¿Qué es el breadcrumbing y por qué es el nuevo boom en las apps de citas?
En tiempos de vínculos sexoafectivos a través de las redes, al breadcrumbing se lo conoce como el “migajeo del amor”. En esta nota te contamos cómo identificar si lo estás haciendo... o te lo están haciendo.
6 de octubre de 2024
Qué es el "breadcrumbing", el nuevo término que es cada vez más común en las relaciones. - Créditos: Getty Images
En una era vincular tan desconcertante, tan sobrecargada de información y contradicciones, muchas veces necesitamos definiciones. En un mundo de redes, en el que el otro se presenta como un lienzo en blanco sobre el que podemos proyectar cada uno de nuestros sueños y fantasmas, esto se vuelve importante. Y si alguna vez mantuviste algún tipo de relación en la era digital, probablemente hayas conocido lo que es el breadcrumbing.
Se trata de la estrategia de comunicación que, consciente o inconscientemente, utilizan algunas personas (¡o utilizamos nosotras también!) para capturar la atención de otra persona. Se expresa en forma de mensajitos frecuentes, pero sin compromiso que, en su repetición, funcionan como “miguitas de pan”: son suficientes para mantenerte atenta y esperanzada, pero no tanto como para hacerte sentir saciada o alimentada. El breadcrumbing se traduce como un migajeo afectivo (o de cualquier tipo) que se siente completamente mediocre, desgastante y frustrante, pero que se ha vuelto una parte casi natural de lo que significa actuar en redes. Y, por lo tanto, que hay que aprender a gestionar.
Migajas de atención
Para saber si alguna vez te hicieron “migajeo”, simplemente tenés que identificar esta imagen. Como Hansel y Gretel, puede que te hayas descubierto hambrienta, juntando miguitas por caminos sinuosos con la esperanza de llegar a algo parecido a un terreno seguro. Al final de ese camino, desafortunadamente, no solo no te esperaba el pan completo, ni siquiera te esperaba una bruja o una casa llena de golosinas. Al final de este camino, las miguitas se esfumaron y vos quedaste desorientada en el bosque, preguntándote cómo corno llegaste hasta ese lugar en que ahora estás sola y desconcertada. El “bosque” puede haber sido Instagram, Tinder, Tik Tok, incluso LinkedIn.
El mundo está repleto de gente prometiendo recompensas que nunca llegan, simulando una atención que, en realidad, no es más que un pasatiempo superficial. Qué tanta energía nos consumen las señales confusas es lo único que podemos controlar. Y eso es lo que intentaremos hacer.
¿Cómo se identifica a un breadcrumber?
Suele establecer conexión, pero no conversación. Mandan mucho emoji, mucho fueguito, mucho comentario al pasar o dejan alguna reacción para que no se te pase por alto que han mirado tu perfil. Pero no hay deseo alguno de profundidad ni mucho menos de realidad. Nada de encuentro ni citas y a veces, ni de chateo en tiempo real.
Parecen estar todo el tiempo con el celu en la mano, excepto a la hora de chatear. Son los primeros que reaccionan, comentan y ven tu nueva publicación, pero para responder un mensaje, pueden tardar ¡semanas!
Pueden apostar más fuerte para no “perderte”. El breadcrumber sabe que es cierto aquello de que uno de los mayores bienes que se disputan hoy es el de la atención, por eso algunos pueden jugar más fuerte si sienten que la están perdiendo. El migajeador puede entusiasmarse con un chat justo cuando se da cuenta de que estaba perdiendo el poder de llamar tu atención.
Aprovechan tu tendencia a la ambigüedad. Aunque es cierto que el migajeo es usual, también es cierto que no a todo el mundo le afecta. Las personas más temerosas a hacer planteos y las que se sobreadaptan suelen ser las que lo llevan peor. Es fácil de entender por qué: si sos frontal, te será fácil neutralizar un breadcrumbing con un encare fulminante en el que pongas las cartas sobre la mesa. Un simple “che, pero ¿vamos a vernos algún día?” puede darte todas las respuestas que esperás.
Hay demasiado interés inconducente. Si la aprobación y el seguimiento en redes es apabullante pero no se traduce en nada concreto después de meses, es probable que vayas entendiendo por dónde va la cosa.
¿Cómo juega la ansiedad?
¿Cómo aprender a gestionar la ansiedad que puede aparecer con el breadcrumbing? - Créditos: Getty Images
Así como es cierto que vivimos una era de disputa de nuestra atención, también es cierto que vivimos en un momento de ansiedad en el que aguantar ciertos procesos puede parecernos insoportable. Queremos todo y lo queremos ya. Y es aquí donde pensar en términos de migajeo puede perder efectividad. ¿Por qué? Porque resulta fácil tildar de migajeo el comienzo progresivo de un vínculo. Para saber si algo es o no migajeo, hay que poner un poco de una: controlar la ansiedad, indagar activamente en las intenciones de los otros y destinar energía a llevar las cosas hacia donde queremos que vayan. Si nos tomamos el tiempo de investigar, de hablar, tal vez descubrimos que hay un interés real que necesita plazos y un poco de garra para desarrollarse.
¿Una era menos frontal?
Los expertos aseguran que el migajeo solo se hará más frecuente porque el contacto con el otro es cada vez más sencillo y, paradójicamente, menos frontal. Esto significa que probablemente debamos asumir la idea de que mucha gente pasará sin pena ni gloria por nuestras redes. Y si lo pensamos bien, eso no está tan mal. Mejor que entren solo los que merezcan entrar. Puede que al final no esté tan mal darse una vuelta solitaria por el bosque de Hansel y Gretel.
Herramientas para comer pan... ¡y no migas!
Estas son algunas herramientas para neutralizar un migajeo y entender cómo viene la mano.
1
Proponé un acercamiento real. Ya sea a un vínculo potencial, a un reclutador que siempre mira tu perfil en redes laborales o ese amigo que te dejó de hablar hace tiempo pero parece seguir atento tus stories.
2
Hacé las preguntas indicadas. Es lícito querer saber por qué alguien tarda semanas en contestarte o desaparece durante meses. Decíselo.
3
Revelá intenciones. “Me encantaría conocerte mejor” es una confesión muy audaz que te va a demostrar muy rápido si el otro tiene ganas de que lo conozcas.
4
Largá la victimización. Si sentís cierto tipo de acoso, juego de manipulación o stalkeo, siempre podés bloquear y ¡ni nos vimos!
5
No sobreanalices. A veces, la gente simplemente pasa las stories rápido y a veces te mira porque está aburrida. No todo significa mucho.
Experta consultada: Érika B. Salinas, psicóloga y sexóloga. @psi.erika.salinas.
Denise Tempone Escribe desde hace más de una década para el diario La Nación y la revista Ohlalá. Fue colaboradora de Rolling Stone, Inrockuptibles y Vice España. Editó un libro: “El superpoder de la educación sexual”. Actualmente vive en Madrid donde forma parte del equipo de contenidos del supermercado erótico español Lys y escribe crónicas sexys para el sitio de cultura de la ciudad de Buenos Aires. Tiene un alter ego musical: Murz.
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