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Cromosoma 21: ¿Una persona con síndrome de Down no puede cometer un crimen?

La serie chilena Cromosoma 21 aborda, a través de una trama policíaca, los mitos de la sociedad respecto a las personas con síndrome de Down. En esta columna, Dani Aza nos cuenta por qué es una buena opción para ver.


Cromosoma 21: un joven con síndrome de Down es acusado de asesinato.

Cromosoma 21: un joven con síndrome de Down es acusado de asesinato. - Créditos: Netflix



“Dani, no podés perderte Cromosoma 21”, me dijo una seguidora en Instagram. Después de la buena experiencia que trajo “División Palermo”, me costaba creer que en tan poco tiempo fuera a tener otra grata sorpresa y, esta vez, de la mano de un thriller.

Porque Cromosoma 21 (Netflix) pone en duda ese imaginario que sigue existiendo en torno a la discapacidad a través de creencias históricas como la de pensar que una persona con síndrome de Down no puede cometer un crimen. Por eso es una miniserie que incomoda y saca de la zona de confort, algo que necesitamos si queremos ser más inclusivos. 

La historia de Cromosoma 21 es la de Tommy, un joven con síndrome de Down que es encontrado como principal sospechoso de un crimen, lo cual constituye un hecho sin precedentes. Y eso, por cierto, es lo primero que llama la atención y desencadena en la Justicia cuestionamientos y dudas sobre su culpabilidad y sobre si efectivamente una persona con síndrome de Down es capaz de cometer un delito como matar o asesinar.

Esto, por supuesto, contradice una mirada histórica en torno a las personas con discapacidad en general que se ha basado en la pena, la compasión, la infantilización y la benevolencia. Es que para la sociedad las personas con discapacidad “somos siempre buenas e incapaces de hacer el mal”.  Sin embargo, la trama ahonda en una historia profunda que no invita a liberarnos de nuestros propios prejuicios y rechazos. 

Concebir a las personas con síndrome de Down como sujetos autónomos. plenos de derechos y libres para tomar sus decisiones es una premisa que podemos esperar ver a lo largo de sus 8 episodios, incluso animándose a abordar conceptos que son tabú y se encuentran naturalizados como la sexualidad, la pareja o la maternidad/paternidad y distintas formas de violencia en el ámbito de la salud sexual y reproductiva. En esto, no se puede negar que sus creadores, Matías Venables y Nico Martinez Bergen, se esforzaron por que esta producción se encuentre libre de golpes bajos y malos entendidos. 

En cuanto a las actuaciones, celebro poder ver la gran interpretación de personas con síndrome de Down mostrando su potencial, como Sebastián Solorza y Pía Urrutía, que se destacan junto a quienes los acompañan: Valentina Muhr, Mario Horton, entre otros.

Cromosoma 21 vale la pena no solamente porque aún son pocas las producciones que abordan este tipo de temáticas, sino porque logra interpelarnos así como emocionarnos mientras que genera intriga y dudas.

Sin embargo, lo hace educándonos e invitándonos a poner en tela de juicio y deconstruir nuestras propias actitudes cotidianas y lo que damos por sentado. Al fin y al cabo, nos hace cuestionarnos cómo miramos y percibimos a quien es diferente y cómo contribuimos desde nuestro lugar a eliminar y erradicar las tantas barreras que aún persisten.

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