Arcillas: cómo este ingrediente natural puede potenciar tu biotipo cutáneo
Las arcillas son una fuente natural de minerales y oligoelementos que pueden utilizarse para equilibrar la piel.
23 de abril de 2024
Cómo la arcilla puede ser un ingrediente clave para el cuidado de tu piel. - Créditos: Getty
Muchas culturas han venerado este producto natural de la madre tierra y aquí, te voy a compartir sus diferentes tipos, beneficios para cada biotipo cutáneo y como utilizarlos fácilmente en casa.
Rocas sedimentarias de gran valor biológico, estético y cultural
Una fracción de la tierra del Planeta son arcillas que contribuyen a la fertilidad de los suelos, colaborando en la retención de la humedad por medio de sus microporos, favoreciendo la adsorción de nutrimientos y permitiendo el intercambio de cationes con las raíces de las plantas. Antiguamente distintas comunidades, emplearon las arcillas para fines estéticos, terapéuticos y cosmético, obteniendo beneficios como la limpieza de la piel, protección contra la radiación, aclara y oculta imperfecciones, entre otros.
Actualmente las arcillas son un gran instrumento que forma parte de formulaciones cosméticas, como, por ejemplo; productos limpiadores, en maquillajes, entre otras cosas. En esta oportunidad te voy a compartir información cosmetológica con fines terapéuticos y estéticos.
¿Qué son las arcillas?
Las arcillas son un polvo mineral que se obtiene de la erosión de rocas sedimentarias. Está constituida principalmente por silicato de alúmina hidratado y enriquecido por minerales como: el magnesio, calcio, potasio, zinc, sílice y selenio. Las arcillas varían según el yacimiento donde son extraídas, y si bien puede haber diferenciaciones en sus minerales, comparten acciones terapéuticas similares como descongestivas, reparadoras, regenerante, absorbentes, cicatrizantes, calmantes, refrescantes y antibióticas.
Los minerales que forman a las arcillas tienen propiedades:
Magnesio: promueve y estimula la actividad celular y de proteínas como el colágeno y la elastina.
Calcio: mantiene el balance y la permeabilidad de nuestras células.
Potasio: permite mantener el constante contenido de agua en nuestra piel y células.
Zinc: clave para la reparación y desarrollo de nuevas células, reforzando el sistema inmunitario de la piel.
Sílice: participa especialmente en mejorar la apariencia de las arrugas y líneas de expresión, promoviendo el colágeno de la piel y haciéndola sentir más suave al tacto.
Selenio: protege contra el daño celular y preserva la elasticidad del tejido, comportamiento muy similar al del zinc.
Propiedades cosméticas
Todas las arcillas tienen la propiedad de adherirse fácilmente a la piel (se activan en medio acuoso), permitiendo así el intercambio iónico de materiales y la adhesión de átomos, iones o moléculas disueltos en una superficie de la piel, previniendo así su oxidación (acción antioxidante.
En el mercado se consiguen fácilmente y conociendo tu biotipo cutáneo, vas a conocer cuál es tu mejor opción:
Arcilla blanca o caolín: son una fuente natural en zinc, magnesio, sílice y calcio. Es muy suave y puede ser usada en todo tipo de piel, inclusive para pieles sensibles y apagadas. Tiene propiedades descongestionantes, détox, antiinflamatorias y calmantes.
Arcilla verde: es alta en contenido de hierro en forma ferrosa y magnesio, que varían en cuanto a minerales según su procedencia (marina o de agua dulce). Cuenta con un pH neutro con una gran capacidad de adsorción, détox, antiséptica, cicatrizante, sebo regulador, equilibrante de pieles con lesiones tipo acneicas, oleosas, mixtas.
Arcilla amarilla: formada por partículas muy finas de óxido de hierro férrico, que contribuyen a su coloración. Por su alto de hierro y casi nulo de aluminio, se considera una arcilla suave que se adapta a todo tipo de pieles. Es cicatrizante, calma erupciones, fortalecedora, détox. Puede utilizarse en todo tipo de piel y en pieles con lesiones tipo acneicas (acné, rosácea y piel sensible).
Arcilla roja: de origen volcánico, su color se debe al alto contenido de óxidos de hierro y cobre entre otros. Su contenido lipídico (graso) es el más alto entre todas las arcillas lo cual reduce su capacidad de absorción. Es ideal para tratamientos pro age. También recomendadas en pieles secas, psoriasis, celulitis, en pieles sensibles con tratamientos para el acné.
Manos a la obra: mascarilla casera facial de arcilla
En un recipiente (vidrio, madera o porcelana) dos cucharaditas de la arcilla seleccionada según tu biotipo cutáneo. Para hidratarlas, una cucharadita de: agua mineral, una infusión de plantas o hidrolatos. Se tiene que formar una pasta homogénea, fluida, fácil de aplicar en el rostro. Como variante: emplear agua y aceite vegetal a elección (una cucharadita de cada uno).
Se aplica con los dedos o pincel. Si es la primera vez que las utilizas, se deja actuar cinco minutos y retirar con abundante agua. A medida que las utilices (de una a tres veces por semana según tus objetivos) podes ir aumentando el tiempo de exposición hasta 15 minutos.
Precauciones: es importante evitar el contacto con elemento metal (cucharas, envases, recipientes), ya que, este interacciona con los minerales de las arcillas reduciendo su eficacia. No hablar cuando se secan la mascarilla de arcilla, puede generar tensión en las fibras elásticas de la piel.
Retirar con abundante agua, aplicar tu humectante habitual. Luego de vivenciar las mascarillas de arcilla podrás notar los cambios en tu piel, viéndola más luminosa, renovada y nutrida.
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