Conocer gente sin apps de citas: cómo conectar, según la psicología

Lo primero que necesitás para volver al ruedo es disposición y claridad emocional. La psicóloga Paola Bértiz Broll, especialista en relaciones interpersonales, explica: “Muchas veces, después de una separación o un largo período en soledad, nos cuesta abrirnos porque seguimos cargando con miedos o prejuicios. El trabajo inicial está en conectarnos con lo que queremos realmente. ¿Buscás algo casual? ¿Estás abierta a algo más profundo? Entender esto es clave para dar el siguiente paso”. 

1. Sacate prejuicios: las relaciones no tienen que seguir un molde. Cada historia es única, y lo importante es lo que vos necesitás. 

2. Disponibilidad emocional: una conexión no florece si no estamos dispuestas a dar un paso adelante. 

3. Mirada consciente: animate a sostener la mirada, incluso en momentos incómodos. Es una forma simple pero poderosa de generar intimidad. 

4. Cambiar los circuitos: si siempre vas al mismo bar o usás la misma app, probá algo distinto. Nuevos espacios traen nuevas oportunidades. 

5. Tema de conversación: prepará preguntas abiertas y creativas para romper el hielo. Mostrá interés genuino. 

La licenciada Paola Bértiz Broll, autora de Que sea mutuo y Que sea amor, añade: “El tema es que hay que darle lugar al otro para que nos conozca. En una primera cita, no vamos a conocer al 100% al otro, y eso pasa también con nosotras. La primera cita es solo el primer paso para una historia, que puede durar lo que tenga que durar. Lo importante es que sea genuino y que podamos disfrutar”. 

¿Aburrida de los mismos bares o apps? Estos planes son ideales para socializar de una manera diferente: 

1. DársenaMatch – Chapar con un trago en la mano (@darsenabar)  
   Todos los miércoles, a las 19, Dársena Bar organiza un espacio para solteros donde podés disfrutar tu trago favorito y, con suerte, chapar, digo, matchear con alguien. El ambiente es relajado y la música, perfecta para empezar a charlar. 
    

2. Wellness Social – Actividades físicas + conexión (@hoyempiezoclub) 
   ¿Te gusta moverte y conocer gente al mismo tiempo? Hoy Empiezo Club organiza eventos gratuitos como caminatas y clases de yoga al aire libre. Nada rompe el hielo como sudar un poco juntos. 
    

3. Timeleft – Cenas para vencer la soledad (@timeleft) 
   Esta propuesta internacional llega a Buenos Aires. Cada miércoles, en más de 300 ciudades, se organizan cenas para combatir la soledad en las grandes ciudades. Un espacio íntimo, sin presión, ideal para socializar y, por qué no, encontrar algo más. 
    

4. Amosa Wines – Noche de trivia con vinos (@armoza.wines) 
   Un clásico renovado: una noche de trivia acompañada de vinos deliciosos. Este plan combina diversión, risas y la oportunidad de conocer gente con intereses afines en un ambiente relajado. 

Aunque las aplicaciones son una herramienta útil, no son la única opción. Conocer gente en persona puede ser menos intimidante y más natural. Aquí van algunas ideas adicionales de lugares donde podés ampliar tu círculo social: 

• Clases o talleres: cocinar, aprender cerámica o inscribirte en un curso de fotografía son excelentes excusas para conectar. 

• Ferias y mercados: los mercados de diseño o ferias gastronómicas suelen ser lugares ideales para iniciar una charla casual. 

• Actividades deportivas: clases grupales de yoga, running clubs o salidas en bicicleta. Las actividades físicas son excelentes para romper el hielo. 

Las citas en esta era pueden sentirse como una especie de examen. A veces las expectativas son tan altas que nos olvidamos de disfrutar. Entre el estrés de “mostrar lo mejor de nosotras” y las dudas sobre el otro, nos perdemos en la ansiedad.

Es clave recordar que esa cita es el primer encuentro y nosotras podemos decidir si va o no va; si nos gusta lo que vemos y dice la otra persona. Aplicar la escucha activa en esos momentos de encuentros es esencial para poder entender si lo que está sucediendo nos gusta o solo estamos pensando en gustarle al otro sin escuchar lo que nos dicen.  

Volver a tener citas no tiene por qué ser estresante. Con un poco de apertura emocional, un cambio de hábitos y la decisión de disfrutar cada encuentro sin expectativas rígidas, podés transformar este desafío en una experiencia enriquecedora. Una buena cita no siempre lleva a una segunda, pero eso no le quita valor.

El objetivo es genuino: conectarse, conocerse y disfrutar del momento. 

1 - Regla de 3, de Beta Suárez 
Precio: $25.000. 
Editorial: VR Editoras. 
Beta nos invita a reflexionar sobre nuestras relaciones, derribar mitos románticos y pensar en el amor de forma más consciente. 

