Así impacta un despido laboral en tu salud mental: herramientas para salir adelante
Justificado o injustificado, sorpresivo o no, el despido laboral impacta en nuestra cabeza de muchas maneras. De todas maneras, también abre nuevas posibilidades. Te contamos qué estrategias poner en práctica para salir adelante.
26 de mayo de 2023
¿Cómo impacta un despido en la salud laboral? - Créditos: Getty
A mediados de 2020, con una bebita de 5 meses, con el colegio virtual de otras dos hijas, mi marido trabajando en casa, recibí un mail con invitación por Meet con motivo de una reunión “urgente”. Me acababa de reincorporar a trabajar -de manera virtual- en la agencia con la que tenía un contrato anual firmado.
La que fue mi jefa durante tres años, junto con personal de recursos humanos y el gerente de la agencia, aparecieron en pantalla. En inglés, sin rodeo (como culturalmente se caracteriza un jefe británico), el gerente manifestó: “Se terminó el contrato”. Así, de un minuto para otro, me quedé sin trabajo. Simplemente enmudecí. ¿Dudas?, me preguntaron. Ninguna, dije.
Cerré la notebook. Me senté callada y, mi marido, quien ya “olía” la situación por el contexto mundial tan crítico que estábamos viviendo, vino a prestarme su hombro para llorar. Sentí traición –de aquella jefa con quien creía haber creado un sólido vínculo laboral-, impotencia, desconsuelo y bronca. Toda a la vez.
“La pérdida del trabajo implica una serie de mecanismos adaptativos que tiene que desarrollar una persona porque sufre las consecuencias emocionales y psicológicas y, depende, de si es un despido justo o injusto”, señala Ricardo Corral Médico Psiquiatra, Jefe de Departamento de Docencia & Investigación del Hospital Borda.
Lo cierto es que siempre va a haber dos perspectivas sobre un despido: del empleador y de la persona despedida. ¿Qué pasa por la mente de esta última? Acá profundizamos sobre qué pasa por nuestra mente cuando un suceso así ocurre y cómo sobrellevarlo.
De incertidumbre a reacción
Un despido genera incertidumbre frente al hecho de quedarse sin nada. Sobre todo -explica el experto- "lo que está relacionado con las necesidades básicas que tiene una persona: sostenerse a sí mismo o sostener una familia. Por otro lado, están las reacciones relacionadas con cuestiones emocionales y psicológicas como desvalorización. También entran en juego la mirada de uno mismo de sentirse inseguro y con pérdida de autoestima. Está también la sorpresa, así como la tristeza”.
Para las personas que son más vulnerables se dispara la ansiedad, inquietud y preocupación - propias del fenómeno de la ansiedad-. "Todo esto también lleva adelante una situación de desajustes cotidianos", apunta el médico. Por ejemplo, las preocupaciones llevan a tener alteraciones". Las detallamos:
En el sueño, insomnio y eso genera un círculo vicioso.
Falta de apetito. Hay personas que entran en un cuadro depresivo y ansioso, y se alimentan menos, están con inapetencia.
Otras personas tienden a satisfacerse oralmente, como una gratificación instantánea.
Aumento de la ingesta de alcohol: el consumo de alcohol que está al alcance de la mano. En las personas que tienen ya predisposición, empiezan a tener mayor índice de consumo.
El despido, según la edad
A medida que pasa el tiempo, la edad cronológica le juega en contra a la persona. Por lo tanto, “no es lo mismo una persona despedida a los 20 y pico, que a los 30 y pico, a los 40 y pico o a los 50 y pico. Ahí va a haber una gran diferencia en cuanto a la repercusión. Por supuesto tiene que ver con las características personales, es decir, la edad es un factor que influye en la reacción, pero también las características personales de cada una”.
La clave está en poder reconocernos como personas valiosas, buscar las fortalezas que uno tiene y, si hay cosas que uno reconoce también como debilidades, debemos intentar desarrollar esas esas habilidades y actitudes en la búsqueda de mejorar esos aspectos.
Consejos prácticos y estrategias para sobrellevarlo
Hablar del tema: hablar siempre cuando tenemos una situación de crisis. Es una de las cosas que más nos ayudan o situaciones de lo que llamamos “situaciones accidentales” o “crisis accidentales”. Canalizar toda esa ansiedad, angustia y preocupaciones y ayuda a recibir alguna orientación terapéutica, si fuera necesario.
Evaluar cuáles son tus las fortalezas y habilidades.
Evaluar si la situación del despido tuvo que ver con algún error, con algunas fallas o con alguna situación puntual, y que eso pueda ser recompensado o modificado mediante un entrenamiento, capacitación o algún tipo de mejora en alguna habilidad.
El despido es una oportunidad para el cambio. Muchas veces, necesitamos este cimbronazo para cambiar por algo mejor. A veces, uno no está cómodo, pero está viviendo en una especie de disconfort confortable, pero se mantiene en una rutina de inercia.
Mientras el tiempo pasó -y hoy viéndolo con otra perspectiva- , ese despido en plena ola de Covid fue el portazo que necesitaba recibir. Estaba atravesando un puerperio, vivíamos sobrepasados con el colegio virtual, la angustia de que mi marido –trabajador esencial- se contagiara. Era demasiado para mí.
Luego de eso la vida se fue acomodando y se abrieron nuevas puertas, con más motivación, nuevos proyectos, nuevas herramientas (aproveché e hice dos cursos). Hoy, puedo decir que agradezco ese despido, mi primer despido.
Especialista consultado: Dr. Ricardo Marcelo Corral, Médico Psiquiatra, Jefe de Departamento de Docencia & Investigación del Hospital Borda. IG @dr.ricardo.corral
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