Equinoccio de otoño: el ritual del equilibrio

Es un ritual muy simple donde solo vas a necesitar dos platos pequeños (si son blancos mucho mejor, pero como siempre digo, son detalles). En uno vas a colocar dos cucharadas soperas de sal y en el otro dos de azúcar.

Sentada y en calma tomá una pizca de sal y ponela en tu boca. Concéntrate solo en su sabor, solo en eso, que toda tu atención esté enfocada en tus sentidos.

A continuación, hacé lo mismo con el azúcar y, mientras sentís el sabor dulce en tu boca, conectate con todo aquello que te hace feliz. Pensá en cuál de todas estas cosas merecen que le dediques más tiempo de tu vida.

 

Después quiero que analices detenidamente qué acciones o cambios en tu rutina deberías poner en acción para conseguir ese equilibrio. No es ni más ni menos que el equilibrio entre lo que debemos hacer y lo que nos gusta hacer. 

A mí siempre me sirve escribir. Si te sirve a vos también, escribí en un papel a mano una lista de esos cambios. Léela en voz alta y quémala, las cenizas que vuelvan a la tierra. Y agradecé tres veces.  

Te deseo que todo el equilibrio y la armonía que necesitas entre a tu vida.