas las que nos arrullamos en las noches: “Lo estás haciendo bien”. Nos lo repetimos como un disquito rayado porque es ensordecedor el mandato de “no sos suficiente”. Por eso te digo, no empañes tu brillo, aunque peques de soberbia algunas veces, o te tilden de vehemente, o seas “demasiado” para algunos tantos: vos seguí brillando.

Porque lo que no florece se pudre. Porque ya fueron muchos años de pasar por modocitas, de decir lo correcto, de redondearnos para abajo para que la gente nos quiera, de quedarnos calladas para no parecer locas. Somos tantas las cansadas y las hartas, y las pacientes y amorosas que todavía tienen palabras para explicar una y otra vez lo mismo: aquello que nos duele, aquello que nos da miedo, aquello que nos frustra, aquello que nos parece injusto.

 

Entonces, las marchas son cotidianas, en el colectivo rumbo a la oficina, negociando cargas mentales con la pareja, pidiendo un aumento, negociando con el plomero, en una primera cita, en los whatsapps de “mamis”. Encontrá consuelo en las hermanas, madres, amigas, en las cifras que validan tu incomodidad, en tus compañeros varones que sí entienden o quieren aprender. No estás sola, aunque cada una esté rumiando en silencio cómo ser amada, cómo ser más linda, cómo ser valorada. Incluso con los sesgos deconstruidos seguimos en piloto automático con los patrones heredados.

Entonces, “¿cuándo seré libre?”, pienso cada vez que me tiño las canas o uso un filtro de redes. ¿Cómo ser genuinas para las otras?, ¿quién alza la voz primero?, son preguntas que tiro al viento. Y atesoro con el optimismo más obstinado las batallas ganadas, las sensibilidades a flote, las red flags a la vista, y me celebro también protagonista y no solo víctima, porque sé que soy ladrillo, obrera y arquitecta del futuro que quiero. Siempre y cuando recuerde que no estoy sola, aunque cada una tenga su bandera, o nos separen las ideologías, o se convierta en un tema de género, aunque haya que compensar milenios de un sistema patriarcal, porque la humanidad entera está harta.

 

En breve, nadie será feliz en soledad con sus privilegios, porque la piel ya está en carne viva. Y se volverá tan incómodo, tan incorrecto mirarlo de turista, que nadie podrá quedar afuera.

Esa es mi profecía, y quizá me tilden de ingenua, pero no se me ocurre nada más femenino que la fe en la vida, en sus ciclos, en los procesos sistémicos. Entonces, cuando el cuco –el de adentro o el de afuera– aceche, recordá que no hay monstruo sin oscuridad, así que seguí brillando.

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Soledad Simond

Soledad Simond Estuvo en el equipo creador de la marca femenina OHLALA!, en La Nación, y la dirige desde hace 6 años. Además, es facilitadora de talleres de empoderamiento en corporaciones, da workshop de oratoria y planificación emprendedora.


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