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Ecualizador de libido. Claves para encontrar el equilibrio sexual en la pareja


Créditos: StockSnap en Pixabay.



Nunca antes habíamos vivido algo así. La cuarentena nos encerró en el lugar que más amamos, nuestro hogar, con la gente que más queremos, nuestra familia. Sin embargo, sin lugar a donde ir, sin plan para descomprimir y rodeadas de amenazas, en mayor o menor medida, todas hemos comenzado un viaje de conocimiento propio que sacudió algunos de nuestros fantasmas y fogueó nuestros sueños anestesiados ¿Se supone que tenemos que estar on fire todo el día? ¿O acaso debemos limitarnos a sobrevivir? Las dos respuestas son correctas, el problema llega cuando tu pareja y vos eligen respuestas distintas.

Hot, muy hot, tu pareja en el Polo Norte

A algunas, el tufillo a apocalipsis nos excita. La sensación de estar refugiadas, viviendo un momento inédito, nos lleva a un espacio mental alucinante. Estamos encerradas, sí, pero con una persona que nos encanta al lado. Si por nosotras fuera, iríamos de la cocina al living en tanga todo el día, pero –acá viene lo jodido– probablemente tu pareja ni lo notaría o, peor aún, haría como que no lo nota. Y no es tan raro. En épocas de crisis e incertidumbre, el descenso de la libido tiene manifestaciones múltiples. Ignorar el sexo es una, pero hay otras más explícitas en el caso de los varones, como la imposibilidad de lograr la erección o el brusco descenso en pleno acto. La dificultad de llegar al orgasmo por tener la cabeza en cualquiera es otra. Sin embargo, en su mayoría, los hombres se siguen masturbando como descarga, no necesariamente con erotismo, aun deprimidos.

Cómo ecualizar

  • No te lo tomes personal. Las mujeres tendemos a pensar que es por nosotras y lo trasladamos a algún complejo físico. La cosa no es tan lineal.
  • No les des espacio a los berrinches o a los planteos trágicos. Simplemente intentá dialogar para ver qué pasa y no para defenderte.
  • Mejor que reclamar es seducir. Vos seguramente ya sabés qué botones tocar para que tu amor se encienda.

Vos, en Siberia, tu pareja en llamas

Este caso es más usual que el anterior. Y no porque las mujeres seamos menos sexuales. El verdadero problema es... ¡que estamos sobrepasadas! Una encuesta realizada por Grow, una consultora argentina especializada en género y trabajo, identificó que, durante la cuarentena, las mujeres dedicamos al menos 10 horas al día solamente a cuidar a los chicos, hacer la tarea con ellos y desinfectar nuestro hogar. Además, muchas tenemos trabajos remunerados que cambiaron de dinámica (¡hola, teletrabajo!) o estamos lidiando con el estrés de haber perdido nuestros ingresos y tener familiares que son grupo de riesgo. ¿Es tan raro que hayamos perdido el deseo? El sexo, el bueno o el malo, requiere un extra de energía e inspiración que claramente hoy quizá no tengamos.

Cómo ecualizar

  • Sincerate. Nosotras podemos fingir, sí, pero forzarte a tener sexo o simular placer cuando no lo estás sintiendo es faltarte el respeto a vos misma.
  • Pedí con claridad. Comunicale a tu pareja lo que estás necesitando para tener un resto energético para dedicarle al encuentro sexual.
  • No censures las muestras de afecto físicas por evitar la situación. Crea un círculo vicioso que tampoco es saludable.
¿Qué pasa cuando mi pareja no tiene las mismas ganas de tener sexo que yo?

¿Qué pasa cuando mi pareja no tiene las mismas ganas de tener sexo que yo? - Créditos: Lucila Perini.

Los dos están on fire

Según los resultados preliminares de una encuesta realizada por la Academia Internacional de Sexología Médica, no todas fueron malas noticias. Muchas parejas –el 51% para ser más exactas– han logrado reencontrarse genuinamente en un espacio de tregua. Sin las amenazas del mundo exterior y con más tiempo, algunos han aprovechado para limar asperezas y recuperar la piel. El roce cotidiano y las charlas profundas sobre miedos, sueños y proyectos han logrado que muchos vuelvan a conectarse. Ya no hay excusa para no hablar de lo que había quedado en el aire y volver a crear intimidad. Para los que ya compartían un nivel de deseo alto, la posibilidad de hacer tríos virtuales, compartir porno e incluso filmarse, según la misma encuesta, triunfó.

Los dos están frozen style

Cuando los dos están en calma, nadie da el primer paso y los días pasan así, puede haber alguno que entre en pánico. ¿Están perdiendo la magia? ¿Es este el principio del fin? No tiene por qué serlo. Hay una gran diferencia entre el compañerismo y que el otro pase a ser un mueble. Y esta diferencia la hace la comunicación. Una cosa es ignorarse y otra es contenerse y mostrarse afecto, aun sin sexo. Es en los gestos de conversar, rozarse y compartir en lo que deberías reparar mientras el mundo se cae a pedazos. Ya habrá tiempo de analizar si el fuego se está apagando o si es una meseta. Dar veredictos en situaciones tan límite no es lo más sabio.

Cómo ecualizar

  • Ahorrate la crisis. Si esto es algo que sentís que está pasando en cuarentena, no es un tiempo para meterle demasiada cabeza ni demasiadas preguntas.
  • Disfrutá sin culpa. Cualquier conexión puede ser un regalo, así sea una charla o un maratón de series en el sillón.
  • Compartan sensaciones físicas lindas. Preparen juntos una rica comida, dense un baño o háganse masajes.

Ecualizadores que no fallan

  • Buscá sensaciones, no necesariamente sexo. Sentir mantas suavecitas, darte una duchita caliente o prender velitas cuando cae la tarde te va a hacer sintonizar mejor con tu deseo.
  • Expresá cariño. Aunque no sea lujuria, el cariño mantiene la conexión.
  • Seducí. Si sabés lo que le gusta ver y sentir a tu pareja, ofrecéselo.
  • ¡Cerrá la puerta! Aprendé a crear espacios privados, en los que no se acepten interrupciones.

En cuarentena

¿Por qué se va el deseo?

  • Estado de alerta. El sexo, como el juego, es algo que surge más fácilmente cuando no hay amenazas a tu alrededor.
  • Tristeza. Estamos perdiendo algunas cosas, cambiando muchas otras y, para colmo, nos dicen que el mundo jamás volverá a ser el mismo.
  • Preocupación. La salud de tus viejos, la economía del país y una sensación de que esto nunca se termina.
  • Roce constante. Es imposible estar encerrados tanto tiempo y no chocar, desgastarse y agotarse del otro.
  • Falta de intimidad. Hasta dormir desnudos es difícil cuando tenés nenes o una suegra dando vueltas por tu casa.

¿Por qué se enciende el deseo?

  • Ganas de sentirse viva. Cuando todos hablan de enfermedad y muertes, tu cabeza puede responder para el otro lado.
  • Evasión. Sí, el sexo sirve para olvidarnos de todo porque cuando estamos calientes, todo lo demás no importa demasiado.
  • Cambio de rutina. Un cambio abrupto de estilo de vida puede ser excitante, al menos al principio.
  • Compartir. Pasar más tiempo con tu pareja puede ser el mejor afrodisíaco.
  • Tiempo. No perderlo en otras cosas redistribuye tu energía diferente.
Experta consultada: Silvina Valente. Médica y sexóloga clínica. Especialista en ginecología y obstetricia. silvinavalente68@gmail.com

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