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Sexualidad en el puerperio: ¿cómo reencontrarse con el deseo perdido?   

La etapa del puerperio tiene todo para hundir la vida sexual, pero hay formas de remarla para reencontrarse con el deseo perdido. En esta nota, algunos hacks para lograrlo.


Sexualidad en el puerperio: ¿cómo reencontrarse con el deseo perdido?   

Sexualidad en el puerperio: ¿cómo reencontrarse con el deseo perdido?    - Créditos: Getty



Me acuerdo de haber tenido los mismos miedos que en la primera vez. Ese pánico al dolor, a que no me gustara, a sentirme incómoda y a que nos interrumpiera alguien, esta vez no mis padres, sino una criaturita bastante más chiquita y chillona. Cuando por fin mi marido y yo nos dispusimos a encontrarnos en la cama unos 20 días después del parto, hubo comida rica, velas y música (muy baja) para entrar en clima, pero también hubo pérdidas de leche, tejidos fláccidos y, en plena acción, llantos punzantes que venían del cuarto de al lado, adonde me había empeñado en llevar muy despacito el moisés. 

El puerperio suele ser el peor escenario para tener sexo, empezando por cómo nos vemos y sentimos las mujeres. Digamos que “puérpera” va de la mano con “mal dormida”, “mal comida”, “dolorida” y con la poca energía puesta en un nuevo ser humano. Encontrar el camino de regreso al deseo y al erotismo es el gran desafío.

¿Cuándo volver?

Si hablamos puntualmente de coito, algunos médicos siguen recomendando esperar los famosos 40 días para darle tiempo a la recuperación del aparato reproductor. Pero no existe un consenso sobre si hay un “mejor momento” para volver al ruedo sexual. Ginecológicamente hablando, dependerá de si tuvimos un parto vaginal o una cesárea. Las cicatrices, ya sea por cesárea, desgarro o episiotomía, tardan entre 20 y 30 días en sanar.

Pero también puede pasar que el obstetra nos dé luz verde para tener sexo... y que sea lo último que queramos hacer. Porque más arriba en nuestra to-do list está dormir, comer y bañarnos. Además, el puerperio implica cambios hormonales, psicológicos y emocionales que pueden durar más que una “cuarentena”.

 

Las hormonas en este período nos provocan una especie de “minimenopausia”. Podemos experimentar resequedad vaginal y bajo deseo sexual. Hay una razón antropológica de fondo: mantener bajo el deseo sexual es la forma de nuestro cuerpo de prevenir un nuevo embarazo a corto plazo. 

Y no podemos dejar de lado lo emocional. Con la llegada del nuevo integrante de la familia aparecen sentimientos contradictorios: alegría y felicidad, pero también angustia, miedos y, a veces, depresión posparto.

Recuperar el cuerpo

Fui a visitar a una amiga que acababa de parir y lo primero que me dijo fue: “Qué poco digno, todo esto”. Volver a usar “pañales” para las pérdidas del posparto, caminar con una bolsa de hielo en la entrepierna para calmar el dolor y hacerse pis encima al mínimo esfuerzo. Reconectarse y reconocerse en el nuevo cuerpo lleva tiempo. No ayuda que el mandato cultural sea volver a verse como si nada hubiese pasado, mejor o igual que antes del embarazo, y en un tiempo récord.

Durante 9 meses nos festejaron la panza y ahora quienes nos rodean a veces pretenden que desaparezca todo, sin dejar rastro. Pero someterse a dietas restrictivas o a ejercicio intenso después de parir puede ser riesgoso para la salud. 

Me gusta la idea del cuerpo como testigo de nuestra historia, donde van quedando plasmadas cicatrices de nuestras batallas y de nuestras victorias. Cuanto antes nos amiguemos con la idea de que quizá no volvamos a tener el mismo cuerpo que antes del embarazo, y que eso está bien, mejor vamos a reconstruir el vínculo con él y más pronto nos sentiremos nuevamente “mujeres”. No pasamos por la pubertad esperando vernos igual que a los 9 o 10 años. ¿Por qué se lo pediríamos entonces a la maternidad?

Cansados y desconectados

El otro obstáculo del deseo es el cansancio. No es fácil conectarse con el otro cuando ni podemos seguir el hilo de una conversación. A ellos también los afectan las hormonas –pueden presentar niveles más bajos de testosterona con la llegada del bebé– y, al estar más involucrados en la crianza, tampoco descansan bien.

Cuesta ver la luz al final del túnel. El primer consejo es hablar del tema, tomárselo con una buena dosis de humor y mucha calma.

Acá, algunos hacks para reavivar el deseo:

  • Encontrarse más allá del coito. La sexualidad es mucho más que genitalidad. Podemos nutrirla con abrazos, caricias y besos. 

  • Volver a ser novios. Lo espontáneo está buenísimo, pero capaz al principio necesitemos más planificación y agendar citas para estar juntos. Habrá que organizar la logística con más tiempo, pero vale la pena intentarlo.

  • Sin culpa. Venimos condicionadas por una cultura en la que maternidad y sexualidad no van de la mano. Muchas veces lidiamos con los mandatos y mitos sobre cómo “debería ser” una madre. Sacate la culpa: está perfecto que quieras dedicarte tiempo para reconectarte con el placer sexual. 

  • Usar lubricantes. Aliados en esta nueva etapa, hasta que las hormonas se acomoden.

  • Sin expectativas. Tal vez les tome un tiempo recuperar el ritmo y la “calidad” de los encuentros. O quizá no. Te sorprendería saber que hay mujeres que la pasan mejor en el posparto. Parejas que estaban tan enfocadas en tener relaciones para concebir que, tras lograrlo, pueden volver a conectarse con el placer. Aparte, por un tiempo, los tejidos del canal de parto, los labios menores y el clítoris están más vascularizados y sensibles. Esto puede favorecer los orgasmos.

Cada pareja vivirá el puerperio de manera única y como pueda, sabiendo que es un tiempo de adaptación, de aprendizaje y reencuentro con el cuerpo, hasta descubrir nuevas vías de placer. 

Expertos consultados:

Mario Sebastiani, Obstetra y ginecólogo. IG: @mariosebastianiok.

Walter Ghedin, Psiquiatra y sexólogo. IG: @walterhugoghedin.

Marisa Geller, Ginecóloga, especialista en fertilidad. IG: @dramarisageller.

Mariela Govea, Psicoanalista y sexóloga. @latinamericansexology.

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