Estas señales son claves para decidirte a invitar a salir a la persona que te gusta
En esta nueva era, en la que las mujeres nos empoderamos y no tememos dar el primer paso, nos encontramos frente a una nueva pregunta: ¿Qué señal tengo que esperar para mandarme e invitar a salir a alguien que nos gusta?
2 de noviembre de 2023
Algunas señales de que podés avanzar con la persona que te gusta. - Créditos: Getty
En esta nueva era, en la que las mujeres nos empoderamos y no tememos dar el primer paso, nos encontramos frente a una nueva pregunta: ¿qué señal tengo que esperar para mandarme e invitar a salir a alguien que nos gusta?
Esta duda surge a partir de una experiencia personal. No sé si vos sos como yo, de las que se tiran a la pileta o que no tienen vergüenza de encarar al chico que les gusta, pero yo soy medio cara rota y, a veces, me mando. Y, como todo en la vida, a veces sale bien y a veces male sal.Voy a empezar contándote esto que me pasó recordando una frase que algún sabio alguna vez me dijo: donde se come, no se caga.
La empresa que trabajo es muy grande, tanto que tenemos comedor dentro del edificio. Y para las solteras que trabajamos acá la verdad el comedor es un buen lugar para pispear chicos lindos de otros sectores. Ahí es donde vi a Fernando. Nunca había cruzado mirada con él, incluso trabaja en otro piso de la empresa. Lo vi y dije: “allá voy”. Ojo, tampoco soy tan loca que me mandé a hablarle ahí nomás frente a todos. No me animo a tanto (todavía).
Principalmente a mí lo que me importaba era saber si el pibe estaba o no de novio. Así que hice mis investigaciones y con la ayuda de una compañera llegamos al dato: SOLTERO."Perfecto", pensé yo. Camino liberado.
Por un par de semanas intenté llamar la atención del flaco. Bajaba a la misma hora que sabía que lo hacía él, me sentaba cerca de su mesa, iba a buscar agua al mismo tiempo que iba él (un poco intensa quizás, ¿no?). Pero no había caso… nunca llegaba a interactuar con él.
Pasado ese tiempo, ya la ansiedad por saber si sí o si no me empezó a invadir, así que me mandé y lo agregué a Instagram. Dejé pasar unos días para no quedar tan stalker y me animé y le hablé.
Ese primer intercambio de mensajes fue muy raro. Como que no entendía si el flaco no tenía onda conmigo o si era un dormido total. Le consulté a un amigo qué opinaba y me dijo: “amiga, los varones somos medio boludos, no nos damos cuenta cuando una mina gusta de nosotros… sé directa”. “Pero no tan directa”, le faltó decirme…
El mensaje que le mandé decía: “Che Fer, te veo siempre en el comedor del laburo y la verdad es que me interesa conocerte. ¿Te puedo invitar una cerveza?”.
Recuerdo ese mensaje y quiero que me trague la tierra.
“Vale, ¿cómo va? Estoy saliendo con alguien, ¡gracias, igual!”
OK, TIERRA. TRAGAME YA MISMO.
Dios santo… ¿por qué me mandé así? Si fuera un pibe que nunca más voy a ver, ok. ¡Pero a este lo tengo que ver todos los días en el comedor! Al día de hoy (cuatro meses después de ese chat) que cada vez que me lo cruzo me quiero morir.
Entonces... ¿cómo nos podemos dar cuenta si la pileta a la que queremos tirarnos tiene agua o no? Porque la realidad es que, repasando la poquísima interacción que habíamos tenido, era claro que el chabón no tenía interés de nada. Me respondía re cortante, no me preguntaba nada a mí, en el laburo nunca me saludó ni me intentó sacar charla... Mi intuición falló absolutamente.
Lo aprendido entonces es que, si vas a tirarte el lance con alguien, antes asegurate de que vas a llegar a buen puerto... Sé que nada es cien por ciento seguro en estas cuestiones, pero está bueno minimizar el riesgo al rebote. Al menos, de mi experiencia con este pibe, me quedó este aprendizaje. Ojalá les sirva.
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