2 - Lo nuestro fue real, de Rosario Oyhanarte 
Precio: $22.999. 
Editorial: Vergara 
Una historia sobre la búsqueda de la verdad, para volver a enamorarse, apasionarse por el arte y recorrer cada rincón de París como si estuviésemos allí

3 - Todas esas cosas que te diré mañana, de Elisabet Benavent 
Precio: $39.999. 
Editorial: Suma de Letras. 
Su novela más diferente y original: un romance fragmentado con el tiempo como aliado y el amor como hoja de ruta. 

 

Valentina, Cofundadora de Popap Studios. 32 años 

Conocí a mi marido, Fede, gracias a mi tía Agus. Ella conocía al entrenador de su hijo y pensó que sería interesante para mí. Armó una estrategia increíble (que, por suerte, salió bien, jaja). Se encargó de que Fede me agregara a Instagram y a mí no me avisó más que “te tengo que presentar a alguien, se llama Fede”. Meses más tarde, me di cuenta de que ese chico me había pedido solicitud y lo acepté, dándole una chance a la visión de mi tía. Le escribí, dudosa pero confiada en la recomendación (me parecía raro ir a una cita a ciegas), y quedamos para ir a Microteatro, que me parece un re buen plan para una primera cita ¡¡y a ciegas!! Él no vivía en Capital, yo sí, y la verdad es que eso me atrajo. Que se animara a una propuesta que había venido de mi lado y que le pusiera toda la onda. La pasamos bien, nos divertimos y me interesó conocer a alguien que se animaba a un plan diferente. Los dos nos animamos a conocer a alguien recomendado y pudimos tener una cita relajada, divertida, y ya hace 4 años que estamos juntos. Creo que nuestra historia demuestra que está bueno dar la posibilidad a que nos recomienden salir con conocidos de amigos que quieren lo mejor para uno. No necesariamente debe terminar en casamiento, pero seguramente sea un buen encuentro. 

Camila, Licenciada en Artes Dramáticas - 30 años 

Sin planearlo, tuve dos primeras citas en una misma noche. Yo siempre pensé que las citas son oportunidades para conocer gente nueva. No importa si dura mucho o poco, en ese encuentro te puede sorprender mucho de vos misma y lo que la otra persona conecta con vos. Había quedado en ir a ver una obra al teatro Cervantes con un chico que conocí en una app. Antes de entrar a la sala, ya lo sentí muy incómodo y no bien terminó la función, me dijo que se quería ir. Me quedé sola y lo mejor que podía hacer por mí misma en ese momento era ir a comer algo rico. Caminé un par de cuadras, me senté en una hamburguesería y empecé a comer, enviándoles mensajes a mis amigas diciéndoles que ya había terminado mi cita. En ese momento, levanté la mirada y en la mesa de enfrente había un chico divino mirándome. Yo le sonreí y se acercó a mi mesa con una servilleta: ¡yo tenía ketchup por toda la cara! Nos empezamos a reír y, como también estaba solo, lo invité a sentarse conmigo. Ese momento de humor y buena onda, me interesó. Terminamos hablando horas. Salimos un par de meses y hoy ¡vivimos juntos! Creo que el mejor resumen es que una cita no es el fin del mundo, y puede ser el inicio de otra mucho mejor. 

Sofia, Psicóloga - 45 años 

Después de mi separación, con un hijo chiquito, había decidido que estaba bien sola, que no necesitaba a nadie. No había lugar para nada ni nadie más en mi vida. 

Un día, llevé a mi hijo a visitar a su familia en Europa (su papá es de allá), y en el vuelo de vuelta, nos asignaron asientos en el medio del avión: yo, mi hijo de dos años, un asiento vacío y una chica. Al cerrar las puertas, vi que subía alguien más, todo apurado, que miraba a su alrededor y el único asiento que quedaba libre era el que estaba al lado de mi hijo (que yo estaba “sutilmente” ocupando para poder acostarlo a él). Lo vi, alto, vestido de verano e íbamos al invierno, buscando algún asiento libre y mirando a la azafata para que le diera alguna alternativa. Pero nada. Ella le confirmó que no había escapatoria, el avión estaba lleno. Yo pensé: “pobre tipo, no sabe en la que se está metiendo”. 

Y así, en el menos seductor de los contextos –13 horas de vuelo con un niño llorando–, yo con ojeras, nos encontramos. Nacho me sorprendió. Cuando mi hijo empezó a quejarse durante el despegue, él me dijo con calma: “Tranquila, es normal, les duelen los oídos al despegar y aterrizar”. Esa frase rompió el hielo, y así fue como hablamos de nuestras vidas durante horas, entre pausas para comer y ver alguna serie. 

Al aterrizar, me esperó en la puerta del avión, y para mi sorpresa, mi hijo tomó su mano como si lo conociera de toda la vida. Diez meses después, inauguramos lo que yo llamo nuestra pequeña sede de la ONU, viviendo todos juntos en España, una argentina, un español, mi hijo portugués y su hijo alemán.